Manuel Simó, un artista dominicano auténtico

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Manuel Simó, un artista dominicano auténtico

Grandes méritos. Su aporte a la música dominicana son innumerables

Fue un músico universal, maestro por excelencia que hizo un apostolado de la enseñanza, desvelándose por transmitir a una pléyade de alumnos los conocimientos precisos que los convertirían en auténticos profesionales de la música.

Manuel Rueda hace la afirmación en uno de los tantos escritos que dejó sobre Manuel Simó sobre el que consideraba que “todavía le debemos ese largo aplauso a que su vida laboriosa y su obra desinteresada le hacen merecedor”. Lo dijo en abril de 1988 durante un homenaje que le ofreció la Orquesta Sinfónica Nacional “a uno de los más capacitados músicos dominicanos”, al entusiasta de la ópera que acompañó durante años a cantantes dominicanos en arias y dúos…”.

Agradeciendo un premio recibido.
Todavía le debemos ese largo aplauso a que su vida y su obra le hacen merecedor”
Manuel Rueda

Cinco meses después moriría el eminente artista, que se encontraba en cama luego de que fuera impactado por un vehículo. Rueda también habló para despedir a ese “ejemplo de un lenguaje musical que lo ha caracterizado a través de los años y al que ha sido consecuente”.

Lo definió como un personaje único, aislado en nuestra música, que no es producto de un autodidactismo… ya que en Manuel Simó se parte de una erudición académica nunca antes lograda por un compositor dominicano”.

Al darle el último adiós destacó que el exdirector de la Orquesta Sinfónica Nacional se perfilaba “en nuestro panorama musical como un artista auténticamente dominicano”.

Manuel Simó se sintió desde joven atraído por la música. Estudió teoría, solfeo, corno, trompeta y saxofón soprano con Rafael Pimentel y Oguís Negrette. De pequeño tocaba flauta, saxofón y tumbadora.

Amaba las tonadas campesinas, los temas folclóricos y los instrumentos musicales, aunque Rueda significó que solo en ocasiones acudió al folklore.

El maestro Simó nació en Los Cacaos, San Francisco de Macorís, el 30 de junio de 1916, hijo de Luis Simó y María Rojas. Estudió armonía con José Dolores Cerón, Manuel Beraseain y Enrique Casal Chapí durante cinco años en el país. Con ayuda de una beca siguió a Casal a Uruguay, preparándose cuatro años bajo su dirección hasta recibir el título de profesor de composición en el Conservatorio Kolisher de Montevideo.

“Estudioso de las formas de expresión más avanzadas, manejaba de manera ejemplar el ritmo y desarrollaba con toda propiedad sus ideas”.
Fue miembro de la Banda del Cuartel General del Ejército Nacional, dirigida por José Dolores Cerón, y de la Orquesta Sinfónica Nacional desde 1955 hasta 1959, cuando pasó a ser director hasta 1981 en que fue designado Compositor Emérito de la institución.

Dirigió también el Conservatorio Nacional de Música y fue maestro en Bellas Artes. Sus alumnos le ofrecieron un homenaje en 1973 con la intervención de departamentos del organismo y de solistas criollos que ejecutaron sus obras.
En 1966 grabó con la Sinfónica la Cavallería rusticana de Pietro Mascogni para un montaje pregrabado que se presentó por Radio Televisión Dominicana y dirigió Il tabarro, de G. Puccini, “su única incursión operística en vivo que resultó uno de los puntos culminantes de la temporada de 1975, cuando el Teatro Nacional, por primera vez, presentó cuatro óperas en un mes”.

Sus obras.
“Su primera obra fue una Pastoral compuesta bajo la dirección de Enrique Casal Chapí e interpretada por la Orquesta Sinfónica Nacional”. Se citan, además, “Contraste, “Cuarteto”, “El pregón del naranjero”, de la cual es coautor Manuel Rueda, al igual que de la “Primera misa quisqueyana”. Simó puso música a “Rutas”, “Danza”, “Lento bajo la lámpara”, “Rituales de madre vieja”, poemas de Rueda; “Cantata a la Patria”, texto de Pedro René ContínAybar.

Es autor, además, de la “Suite Sinfónica a la memoria de Juan Pablo Duarte”, entre otras. Recibió el premio de la Restauración, en 1963, y ganó tres veces el Premio Nacional José Reyes, “por su destacada labor en la música”.
Estuvo casado con Ramona Noboa, madre de sus hijos Esteban, Radhamés, Lourdes, Erasmo, Manuel, Luis Francisco, Celeste, Clara y “Nina”.

Falleció en Santo Domingo el 14 de septiembre de 1988, en su residencia de la calle Caonabo, donde fueron velados sus restos.

La calle.
El 29 de agosto de 2003 fue designada con el nombre de Manuel Simó la antigua calle “M”, del sector Altos de Arroyo Hondo, de Santo Domingo.

Fuente: Hoy