Cómo en toda República Dominicana hay un fuerte segmento poblacional de analfabetos funcionales y de racistas fundamentalmente, más un amplio grupo de medios de comunicación, periodistas, comunicadores e influenciadores que quieren imponer una agresiva agenda anti haitiana anti derechos humanos que abarque a los dominicanos de origen haitiano a los que quieren desterrar, en una mayoría social, entendemos, que es hora de parar en seco tanta irracionalidad y al abogar por una nueva ley de amnistía migratoria que abarque a los 200 mil hijos de inmigrantes irregulares, cuyos voceros advierten que son dominicanos de pleno derecho.
Pero primero un poco de historia viva y testimonial y que nos la ofrece el primer censo nacional de población y familia del 1920, por el que este registró 30 mil ciudadanos haitianos con residencia legal, es decir, cuyos descendientes que conforman ya no menos de dos generaciones de dominicanos de nacimiento y origen y quienes a lo largo de estos 104 años nunca han sido rechazados por el resto de la población dominicana, que a ese año era de menos de un millón de habitantes.
La diferencia entre aquellos y los dominicanos de origen haitiano de la actualidad, radica, en cuanto a que la mayoría nació a partir del primer grupo de mano de obra haitiana hija de un acuerdo binacional entre los gobiernos de Duvalier padre y Joaquín Balaguer del año1967 y que fueron traídos para trabajar en la industria azucarera y al final de sus contratos, eran retornados a su país, del que la mayoría volvió e ilegalmente y creando familias con mujeres (vientres como se dice ahora tan inapropiadamente) dominicanas en gran mayoría o haitianas con parejas de dominicanos.
Durante todo un lapso de más de 30 años y llegando al 1997, los dominicanos entendíamos que esos inmigrantes forzados y al crear familias binacionales, se nutrían de las costumbres, cultura e idiosincrasia dominicanas y convirtiéndose sus hijos en lo que son hoy, parte de nuestra nacionalidad y de nuestra cultura
Y si esto es así, ¿por qué entonces estigmatizar y para poner un caso, a los 200 mil dominicanos de origen haitiano de los que se habló en un acto público el lunes 23 frente al Palacio Nacional y por parte de padres y emigrantes haitianos, reclamando la nacionalidad dominicana para todos ellos?
Entonces si trazamos esta perspectiva de años y vemos que un censo nacional les dio legitimidad y legalidad a aquellos 30 mil inmigrantes haitianos registrados como residentes legales y cuyos descendientes son dominicanos, ¿por qué no resolver la situación de nacionalidad de estos 200 mil de ahora y quienes nunca han salido de nuestra nación y son y se comportan como dominicanos y al igual que quienes hemos nacido, criado y desenvuelto en nuestra nación y con ancestros de otras nacionalidades?
Para nosotros pues, la situación está más que clara. Hay que retomar al programa de regularización de los haitianos indocumentados y agregando el otro de los hijos de haitianos nacidos en nuestro país y a los que los extremistas ultranacionalistas del patio quisieran estigmatizarles como apátridas e independientemente a lo que los políticos de ambos lados de la isla quieran o promuevan sobre este particular.
Igualmente, es de criticar el tremendo nivel propagandístico del discurso de odio anti haitiano que analfabetos funcionales de mentalidad irracional viven emitiendo desde los medios de comunicación de los dos países, así como en los lupanares mediáticos en las redes sociales y en lo que el odio más absurdo se propaga y con miras de destruir o lacerar la sana convivencia entre las dos naciones y sus pueblos.
Además, ¿cómo puede hablarse de que quienes expusieron sus opiniones en el mitin del pasado lunes, sean personas que quieren a la mala que se les conceda la nacionalidad dominicana, cuando la mayoría de ellos califican y por sus nacimientos y registros de vidas en nuestro país como tales y al mismo tiempo que quienes no califiquen, sí que se les otorgue el derecho a ser registrados como residentes legales y para que cinco años después, los que quieran, puedan optar por la nacionalidad dominicana?
No conocemos ningún caso de un ciudadano haitiano que no quiera ser haitiano. Al contrario, son personas orgullosas de su nacionalidad y país, estirpe y familias. Quienes no quieren serlo, son precisamente los hijos de haitianos nacidos aquí y quienes con todo su derecho reclaman su nacionalidad dominicana y lo que solo por humanidad no puede negárseles y menos, cuando República Dominicana es en esencia una nación de acogida desde el año de su independencia en el 1821 y reafirmado en el 1944 con la entrada de más de cinco mil judíos perseguidos por el nazismo y cuyos hijos y en mayoría, son dominicanos y asentados en Sosúa o los otros siguientes del 1954, con las familias japonesas que inmigraron a nuestro país y se radicaron entre Jarabacoa y Constanza y coronando en el mismo 1955 con tres mil españoles que inmigraron a nuestro país y quienes ahora, 70 años después, sus descendientes son dominicanos y otros tantos de origen italiano y todos, formando familias de respeto y valer.
Otro dato importante que debe ser tenido en cuenta a quienes difunden el odio anti haitiano, es que en estos tiempos de globalización de fronteras y nacionalidades, lo normal es, que las personas tengan dos nacionalidades y ahí tenemos a los descendientes de inmigrantes dominicanos en EEUU desde el año 1961 y quienes ahora y no obstante ser estadounidenses de nacimiento, viven la cultura e idiosincrasia dominicana, ¿sería correcto que en EEUU se plantee una campaña exactamente igual que la de aquí contra el dominicano de origen haitiano y en este caso, para los estadounidenses de origen dominicano? Desde luego que no. Entonces a serenarnos todos y a proceder con sentido común, racionalidad y serenidad.
De ahí que preguntemos: ¿Diálogo de sordos o deseo de fastidiar la pita? Se impone una amnistía migratoria para 200 mil dominicanos de origen haitiano. Con Dios. (DAG) 26.09.2024