Mientras dentro de las Fuerzas Armadas todavía hay una madriguera de pillos de cuello blanco. Las nuevas Fuerzas Armadas dominicanas, sus nuevas generaciones se preparan mejor y se reciben como profesionales, de su universidad y academias castrenses

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Es muy cierto y desde los tiempos del Joaquín Balaguer del lapso 1986-1996, que dentro de las Fuerzas Armadas surgió un estamento de dirección política y militar penetrado por castrenses politizados y nada profesionales y en su mayoría, corruptos y corruptores y una parte, compuesta por individuos provenientes del bajo mundo criminal de Nueva York entre los inmigrantes dominicanos y alentados por un aparato político mucho peor. Y con el punto común del narco y el lavado de activos en gestación.

Pero también es cierto, que semejante perversión, producto de gobiernos dirigidos por un caudillo nada escrupuloso para la época y en materia de manejo incorrecto de instituciones, que como las militares, siempre debieron de haber estado apartadas de los escándalos políticos y de la degradación moral y cuyo mayor antecedente de anormalidad y perversidad, se tuvo, cuando ese caudillo permitió que en la lucha post electoral de 1978, los militares salieran a las calles y se exhibieran y desde su sede principal, como agentes políticos  del entonces presidente saliente y proveniente de doce años en el poder.

Fue a partir de ahí, que la más perversa degradación moral se arraigó en las instituciones militares  y lo que se vio como gran pieza de escándalos y dentro de los gobiernos de Balaguer, Hipólito Mejía, Leonel Fernández y Danilo Medina y en todos los años comprendidos desde 1986 al 2020 y arraigado en base a la plataforma de delincuencia a gran escala y a nivel militar, que los gobiernos de los periodos 1978-1986 de Antonio Guzmán y Salvador Jorge Blanco, dieran el arranque abusivo para que las instituciones militares se degradaran mucho más y politizadas en extremo, por un Partido Revolucionario Dominicano (PRD) que como partido oficial, fue y todavía es, la madre de la corrupción a gran escala y en todas las esferas sociales y económicas e igual institucionales como fácticas de esta nación y desde su entrada desde el exilio el 5 de julio de 1961.

El arraigo de tantas inconductas llegó a ser metástasis y como si de cáncer se tratara, en los gobiernos últimos de Danilo Medina (2012-2020) demostrado ahora con la ejemplar como tenaz persecución contra la delincuencia militar-policial y de suplidores del Estado, que está arrojando, que solo en seis sonados hechos e indagatorias de corrupción a gran escala, no solo están implicados, hermanos de sangre del anterior presidente Medina Sánchez, sino no menos de 40 militares en activo y entre ellos 4 generales y de estos, por lo menos dos, mayores generales.

Estamos hablando, de oficiales militares supuestamente graduados en academias castrenses dominicanas y del exterior y quienes por lo que hasta ahora ha trascendido de las pesquisas del ministerio público central, así como de tribunales que han iniciado los aprestos de encarcelamientos provisionales para preparar expedientes acusatorios y en los que parecería, que al final, los contribuyentes hemos sido estafados y robados por semejante mafia militar, con no menos de 100 mil millones de pesos y lo que habla pésimo de las clandestinas Fuerzas Armadas del delito, el robo, la estafa y la extorsión y con ciertos apoyos mediáticos, que paralelamente a las instituciones militares regulares, se había apoderado de la línea de mando castrense e involucrando al conjunto de las instituciones militares y lo que ahora se investiga exhaustivamente.

Por eso, que esta mañana, el presidente de la República para el presente periodo 2020-2024, Luis Abinader, presidiera la graduación de todo un grupo de jóvenes oficiales militares y con nivel universitario de licenciados y de 36 graduados que iniciaron sus estudios en el 2018, sin duda que debe verse y entenderse con gran satisfacción, pues así como esta graduación y otras anteriores y que en este gobierno se han producido, indica por lo menos, que nuestras Fuerzas Armadas regulares están vivas e intactas y con una moral acerada que no da espacio para que la madriguera de uniforme de la corrupción militar y desde sus estamentos más altos, haya penetrado realmente a nuestras instituciones tutelares y que lo ocurrido, ha sido el producto de la delincuencia política y desde el mismo Palacio Nacional en el régimen anterior.

En este sentido y como muchos, creemos que con este tipo de actos de graduación de estudios universitarios para militares, el grueso de nuestros castrenses le están diciendo a la nación, no solo que se sienten orgullos de sus uniformes e instituciones, sino que entienden a cabalidad la enorme y trascendente actividad profesional que deben llevar a cabo y en procura de rescatar la confianza que los ciudadanos le tenían a nuestras instituciones militares y hasta que el PLD y los presidentes  Fernández y Medina Sánchez las penetraron y dentro de los actos de corrupción más bochornosos como degradantes.

Así las cosas, tenemos que alegrarnos del cambio de rumbo a favor de la moral militar y su rescate, que indudablemente el presidente Luis Abinader y en menos de 17 de sus 24 meses de gobierno, ha sabido imponer y como la mejor medida profiláctica en procura de unas instituciones militares, que nunca debieron de haber sido penetradas por todas las formas habidas y por haber de delincuencia y en específico desde el poder político.

De la Policía Nacional no hay que hablar. Primero, porque hasta ahora fue la primera institución de uniforme que abrazó la corrupción y el crimen como política para sus miembros y teniendo de herramienta a favor, la parte de suplidores que actuaba como mafia oculta de comerciantes y políticos inescrupulosos que terminaron por llevarla a la fosa amoral en la que está y de la que ahora, en el gobierno actual y en unión a lo mejor de las fuerzas vivas nacionales y la sociedad civil, parecería que va a emprender un nuevo rumbo y para una radical transformación a favor de la moral social, el respeto a los ciudadanos y lo más importante, sin que los policías y desde su director hacia abajo, ninguno tenga control de los ingresos y egresos y menos de su departamento de compras y provisionamiento. De lograrse, la República tendrá una mejor institución y una mayor confianza ciudadana hacia sus policías.

De ahí que digamos, que mientras dentro de las Fuerzas Armadas todavía hay una madriguera de pillos de cuello blanco. Las nuevas Fuerzas Armadas dominicanas, sus nuevas generaciones se preparan mejor y se reciben como profesionales, de su universidad y academias castrenses. Las felicitamos. (DAG)