El Gobierno Corporativo Clandestino (GCC) y su peor pesadilla: Que la juventud y los jóvenes maduros, quieran ser actores de un país mejor y suyo y sin deudas o compromisos con el pasado y cada uno ejerciendo su libre albedrío

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Siendo presidente de la República Leonel Fernández a partir del año 2004, la clase gobernante criolla dio el paso de la creación de un sistema de gobierno corporativo disfrazado de “democracia representativa” y con la careta de cúpula empresarial y el que, cuando en el 1996 el mismo presidente había iniciado su primer mandato, en aquella ocasión no pudo o no quiso o tuvo temor de que la corriente nacionalista y tímidamente anti estadounidense que había impuesto el presidente Joaquín Balaguer, no le daba a Fernández posibilidad alguna de realizar semejante cambio estructural.

Pero en el 2004 y arropado por una mayoría nacional que lucía entregada y acicateado por los grupos económicos y financieros de la oligarquía como de la alta burguesía, quienes habían decidido apostar fuerte y por el mandato de un pequeño burgués desesperado por escalar social y económicamente, la principal familia de ese sector tradicional económico y financiero, los Vicini, prácticamente fue parte de aquel gobierno y siempre como asesora principal de aquel jefe de Estado y de Gobierno, novato en el quehacer de la administración del Estado.

Fue de este modo, que la economía semi rural y semi industrializada, pero de proyección emergente que dejó Balaguer y debido a la entrega desarrollista plena de Fernández, dio un salto hacia el futuro, que años luego, el mismo expresidente Balaguer entendió que había sido acertado.

Por la implicación directa del Poder Ejecutivo en los negocios ya públicos del sector privado y teniéndose el patrocinio abierto del mismo Estado, fue notorio como entre los años 2004 al 2008, la economía dominicana dio un salto apreciable de crecimiento económico realmente orgánico y que unido a la fragilidad moral del gobernante y sus principales ministros, paralelamente se le abrieron las puertas a la corrupción a gran escala desde el Estado y como se vería en el tercer periodo gubernativo de Fernández hasta el 2012.

De la mano del presidente Fernández, la antorcha de la inescrupulosidad desde el poder, pasó a las del nuevo presidente Danilo Medina, quién en cierto modo. Al mismo tiempo que elevaba a más el crecimiento económico y dinamizaba la economía a una decididamente emergente, no solo que ayudó a consolidar la riqueza de los grupos económicos y financieros. Sino que ciertamente, abrió las puertas para un  nuevo tipo de clase media originado en tiempos de Fernández, en los nuevos ricos provenientes de la politiquería, el lavado de activos, la droga y el comercio de contrabando originado en EEUU y con base en Nueva York y de inmigrantes criollos que paralelamente se hicieron estadounidenses de origen dominicano y quienes lograron, también con Fernández, la nueva ley de doble nacionalidad y a la que Medina Sánchez le diera calor y que les facilitó las cosas para convertirse en una agresiva burguesía de origen extranjero que sin moral alguna le presentó cara y desafíos a la clase gobernante criolla.

En este punto, hay que recordar, que fue mucho antes en los gobiernos del PRD de los años 1978 al 1986 y luego en el periodo 2000-2004 también del PRD, que la economía subterránea de los llamados dominicanyorks, echó raíces, primero en la banca informal y luego como parte de la establecida y presentándose las primeras facetas del lavado de activos originada en fortunas del narcotráfico.

De esta manera la lucha dura entre fuerzas sociales semi capitalistas, generó en el ánimo dominicano, esa tendencia amoral, a entender, que, si se tenía dinero y sin importar como, perfectamente que se podía considerar la política como sinónimo de corrupción desde el poder y por vía de consecuencia y en la propia voz del expresidente Fernández, era la que había generado “cerca de cien mil millones de pesos” en materia de corrupción, pero dentro del grave parámetro de evasión fiscal.

Con las dos presidencias de Medina Sánchez (2012-2016-2020) la inmoralidad desde el poder cobró características de patente de corso y ahora con la notoria variable, de que el capital tradicional, viendo que los nuevos ricos eran capaces y mucho más que los miembros de la oligarquía y la alta burguesía, de arrebatarles el control de la República, empezaron a dar los pasos tácticos que les alejaran y ante los ojos de la población, de estar muy cercanos o cómplices con el poder, pero si parapetados en sus organismos empresariales.

A ese momento, el capitalismo criollo había generado y con los apoyos de esos dos presidentes, la estructura de todo un gobierno corporativo clandestino y solo de empresarios, altos comerciantes y sector financiero, por el que los ciudadanos pasaban a ser simples sirvientes o esclavos del poder y sin derecho a nada y quienes desertando de sus responsabilidades políticas y cívicas, consintieron en perder su libre albedrío y ser individuos entregados de pleno al poder del dinero y peor, consintiendo en perder todos sus atributos como ciudadanos de un país libre, al tiempo que el sector mediático propiedad del gobierno clandestino corporativo (GCC) les robaba la voluntad y mediante las redes sociales, se les prostituía en pensamiento, costumbre y acción.

El resultado, no solo que ha sido una de inversión de valores morales que no tiene límite, sino que la vida nacional ha sido prostituida y abarcando la funcionabilidad falsa de las religiones y sus dogmas, quienes fueron las primeras en pervertirse.

Como producto directo de semejante situación, para la campaña electoral del 2020, el gobierno corporativo clandestino (GCC) adquirió su mayor fase de adultez, cuando en agosto de ese año se instaló un  nuevo presidente y con él, el primer gobierno plutocrático de origen otomano y con raíces en la oligarquía haitiana y que proyectándose hacia un segundo periodo, le ha dado fortaleza y empuje al gobierno corporativo clandestino que ahora y paralelamente se tiene y cuya mayor pesadilla la creemos ver, en el crecimiento y desarrollo de dos generaciones de jóvenes de criterio critico propio y quienes si los que mandan no les dan garantías de futuro, muchos verán, como ese segmento poblacional y compuesto de todos los estratos sociales y de la pequeña burguesía básicamente, aunque con bolsones de clase media, será el origen de la mayor aventura contestataria que contra el estado corporativo, tarde o temprano estremecerá la conciencia nacional.

Sin embargo, también hay que hacer notar, que al ser el presidente de la República, Luis Abinader, un ciudadano de 56 años y dominicano de origen árabe y con una inclinación manifiesta hacia quienes sean de su edad o menores que él, podría darse el arrebato, de que en algún momento este presidente visualice su futuro y el de la República y desde luego, si las lisonjas y las genuflexiones no le hacen perder la perspectiva de la realidad que vive o que las circunstancias le hacen vivir y entienda, que por su juventud y experiencia de Estado debe buscar una variable política institucional que motorice una nueva etapa institucional y sin ser dependiente directa de quienes como poderes fácticos, no aceptan que la gente piense por sí misma y menos que tengan conciencia crítica.

De ahí que alertemos, sobre el Gobierno Corporativo Clandestino (GCC) y su peor pesadilla: Que la juventud y los jóvenes maduros, quieran ser actores de un país mejor y sin deudas o compromisos con el pasado y cada uno ejerciendo su libre albedrío. Con Dios. 14.05.2023