Fiasco en las políticas públicas

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En cuanto a las políticas públicas nacionales, señalaremos varias por la inacción del no hacer, o por la desdicha del hacer, que han afectado o afectarán el comportamiento económico y social del país.

Después de las gestiones del expresidente Balaguer, las inversiones públicas, realizadas la mayoría de ellas con ahorro público, mermaron y áreas importantes como el agua, la foresta y el transporte urbano fueron desatendidas con contadas excepciones. De no haber sido por las presas construidas más del 90% hace 30 años, aquí estuviéramos una crisis nacional en el abastecimiento de agua potable, con los ríos desbastados y con la agricultura sin producción, como Haití.

Pero pese al problema del agua potable en la región este, los pozos construidos para su extracción del subsuelo, se alimentan cada vez más de agua salinizada, y con riesgo de crear epidemias en esa región, siendo la que más crece en población urbana y en turismo, no existiendo planes gubernamentales, que sean públicos, o programas de gobierno, en ser favorecida, con la construcción de presas en sus fuentes acuíferas que nacen en la cordillera oriental, y que mueren desperdiciadas en el mar, como fuentes sostenibles de abastecimiento de agua potable para esa creciente población.

En cuanto al transporte urbano, sino hubiese sido por las amplias avenidas y parques construidos por Balaguer, siendo yo mismo un crítico en sus inicios, esta ciudad de Santo Domingo se hundiría en una mayor contaminación, y en un mayor caos del tránsito que el actual, que se hace insoportable porque, aunque los metros y túneles construidos en los gobiernos del expresidente Fernández han aliviado los problemas de congestionamiento del transporte urbano, los demás gobiernos han sido incapaces de enfrentar con soluciones viables y urgentes este grave problema.

Porque ni vagones se compran, pese a las largas y tediosas filas a las que son sometidos diariamente sus usuarios, convirtiéndose este en un grave problema que afecta la productividad nacional, que debe de ser encarado con soluciones urgentes de corto plazo, así como con planes de inversiones públicas y privadas en el mediano plazo. Pero mucho se dice y poco se hace.

Otra mala política que ha evitado que el país se beneficie de mayores ingresos, fue la lucha sostenida por varios años por la minera de oro con la oposición de las autoridades, para buscarle una solución sostenible a la construcción de la presa de cola, que demandaba el desarrollar sus nuevas explotaciones auríferas.

La producción de oro ha caído en picada, mientras sus precios internacionales se han movido hacia sus mayores niveles históricos, creciendo 30% desde julio del 2022. Esta pérdida de ingresos públicos equivale a una reforma fiscal para el gobierno y de un enorme costo para la población.

Solo mencionaremos del sector eléctrico que las decisiones de políticas públicas por todos los gobiernos dominicanos para enfrentar los problemas de ese sector en el último medio siglo, han sido un desastre total, mirando sus resultados, donde dicho sector ha sido responsable de más del 50% del endeudamiento externo, y se traga anualmente 1600 millones de dólares en un saco sin fondo, lo que constituye otra reforma fiscal del gobierno.

Con un enorme costo a su población y a la pérdida de productividad de las empresas. Una pregunta tonta: ¿Por qué el Consorcio Energético de Bávaro puede ser eficiente con beneficios y las entidades públicas no? Pues ahí está la respuesta a los que viven gritando en contra de las privatizaciones de las empresas públicas. Porque el populismo irresponsable y costoso, no permite que sean eficientes.

Las últimas malas políticas a que me referiré están en el sector agrícola. Al igual que el oro, la producción de cacao se ha derrumbado cuando los precios mundiales se han elevado a sus más altos niveles históricos debido a problemas de producción en África, que pudieran ser de carácter permanentes. El área agrícola carece de una política de apoyo técnico al área cacaotera para mejora de sus niveles de productividad. Lo que ha permitido que no se previera la presente caída en su producción.

Nuestra última vista va dirigida a la actual situación delicada de la producción arrocera.

Después de una exitosa negociación lograda por el país en el 1999, cuando en 8 productos agrícolas fue elevada de nuevo su protección arancelaria, mediante decisión del Consejo General de la Organización Mundial de Comercio (OMC), salvando a esos productos del error cometido por negociadores dominicanos cuando ofertaron la desprotección de esos productos en las negociaciones comerciales mundiales del 1994, luego de un corto periodo de cinco años, el gobierno dominicano entrega esos 8 productos en las negociaciones del DR-CAFTA del 2004 a la desprotección arancelaria, con una reducción de sus aranceles hasta llegar al 0 por ciento durante un periodo de 20 años, que se vence a finales del presente año.

El objetivo de proteger esos ocho productos agrícolas era que el país gozara de una política agrícola que asegurara cubrir con productos nacionales la seguridad alimentaria de su población.

Pues ahora, esa política de protección dejó de existir, no solo por la apertura de nuestros mercados a la libre competencia que no es criticable, sino más importante aún, porque nuestros productores se ven desfavorecidos por productores extranjeros que gozan de la protección de sus gobiernos, mediante políticas de subsidios que cuentan con la aprobación de la OMC, porque fueron previsores y cumplieron su misión de proteger a sus poblaciones y productores.

Y, porque cuando se aprobó esa decisión por el gobierno y órgano legislativo dominicanos en el 2005, sus autoridades se comprometieron que, durante ese periodo de 20 años, trabajarían para mejorar la productividad y competitividad de esos productos, con el fin de asegurar la permanencia de su producción, no obstante abrirse esos mercados a la libre competencia externa.

Pero nada hicieron, y ahora cuando ya es tarde y nada se puede hacer, porque incumplirían un acuerdo internacional, se sorprenden de lo que no hicieron, y culpabilizan como siempre a otros gobiernos que hicieron su trabajo en la defensa de sus intereses nacionales. Esperemos los cañonazos. Por: Luis Manuel Piantini [Listín Diario]

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