Bolivia es un país sudamericano que siempre se ha caracterizado por ser lo más parecido a un país-problema y en el que el indigenismo tiene la última palabra en su lucha porfiada contra la burguesía y los clanes políticos de La Paz, en tanto desde la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, el corazón de su economía, parecería que se tiene un criterio de política de apertura menos primitivo.
Sin embargo, ambos problemas estructurales de una visión de país menos cónsona con su realidad, se tiene en ese lastre pernicioso y nada constitucional de un militarismo que siempre se encuentra con las botas puestas, tanto para dar un golpe de Estado, así como aparentarlo.
Pero ahora ha ocurrido una variable pintoresca de un movimiento desestabilizador de momento y si se nos permite el criterio y por parte de un presidente, Luis Arce, quien, por sus bajos niveles de popularidad, pero de atrevido, pretendiendo que el ejército le saque del problema, se permitió tener las agallas y para dar un paso extremadamente grotesco e impensable.
El primer mandatario tuvo la ocurrencia de invitar al jefe del Ejército, José Zuñiga, a que sacando los blindados a las calles y rodeando la Casa Presidencial, se diera la impresión de un presunto golpe militar en gestación.
Para el general de referencia, si bien el pedido le pareció extraño, tampoco fue que no entendiera que pudiera tener la oportunidad de subir más en su ambición personal y al hacerse simpático con el gobernante, ver de que manera podría sacar beneficio, de jugada, sin duda arriesgada.
Del lado del político, la iniciativa tenía una sola intención, presentarse como una victima de un general ambicioso y que las circunstancias obraran a su favor y con miras de que el pueblo se tirara a las calles y saliera en su auxilio.
Tarde se dio cuenta el ahora general “golpista”, que el político fue más sabichoso y maléfico y por lo que en menos de un abrir y cerrar de ojos, el país le vería como agresor a su institucionalidad, mientras a lo lejos, el controversial expresidente indígena y líder de los sembradores de coca, Evo Morales, alardeaba histérico, que en su país se estaba gestando un golpe de Estado y lo que hacía, porque el presidente Arce y cerrado el círculo de su jugada arriesgada, entendía que si al expresidente lo metía en su ajedrez y con la promesa de no impedirle repostularse y aun cuando la Carta Magna se lo prohibía, este haría cualquier cosa con tal de salir beneficiado.
Y en efecto, de inmediato la izquierda política y mediática europea dio el grito de alerta y como por arte de magia gobiernos y cancillerías, batieron palmas para impedir lo que parecía el nuevo “ultraje contra la democracia”, en tanto y de tontos útiles, gobiernos caribeños y al frente el dominicano, “protestaban” contra lo que supuestamente se pretendía.
De esta manera todos estos políticos y de todas las ideologías y tendencias, países y sistemas, se lanzaban a pescar en río revuelto y con el propósito definido de aprovechar el efecto del “movimiento golpista”, para a su vez apuntalarse en el poder y de paso, darles un pellizco a sus propios militares, advirtiendo sibilinamente, “que el mundo no estaría de acuerdo con ese retroceso constitucional”.
Hasta ahora, al “amenazado” presidente boliviano y salvo la destrucción de la puerta principal de la Casa de Gobierno, su jugada le salió más que bien, todos los factores nacionales e internacionales respondieron a la supuesta “amenaza” y el se mantiene en el poder, al menos por ahora.
Sin embargo, lo que este presidente no calculó y menos recordó, fue aquel mensaje críptico que la comandante en jefe del Comando Sur estadounidense hiciera en días atrás, en cuanto a que Washington no permitiría ningún tipo de enajenación de minerales o tierras raras en provecho de naciones y economías extracontinentales y por lo que ahora, ante la ocurrencia “fracasada”, el gobierno de Biden se encuentra más que alerta y muy al estilo estadounidense, seguro que preparando una medida alternativa para un cambio de gobierno boliviano a su favor, puesto que con el amaraco hecho, totalmente, el presidente boliviano hizo ver y a razonamiento a contrario, que el malestar interno dentro de su gobierno y su país, brindaba una ocasión propicia para que a EEUU nada se le pudiera ir de las manos.
Mientras tanto y en lo que la escenografía se coloca en su punto más alto, el país político y mediático boliviano se encuentra ojo avizor y de paso, todos los políticos y sus partidos reagrupándose y cada uno calculando cual deberá de ser el próximo paso que dar y en lo que, y en apariencias cae en desgracia el aparente “general golpista”, mientras todos sus subalternos oficiales generales y superiores, empiezan a cerrar filas ante el nuevo jefe militar, José Wilson Sánchez, que ha salido -hasta ahora. Ganancioso de la escaramuza presidencial ya perpetrada
En este punto, debe recordarse, que, en el Continente de habla española, sus fuerzas militares y principalmente en los países sudamericanos, se manejan como castas familiares de poder económico y de decisiva influencia política, económica y social y al grado, de que solo se llega a general si se pasó y graduó en una academia y se es parte de la alta burguesía, mientras los grados en el ejército regular, de cabo a sargento mayor o sus iguales en cada país, corresponden a la población y mucho más indígena y sin pasar nunca a la oficialidad.
Para el caso boliviano, el ingrediente cultivador de coca, da a su vida pública una característica peculiar y que en paralelo a la “clase gobernante” y esto originado en el expresidente cocalero, Morales, ofrece una visión hasta maniquea de que la parte de pueblo del ejército, juega y desafía casi en paralelo a su clase gobernante.
De esta manera se tiene, que el teatro de tragedia cómica que se ha dado, lo único que ha hecho es avivar las mentes calenturientas de ciertos espíritus y casi al unísono, casi todos los bolivianos han empezado a pensar, que en definitiva y cualquier día de estos, un golpe de estado “de a verdad”, pudiera estar a la vuelta de la esquina.
Y lo que nos hace decir, que lo ocurrido en Bolivia, no ha sido más que un seudo golpe de Estado imaginativo y a la desesperada. Ya se verá. (DAG) 28.06.2024
