Haití, un país donde un exministro acusa al primer ministro de complicidad en asesinato de su presidente y en su incompetencia busca a la desesperada un conflicto con República Dominicana

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Después de su criptica reunión de ayer de 40 minutos y en una sala de la academia militar, no en el Palacio Nacional, entre el presidente Luis Abinader y la general jefa del Comando Sur, Laura J. Richardson, para el sector militar estadounidense quedó puntualizado que el gobierno dominicano no dará su brazo a torcer con lo de las repatriaciones de haitianos indocumentados y que nunca se aceptará ningún tipo de campamentos de refugiados en el territorio nacional.

Colateralmente, en Haití, representantes de su gobierno provisional que apenas controla menos del diez por ciento del territorio del país transfronterizo, aprovecharon la presencia de la jefa militar en Santo Domingo, con una declaración muy traída por los cabellos por la que esas autoridades expresaron, que supuestamente las relaciones oficiales entre los gobiernos de los dos países van hacia un franco deterioro y como producto de las repatriaciones de haitianos ilegales.

La queja fue entregada por la vía diplomática y básicamente, se puntualiza sobre "el respeto del protocolo firmado en 1999 sobre repatriaciones, la preocupante cuestión de los menores de edad deportados sin sus padres, la regularización del estatuto de los estudiantes y el comercio paralelo de visados".

Puntos de “discusión amigable” que necesariamente no se corresponden a la realidad, toda vez que las autoridades dominicanas y tanto de la dirección de Migración como de la Cancillería han contestado fehacientemente y en base a datos estadísticos imposibles de ignorar. Aparte de que en lo que respecta “al comercio de visados”, ese es un asunto propio de cada país que para nada el gobierno haitiano tiene que entrometerse.

La pura felonía que se encierra en la queja del gobierno provisorio haitiano, no cuenta, que en los últimos seis años, un millón de ciudadanos haitianos en las tres escalas de su clase media, han ingresado a este país con visados dominicanos, por lo que, los cinco consulados dominicanos en territorio haitiano expidieron 650 mil 45 visas y de las que 269 mil 625 pasaportes haitianos fueron visados y lo que significa, que República Dominicana no niega a ciudadanos haitianos su ingreso y siempre y cuando sea legal.

Incluso, las estadísticas oficiales dominicanas, registran, que “hasta el primer semestre de 2022 los consulados dominicanos en Haití habían dado 29,031 visados” y que es otra demostración de que no existe ningún tipo de limitación para la expedición de esos visados.

Pero el gobierno provisional haitiano, busca a como dé lugar un pretexto para enturbiar las relaciones oficiales, en tanto sus pueblos respectivos mantienen la más útil y fructífera interacción.

Fue por ello, que cuando el tema fue tocado en la reunión protocolar entre Abinader y Richardson, la visitante no pudo menos que guardar silencio ante la firme postura dominicana de continuar con las repatriaciones de haitianos ilegales hacia su país.

En realidad, en Washington se entiende perfectamente la posición dominicana, pero como en la relación política entre Estados soberanos siempre existe la probabilidad de una que otra bravuconería y como producto de determinados acontecimientos del momento, tiene hasta lógica, que la general visitante quisiera dar una muestra sibilina de lo más parecido a sacar las garras del águila imperial.

Ahora bien, ¿qué más es que quiere EEUU de República Dominicana, que este país insular y en gesto de buena vecindad no hubiese hecho a favor de los intereses geoestratégicos de nuestro llamado “primer socio comercial”?

Por lo que se conoce, en muy pocos puntos las políticas de las dos naciones tienen discrepancia, pero como en el Congreso Federal buscan como fuere un pretexto para que los dominicanos seamos los que carguemos con las penurias haitianas y dado que EEUU no quiere verse involucrado en enviar una fuerza expedicionaria militar allí, es que ahora  desde la capital estadounidense se empiezan a lanzar y atizar a sus perros mediáticos, e incluidos uno que otro criollo y para tratar de torcerle la voluntad al gobierno nacional y en específico, al presidente Abinader, de quien es oportuno decir, que nuestros reaccionarios anti haitianos ni siquiera en sus momentos más ilusorios, pudieron pensar que Abinader mantendría una postura tan firme y por dominicanista y patriótica y defendiendo los intereses permanentes de nuestro país y sin alterarse emocionalmente en lo más mínimo.

Toca por ver cuál será el siguiente paso de los halcones en la capital estadounidense y en su abusiva como inútil pretensión, de que los dominicanos carguemos con los problemas de Haití. En cierto modo, el colchón que tenemos en el país transfronterizo de más de 300 mil haitianos de origen dominicano y sus respectivas familias, más el constante aumento de ayudas de todo tipo al pueblo haitiano por parte de los dominicanos y ni hablar de las 15 mil parturientas promedio que cada año atienden nuestros hospitales gratuitamente, ayudan en mucho para que desde el Occidente de la isla se le tenga al lado Oriental, lo más parecido a una comprensión aceptable sobre las situaciones que ocurren y que sectores extremistas del gobierno haitiano quisieran que fueran el punto de arranque de hechos graves de desestabilización para las dos naciones.

También hay que destacar, que gracias a que la economía haitiana adquiere de la dominicana productos de esta por más de 700 millones de dólares anualmente, de este lado de la isla existe una firme política de buena voluntad y lo que se evidencia en el hecho, de que aquí se entienden las atenciones a parturientas haitianas como parte de la necesaria compensación, que, por sus compras, la economía haitiana merece.

Igualmente, los dominicanos no debemos olvidar, de que entre nosotros viven cerca del medio millón de ciudadanos dominicanos de origen haitiano y quienes son el pie de amigo, ese que hace, que, a nivel del pueblo haitiano, el sentimiento anti dominicano que sus autoridades quisieran crear y para que EEUU entienda que “la agresión dominicana” es más que probable, hasta ahora no ha podido materializarse.

Naturalmente, lo que los dominicanos queremos a nivel de nuestras relaciones con el gobierno provisional haitiano y con todo que este no tiene autoridad moral y por las implicaciones que sus mismos políticos le hacen a su primer ministro, de supuesta complicidad en el magnicidio ocurrido un año atrás, es que haya un proceso cierto de continuidad de paz y de amistad fraterna. Lamentablemente, EEUU no quiere que esto suceda y por eso de las presiones estadounidenses, sobre todo las tres últimas y por eso también, la posición viril y firme del presidente Abinader honrando el mandato constitucional de proteger los intereses permanentes de nuestra nación.

Y lo que nos hace entender, que Haití, es un país donde un exministro acusa al primer ministro de complicidad en asesinato de su presidente y en su incompetencia busca a la desesperada un conflicto con República Dominicana. (DAG)