China y EE UU alcanzan por sorpresa un acuerdo para reducir emisiones en esta década

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En una sorpresiva declaración conjunta, Estados Unidos y China han anunciado su compromiso para «reforzar las acciones climáticas» en la presente década con el objetivo de lograr los objetivos marcados en el Acuerdo de París. «Nos comprometemos a reforzar la acción climática en la década de 2020 (…) para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París», ha anunciado en rueda de prensa el negociador chino, Xie Zhenhua.

La declaración de ambas potencias reconoce que hay una «brecha entre los esfuerzos actuales y los objetivos» del Acuerdo de París de evitar que las temperaturas a final de siglo suban más de 2ºC e intentar limitar el alza a 1,5ºC, agrega.

El anuncio se produce a dos días de que el viernes terminen las negociaciones de la cumbre del clima en Glasgow. En el texto de la declaración reconocen «la urgencia y gravedad de la crisis climática» y se comprometen «de manera individual, conjunta y con otros países durante esta década decisiva, de acuerdo con las diferentes circunstancias nacionales», a trabajar para evitar los «efectos catastróficos» de la crisis.

En la jornada de hoy la presidencia británica de la COP26 ha difundido un borrador, un documento de trabajo sobre el que las partes irán negociando para intentar llegar a un acuerdo, que insta a los países a presentar en 2022 compromisos renovados para 2030 que eviten que las temperaturas avancen más de 1,5ºC a final de siglo respecto a los niveles preindustriales.

En la actualidad, la suma de contribuciones nacionales de reducción de emisiones situaría este incremento global de temperatura a lo largo del siglo en 2,7ºC, por lo que la ONU reclama a los países que aumenten su esfuerzo.

La presidencia reconoce, además, que alcanzar ese objetivo «requiere reducciones rápidas, profundas y sostenidas de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, incluyendo la reducción de las emisiones globales de dióxido de carbono en un 45% para 2030 en relación con el nivel de 2010 y a cero neto alrededor de mediados de siglo».

Se urge también por primera vez a los países a acelerar la eliminación de las subvenciones al carbón y a los combustibles fósiles. Sin embargo, el texto no incluye una fecha concreta para aumentar la financiación de la adaptación. En 2009 se alcanzó un compromiso para recaudar 100.000 millones de dólares para ayudar a los países en desarrollo de cara a 2020. Pero aún no se ha alcanzado este objetivo.

En su papel de anfitrión de la COP26, Johnson ha alertado de que las negociaciones se están «volviendo difíciles», y ha pedido mayor ambición a los países reunidos en la cumbre que concluye, en teoría, este viernes en Glasgow. El primer ministro británico recalca que tras «una serie de anuncios realmente positivos, con un impacto real» en los primeros días, las negociaciones en la recta final sobre compromisos concretos para cumplir con los objetivos del histórico Acuerdo de París a fin de mantener el calentamiento global por debajo de los 1,5 C «han experimentado cierto estancamiento».

«Debemos ser más ambiciosos y necesitamos más planes creíbles para la implementación del pacto de 2015. Debemos superar la brecha entre el lugar donde estamos ahora y el lugar donde necesitamos estar si queremos recortar las emisiones a la mitad de aquí a 2030», afirma.

Los activistas tampoco están satisfechos. Denuncian que el «principal» problema de la debilidad del borrador es que se basa en la «buena voluntad» y se olvida de la justicia climática.

El texto debe ser aprobado ahora por los casi 200 países que forman parte de esta cumbre climática. Pero no va a resultar nada fácil. La ausencia de los mandatarios de China (el país más contaminante) y Rusia complica todavía más las cosas y, por su parte, Arabia Saudí no quiere un proceso de descarbonización tan rápido.

«Es muy frustrante ver cómo hay países que llevan seis años dándose palmadas en la espalda por haber firmado en París aquel pagaré, mientras en silencio se dirigen hacia el impago, ahora que las naciones vulnerables y las futuras generaciones están demandando el pago», sostiene Johnson. [La Razón]