Ninguna persona cuya mentalidad sea racional, no puede entender cómo es posible que el presidente Luis Abinader esté dispuesto a transigir con un empresariado refugiado en el Consejo Nacional de Competitividad y quienes no aceptan que las familias puedan disponer de generación eléctrica propia originada en la luz solar vías panales o cualquier otra forma de aprovechar las fuentes naturales de energía.
Mucho menos se acepta, que empresas privadas de energía que la adquieren de unidades públicas de producción, pretendan imponer un sobrecosto a las familias dueñas de paneles solares y con el pretexto de que esas instalaciones afectan sus costos de generación.
Ni se hable de las llamadas Edes (empresas eléctricas gubernamentales) que por un lado son el sostén de ese capitalismo salvaje que se ha entronizado en el sistema eléctrico, mientras todos esos capitalistas tienen un brutal margen de ganancias, producto del monopolio que controlan y que es una muestra más de la corrupción gubernamental y empresarial dirigida a afectar el nivel y calidad de vida de los ciudadanos.
Ahora y distorsionando hechos claramente verificables, las Edes se pronuncian via el organismo oficial de control mayor que dirige un empresario de apellido Marranzini, quien a su vez, su empresa es el principal suplidor de piezas y equipos para el sistema eléctrico y lo que genera un también brutal conflicto de intereses y se atreven a argumentar, que un panel solar en una casa de familia o comercial genera una grave pérdida y supuestamente, debido a que las Edes tienen que darles una compensación a los usuarios de los paneles solares y en razón de que a aquellos, la energía que les sobra se las venden.
Práctica que, en la Superintendencia de Electricidad, sus burócratas entienden que de ese modo “descapitalizan” a las Edes.
En el fondo, lo que hay, es el interés de romper o destruir el esquema de generación de electricidad por paneles solares y dado que los 38 empresarios escondidos en el CNC no quieren ningún tipo de competencia y como el gobierno plutócrata del presidente Abinader y él mismo, es un empresario, se entiende que la población será la grandemente perjudicada y si la ciudadanía se deja imponer el terrible esquema de extorsión que el poder pretende. Por ahora, es cuánto. (DAG-OJO)