Al Partido de la Liberación Dominicana le va a hacerse perdonar. Aunque su mantra sea que las responsabilidades penales son personales (que es verdad), para el votante es impensable que tantas barbaridades ocurrieran en esos años sin que los jefes (la palabra líder está sobre utilizada en todos los contextos) del partido se enteraran.
No, los precandidatos para el 2024 estaban muy bien situados en el tren del gobierno y/o en la estructura del partido desde hace muchos años como para alegar que no vieron ni oyeron nada. Otra vez el silencio.
Esto llega hasta la etapa peledeísta de Leonel Fernández, ahora en la Fuerza del Pueblo. Los grandes escándalos de su reinado le trataron muy bien tanto a él como a su anillo. Lo que ocurrió después con Medusa, Pulpo y demás temas marineros es una consecuencia de aquella impunidad.
¿Tiene el PLD alguna oportunidad en 2024? Todo es posible, claro, pero es más probable que el partido morado quede fuera del Gobierno por lo menos dos ciclos, ocho años. Y eso si no siguen apareciendo estructuras que inculpen a sus miembros o que alguien en algún lado decida centrarse en el periodo danilista y pasar de puntillas, una vez más, por los años leonelistas.
Frente a los peledeístas que apuestan por los jóvenes como nicho de votantes están los peledeístas que apuestan a los jóvenes del propio partido como relevo de la vieja guardia, que insiste en no marcharse a pesar de acumular años en el poder. Es un escenario interesante que definirá el futuro de la formación, aquel partido que llegó al poder por cortesía de Balaguer con políticos jóvenes, en sus 40 años, dispuestos a transformar el país.
Y el poder les transformó a ellos. Pasa a menudo. Por: Inés Aizpún [Diario Libre]