¿Acaso el nombramiento de un cómico e hijo de cómico millonario por el poder es un sospechoso giro populista y clientelista y dado que se le han puesto mil millones de pesos para que regale en “ayudas sociales” con miras al proyecto reeleccionista?

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Las más increíbles sospechas se han despertado desde que el presidente Luis Abinader y en todo su ejercicio de derecho de administración constitucional, designara a un muchacho sin experiencia alguna de Estado y solo como de aparente militante político electoralista de ocasión, en el riesgoso papel de ser cabeza de un organismo facilitador de ayudas sociales de todo tipo y que en momentos que se está en un año pre electoral, ha hecho saltar las alarmas, de si acaso Abinader, va de ahora en adelante a la desesperada queriendo avivar su reelección constitucional.

Y esta presunción, que se fundamenta en un evidente giro clientelista muy difícil de ignorar, parecería que marca la pauta de como es que serán de ahora en adelante los últimos 15 meses de la actual gestión gubernativa, tan preñada de interrogantes y situaciones controversiales desde el aprovechamiento del poder por las huestes del partido oficial y el que como se conoce, no se anda en prejuicios a la hora de entender que al poder se llega para hacer “zafra” con los recursos públicos.

Todavía más, también ayer, medio país quedó con la boca abierta al anunciarse que el vuelo presidencial a Argentina debió de retornar debido a unos aparentes fallos eléctricos  y tanto, que a los 15 minutos del vuelo, el aparato debió de retornar al aeropuerto militar de donde saliera y el presidente salir de inmediato en helicóptero hacia otro aeropuerto en Punta Cana (cerca de 200 kilómetros de distancia hacia el este) para abordar un vuelo comercial que le llevara directamente a Ezeiza el aeropuerto internacional de la capital de Argentina y de donde salió cinco horas después.

La pregunta es una ¿cuánta gente creyó realmente en el desperfecto eléctrico ó cuantos no supusieron que se trató de un giro propagandístico de impacto para despertar “el espíritu de alarma cristiano” por tal tipo de hecho súbito y con fines netamente electoralistas?

Esta situación ha sido tan atípica, que seguro de que si se hace una encuesta, no menos del 40 por ciento de los encuestados le negaría credibilidad al “accidente” y lo que obliga a tocar un punto que hasta ahora no se ha discutido públicamente: Qué Abinader miente y que no es creíble en muchos de sus actos.

Desde luego, tampoco es que por lo ocurrido y tanto por el nombramiento mencionado como con lo del vuelo interrumpido, se le restaría calidad de autoridad pública primera al presidente de la República, pero para algunos, es evidente, que si se conoce que Abinader se muestra en muchos aspectos con una corte de favoritos a los que complace en todo, mientras a ciudadanos de clase media conocidos por él, todo cuanto les dice se queda en promesas y peor, generándose una especie de “circulo seguidor de facilidades” para determinados traficantes de influencias, quienes rápido, se apresuran a aprovechar determinados intereses sanos de vocación humanitaria por parte del gobernante.

Es decir, cuando a un presidente y desde lo interior de su gobierno, se asume que mucho de lo que pudiera prometer no se cumple y porque determinado grupo cercano de traficantes de influencia quisiera aprovechar el deseo del primer mandatario y para su lucro propio, que entonces los interrogantes más diversos empiecen a presentarse en el animo de aquellos que conocen de la interioridad y de ahí a desatarse una especie de tormenta política a mediano plazo, seguro que habría un paso y mucho más, cuando se sabe cuán agiles son quienes tienen que ver con la emisora oficial de índole privada que como una zeta se mueven por doquier.

Así las cosas, si las pretensiones reeleccionistas han quedado en manos desviadas y por eso del reciente nombramiento público, de una persona, que como ciudadano puede que tenga la legalidad y legitimidad para la designación, pero que descalificado en extremo por su evidente muestra de ausencia, experiencia y destreza de administración para el manejo de bienes públicos, se entiende que el cargo constituye un riesgo en sus manos, por lo que muchos muestren sus reparos  e inclusive, se nieguen a otorgarle el beneficio de la duda.

Pues ese nombramiento con presupuesto entre 500 y mil millones de pesos “para gastos sociales” en tiempo preelectoral, sin duda que es una grave sospecha de que el camino de la reelección constitucional ha tomado un giro populista francamente traumático y de cuidado.

Por supuesto, Abinader seguro que se molestará por la crítica y el cierto animo popular de desagrado por el susodicho nombramiento, pero con todo y ser Jefe de Estado y de Gobierno, él no se encuentra en capacidad para callar a los críticos y mucho menos, cuando en este país, aquellos tiempos en que los perros se amarraban con longanizas han quedado en el pasado lejano.

Así mismo, él tiene que entender, que, de seguir con su propuesta reeleccionista con el camino que se muestra, tal vez como ningún otro presidente, podría ser analizado a profundidad y mucho más, cuando se conoce que los legisladores “levanta la mano” del PRM, nunca le cuestionarían sobre este particular y es, que, en el fondo, el avispero desatado tiene que ver con transparencia, una que parecería que el gobernante parecería que había olvidado.

Con todo y hasta ahora, una gran mayoría nacional cree en el buen trabajo y buenas acciones de Abinader, en el notorio empuje que le da al país buscando su rehabilitación económica, en lo gratificante de sus políticas de rostro humano y sobre todo, en la credibilidad que el mandatario despierta y al entendérsele un joven presidente para estos tiempos, pero precisamente porque tantos creen en él, es cuando más debe de actuar con mucha limpieza de conducta y honestidad a toda prueba y sin la posibilidad alguna de que se le pudiera medir con el mismo nivel de corrupción de sus antecesores en el cargo y todavía  vivos.

De ahí que preguntemos: ¿Acaso el nombramiento de un cómico e hijo de cómico millonario por el poder es un sospechoso giro populista y clientelista y dado que se le han puesto mil millones de pesos para que regale en “ayudas sociales” con miras al proyecto reeleccionista? Con Dios. (DAG)