El Edificio

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La experiencia debió ser aterradora. En medio de las horas de trabajo, un rugido violento se apodera del ambiente y lo próximo que se experimenta es polvo, oscuridad, claustrofobia y mucho terror.

Lo que experimentaron esos empleados de la mueblería derrumbada en La Vega no hay forma de explicarlo en palabras, pues es de esos momentos que es imposible explicarlos sin haberlos vivido.

El destino procuró ser lo menos severo posible, aunque decidió cobrarle la vida a una joven madre, por aquello de saciar sus perversidades.

Los otros empleados que estaban allí a la hora de la fatalidad la libraron, aunque otra mujer anda en plena batalla por su vida.

Tras varios días de la tragedia las preguntas sin respuesta son: ¿Qué pasó? ¿Cómo pasó? ¿Quién es el responsable?

Que un edificio entero se caiga sobre la cabeza de los empleados no es algo que pase a diario y sus causas están basadas en un concepto muy concreto, la negligencia.

Ahí alguien fue muy negligente, sea quien construyó el edificio, quien lo remodeló, quien no lo inspeccionó o todas las anteriores.

El problema es que estoy seguro de que las respuestas a todas las dudas vendrán sazonadas de rutas de escape a los verdaderos responsables, porque por desgracia ese es el sistema en el cual vivimos.

Me encantaría estar equivocado y poder creer que se hará una investigación íntegra, pero me cuesta apostar por ello.

Solo espero que esa muchacha tenga justicia y que su hija reciba, aunque sea en dinero y bienes, una reparación de los daños que nunca podrán ser salvados por la negligencia de quienes debieron darle un techo seguro al lugar de trabajo de su madre, algo que esos negligentes no hicieron. Por: Benjamín Morales Meléndez [Diario Libre]