A días de estar en el cargo de ministra de Interior y Policía, la señora Faride Raful, anunció que se había decidido por alquiler un inmueble en el que cupieran todas las instalaciones de su ministerio a cargo y sus allegados lo justificaban y diciendo que el piso que ahora ocupan supuestamente “no cubría las condiciones mínimas de seguridad”.
Pasaron los días y lo que se ha visto, ha sido una especie de festival de remodelaciones millonarias, al parecer, adecuando las instalaciones al gusto de la incumbente y que, a juzgar por los casi 50 millones de pesos gastados, denotan un gusto no compatible con las carencias que la población experimenta en su día a día.
Por ahora, ha sido imposible seguirles el paso a las contrataciones, porque veinte y cuatro horas después de haberlas colocado en su pagina digital, los contratos son borrados a lo inmediato. Y en Contrataciones Públicas, ni que estuvieran locos darían informaciones al respecto.
Mientras tanto, Doña Faride gasta y gasta y tal vez para hacerse llamativa, hasta se muestra con un despliegue coreográfico de nada menos 36 escoltas y guardaespaldas y desplazándose en tres todoterrenos (yipetas). ¿Cuándo parará? (DAG-OJO)