No hay día que las páginas rojas de los periódicos escritos no reseñen uno que otro posible delincuente asesinado por efectivos de la Policía Nacional o entre delincuentes y todos, en un festival de ejecuciones extrajudiciales a gran escala, al mismo tiempo, los ciudadanos critican duramente la violencia y brutalidad policiales que los patrulleros efectúan y por supuesto la uniformada guarda silencio cómplice sobre este particular.
Pasó una semana del asesinato de tres militares a los que agentes del Dicrim encontraron supuestamente cometiendo hechos delictivos, los apresaron y al rato los mataron y todavía la dirección policial no se ha permitido ofrecer una explicación racional de lo sucedido.
Al contrario, parece que, desde el Ministerio de Interior, lo que se ha ordenado, es “silencio, continuar con su trabajo y recordar que la noticia de mañana borra la de hoy”.
¿Resultado? La gente decente teme por sus vidas al desplazarse por las calles de las ciudades y caminos vecinales y carreteras y nadie confía en la uniformada. Desde el gobierno y hasta ahora, se guarda silencio y los mass media no se atreven a preguntarle al presidente Abinader en su rueda de prensa semanal “sobre el estado de la Nación”. (DAG-OJO)
