Cada persona, medio o periodista y al ejercer su libre albedrío, tiene absoluto derecho de cómo comportarse y ser lo suficientemente respetuoso o abusador respecto a lo que la atrapada opinión pública opine sobre su comportamiento como agente periodístico de información o desinformación de acuerdo con cada caso.
En este sentido, el periodismo dominicano y desde el 2004 hasta ahora y en sentido general, no ha sido precisamente un dechado de virtudes y si el nicho más escandaloso de prensa convertida en propagandística y tanto de gobierno como de empresarios.
La situación es tal, que los principales medios de comunicación y de información de masas escritos, los llamados periódicos, solo responden a los intereses económicos y financieros y no solo porque sus dueños son las principales fortunas del país, sino porque los agentes periodísticos, es decir, periodistas, reporteros , productores de radio o televisión, comentaristas y todos con la etiqueta de supuestamente independientes, han sabido convertirse en vendedores de mentiras o noticias manipuladas de a tanto por palabra.
Por ese comportamiento, en el territorio nacional, periodistas auténticamente periodistas y en ejercicio, de unos cinco mil, no llegan a cien y en toda la geografía nacional y a los que pudiera entendérseles creíbles.
Para más señas, véase el ejemplo de ayer con la vergonzosa actitud y comportamiento de la mayoría de quienes se presentaron a hacerle coro al gobierno en la “rueda de prensa” que cada lunes el presidente de la República pretende efectuar y en lo que, en principio, creemos que lo hace imbuido de la mejor buena fe del mundo.
Sin embargo en el sistema político presidencialista criollo, donde ser presidente de la República en un sistema seudo democrático de raíz totalitaria, es haberse convertido en algo así como si fuera señor de horca u cuchillo de todo y de todos y quienes se identifican como miembros de la clase periodística, se convierten en unos lambiscones, o sea, aprendices de saber adular y ser serviles y a un grado extremo y con tal conseguir un favor personal, en este caso, del presidente Abinader, que da vergüenza lo que se presenta.
Consecuentemente, la corrupción es tal, que la mayoría de quienes solicitan la palabra para intervenir “objetivamente” y aparte de que deben responder a los intereses de quienes les emplean o pagan, a su vez tienen montado un singular negocio de tráfico de influencias al mejor postor y por medio de formular preguntas que solo le interesan a determinados empresarios, banqueros o grupos económicos y financieros.
Naturalmente, con semejante actitud y de cara al gran público la desinformación cunde y todo ese grupete prostituido de “informadores” son cómplices entre sí de la bochornosa escenografía tan impúdica que realizan y de la que el mismo Abinader no está ajeno y que es la razón fundamental para que se sienta cómodo ofreciendo las respuestas que crea conveniente a los intereses de sus inquisidores mediáticos o se ajuste a lo que a estos quieran escuchar.
En la tarde ayer y por expectativas creadas dado que el festivo navideño y los cañonazos de papeletas, como de regalos desde el gobierno y el empresariado, adormecieron las voluntades ya no tan intrépidas de los periodistas y comunicadores que asisten a la cita presidencial de cada lunes y sobre todo, porque los allí congregados conocen perfectamente, que Abinader es el dueño de la llave que tira 11 mil millones de pesos por año (US$179.3) solo en materia de publicidad presidencial o de que si se amoldan a lo que el empresariado quiere y en eso de siempre arrebatarle poder al gobierno de turno, tendrían garantizadas sus carreras y desempeños y siempre y cuando hagan el rejuego correspondiente.
De esta manera, poco a poco la corrupta clase gobernante de este país y ahogándose en sus propias mentiras, no cae en cuenta, de que, al tener bocinas amplificadoras de sus manipulaciones en los medios, pierde contacto real con el país de clase media y ciudadanos de a pie, que cada día lucha con arrojo y denuedo para ver cómo llega a fin de mes.
Solo hay que ver el comportamiento entre arrogante y de perdonavidas de los dueños del dinero, empresas, fabricas, bancos, etc., quienes dueños a su vez de la maquinaria institucional de suplantación del poder político orgánico desde el Consejo Nacional de Competitividad y este, apoyado por los barones mediáticos dueños del 90.5 % de los medios de comunicación y de información de masas de este país, realmente mantienen bajo secuestro al país, al gobierno y también a su presidente.
Es por eso, que a la fecha no exista institución oficial o privada alguna que se le pueda entender sana y sí corrupta y que es la razón de que la inversión de valores morales que se ha provocado y de parte del burócrata bandido de escritorio, el pervertido amoral, el desordenado sexual, el narcotraficante o drogadicto, el pandillero o el sicario, valen más que las personas decentes, educadas y de principios morales, mientras para hundir más a la nación en la miseria amoral en la que muchos viven, la clase gobernante impone el nacimiento de unas redes sociales de pura corrupción y pornografía, en donde influenciadores y sin moral alguna, efectúan el trabajo necesario para domesticar a la población dentro del ámbito de concupiscencia y amoralidad, que sí quieren los ricos de este país, sus políticos y su gobierno plutocrático y a modo para que la mayoría nacional del ciudadanos se mantenga anestesiada.
Suerte que no todos los dominicanos se han dejado corromper y mucho menos, cuando un 10 por ciento del periodismo se mantiene a favor de la decencia, la honradez, la práctica de buena conducta y con un valor personal a prueba de toda suerte de infundios, mentiras, insultos e inmoralidades. Pero lamentablemente esto no basta y por ello la lucha moral que se libra es dura y sin descanso.
Así tenemos y para resumir, que ayer hubo una nueva versión de la rueda de prensa presidencial LA Semanal y la que ya es una radiografía de la situación social y mediática particular y de un gobierno que gusta del maquillaje reporteril y gracias a una prensa prostituida y complaciente y toda una clase económica abusivamente delincuencial. Con Dios. (DAG) 14.01.2025
