Esa venenosa nostalgia de los que han perdido siempre y no se resignan a aceptarse así mismos y conociendo que por sus errores fueron derrotados…..

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De buenas a primeras, un grupo de tránsfugas del espíritu e identificados como supuestos comunistas, guerrilleros o izquierdistas de cuando la Guerra Fría, han iniciado su performance mortuorio, a propósito de un año más del recuerdo en el que un grupo de fracasados políticos e ideológicos encabezaron en febrero de 1973 una aventura guerrillera y contra un gobierno tan constitucional como el actual y con la pretensión suicida de querer derrocar y asesinar al presidente de la República de aquel entonces.

Por ese sentimiento foquista y seudo revolucionario, aquellos equivocados políticos y dirigidos por un desertor militar y ya convertido en guerrillero a la carrera, pretendieron establecer una avanzada de un reducto guerrillero preparado en Cuba y el que de pleno, sus instigadores en La Habana, sabían que estaba condenado al fracaso absoluto.

Hablamos de la fracasada expedición armada clandestina encabezada por el cabecilla guerrillero Román y quien un año atrás fungía de agregado militar en la embajada dominicana en la capital inglesa como el coronel Caamaño y de donde desertó yéndose a Cuba y al pretender reivindicarse como oficial militar represor trujillista y quien ocho años antes, encabezó un reducto armado y con civiles dizque izquierdistas o comunistas en la llamada “revolución” de abril de 1965, otro fracaso monumental de esa misma izquierda “revolucionaria”.

Significativamente, de aquel reducto político de desesperados seudo nacionalistas “antiyanquistas”, ahora más de la mitad y ya maduros y envejecientes, no solo que adjuraron de sus ideas “revolucionarias”, sino que ahora y como resultado de su “desdoblamiento” político conservador y caracterizado por un sentimiento renovado pro estadounidense, prácticamente ninguno quiere rememorar aquel pasado tan cuestionable y cívicamente fragmentado., tan contrapuesto a la vida capitalista muelle que llevan.

En su fracaso colectivo, se reúnen y como ocurrió ayer y para tratar de recordar lo que equivocadamente entienden, fue una “gesta revolucionaria”, mientras abusivamente, a los militares que en el cumplimiento de su deber enfrentaron aquella fracasada guerrilla y en razón de la manipulación y terror mediático que les acompaña con sus soflamas, se atreven a estigmatizar y vituperar a los militares  que los enfrentaron e increíblemente, contando con la ignominia, de que el alto mando militar y policial actual, no ha reivindicado ni salido al frente, recordando a los suyos que murieron valientemente defendiendo a su patria en febrero de 1973.

Y que es la razón de que ahora, todos esos nostálgicos y llevados de la voz de una señora que entienden fue la compañera de Román, pretenden que aquel hecho inconstitucional debería de ser “la norma y ejemplo” para las nuevas generaciones y eso sí, habiendo pasado factura y viviendo económicamente bien y proporcionado por el estado delincuente y como contrapartida por el resultado trágico que a quienes les rinden recuerdo, les resultara.

Debe recordarse, que durante todos estos cincuenta y pico de años, “la izquierda de antes”, lo único que ha sabido, es ir de fracaso en fracaso y ahora peor, tratando de justificar su pasado violento y que es la conducta más reveladora, de aquel que sabe que nunca pudo utilizar correctamente sus ansias tan naturales de reivindicación social y política acordes a sus ideas e ideología y que en el fondo, es la gran culpa y complejo que no les dan sosiego y que les incita a mantener ese odio tan lacerante que les desgarra sus espíritus.

De ahí, que el reducto de nostálgicos que ayer se reuniera para invocar las cenizas del pasado guerrillero que les estigmatiza, evidentemente que no ha caído en cuenta de que aquel pasado que quisieran rememorar jamás volverá y el que cincuenta años más adelante, para los dominicanos del futuro, será un simple anecdotario de unos ingenuos que nunca entendieron el tiempo en el que vivieron.

La mayor prueba de lo que decimos, la tenemos en las palabras de una dama entre los participantes, que se permitió decir lo siguiente: “Es un día para revivir la memoria histórica del país. Un día para que todos tengan en cuenta que ellos llevaron a cabo una acción tan difícil como ésta, pensando en un mejor futuro para todos, al igual que un grupo de hombres y mujeres que han luchado con ética y moral por la República Dominicana”.

¡La pobre!, lo difícil fue no saber entender el tiempo que se vivió y que nunca segundas partes han sido buenas. Fidel Castro hizo su revolución y no tanto por heroísmo propio y sí por esa propaganda mentirosa y nociva que una parte de la prensa estadounidense alentó y por la lucha cerrada entre grupos de poder estadounidenses.

Nunca en base a semejante parámetro, ninguna revolución o movimiento armado posterior habría podido tener éxito. Ahí está el caso del comunista doctrinario y guerrillero fracasado, del Che Guevara, quien desde la Higuera en Bolivia pretendió en octubre del 1967 dirigir un movimiento de alzados en armas y muriendo acorralado por los militares que le perseguían el día nueve de ese mes y año. La aventura del Che no fue más que el corolario a las iniciativas de los hermanos Castro. Fidel y Raúl, quienes por celos políticos le financiaron y prepararon la aventura guerrillera fracasada que el argentino nacionalizado cubano protagonizó.

En igual medida y guardando la distancia, fue lo que ocurrió con el guerrillero Román y su pandilla de sectarios y equivocados que protagonizaron el llamado desembarco por playa Caracoles en febrero de 1973. Los hermanos Castro le prepararon y armaron, enviaron por barco y desde este, ya a tres millas de las costas dominicanas en su parte sur, descendieron en lancha y hacia lo que sería una muerte segura y la que ahora y como ayer, es una aventura sediciosa rememorada por toda esa prensa criolla, dizque seudo izquierdista y hasta socialista y ahora con la nueva etiqueta de “progresista”, que con el director del matutino centenario a la cabeza, Miguel Franjul, recrea una mentirosa historieta falsa con la pretensión de engañar a las nuevas generaciones.

Es de este modo, que la trágica aventura de Caracoles, encabezada por un militar trujillista y reconvertido en aparente héroe patrio en el 1965 y a quien solo reconocemos  e igual a los ocho guerrilleros que le acompañaban, que tuvo la hidalguía de morir por sus ideas en febrero de 1973 y defendiéndolas y en gesto supremo de morir por lo que al momento de su muerte así creía y lo que les hace merecedores del mayor de los respetos, pero no tanto, como el que sí se merecen los soldados que les enfrentaron y quienes  se sacrificaron, cumpliendo su juramento de morir por la patria y quienes sí realmente son los auténticos héroes olvidados por la cobardía militar y policial de ahora.

Definitivamente, lo único que vemos y entendemos, es que se está, frente a esa venenosa nostalgia de los que han perdido siempre y no se resignan a aceptarse a sí mismos y conociendo, que por sus errores fueron derrotados. Mientras a su frente, todavía los militares que les enfrentaron no han recibido el justo reconocimiento como héroes de la patria agradecida. (DAG)