Qué una persona sea gay o lesbiana y mientras su inclinación sexual sea un asunto privado que no afecte a nadie, ciertamente que es un asunto privado que como tal debe respetarse, pero que un alto cargo gubernamental le haya dado por designar con un salario de 20 mil dólares cada mes, a un gay que se desenvuelve en el Congreso estadounidense como traficante de influencias (lobista) a favor del gobierno, son ya palabras mayores y que obligan, a que en el gobierno den las explicaciones de lugar y mucho más, cuando el sujeto es protagonista de un grave escándalo sexual en el Poder Legislativo federal y después que trascendió la orgía que junto a otros pájaros, el individuo protagonizó en uno de los salones del congreso estadounidense.
Desconocemos porqué en el Palacio Nacional y menos en la Cancillería se han ofrecido las explicaciones de lugar y si por el ultraje cometido, al individuo le fue cancelado el contrato que le amparaba. A ver si los que se dicen serios desde el poder, dan la cara y muestran el coraje necesario dar las explicaciones de lugar y excusarse ante nuestra nación. (DAG-OJO)





