OMICRON. De qué se sabía que está circulando en el territorio nacional, no era nada nuevo. Pero lo preocupante, no es uno, sino varios casos registrados y que el descreimiento poblacional continua

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Es increíble, que con todo y que la mayoría poblacional apta para recibir las vacunas anti covid ha respondido con presteza y actitud positiva, sorprende y a la vez irrita, que no menos de un millón de dominicanos se atreva a jugar con su salud y de paso, poner en peligro al resto de la población y por su ciego empecinamiento en dizque no creer que la variante ómicron realmente esté en el territorio nacional.

Plantear entonces que se está ante un brote de ignorancia perversa por parte de ciudadanos cívicamente irresponsables, sería lo menos de decir y mucho más, cuando paralelamente a tanta irresponsabilidad personal, en el Gobierno y más por escrúpulos innecesarios y cálculo político errado, se nota que no quiere ejercer medidas de presión legal lo sumamente coercitivas, como para que se entienda, que la nación no puede ser expuesta a un brote a escala muchos mayor de la quinta ola de la pandemia con la que los especialistas han estado anunciando que ocurrirá a partir de enero.

Si esto es así, no comprendemos el por qué las autoridades del gabinete de Salud no le recomiendan al Poder Ejecutivo y no solo por asuntos de Salud Püblica y sí de alta Seguridad Nacional, que la República no puede ni debe correr el riesgo de un retroceso tan fuerte, que, de golpe, hasta la misma economía y estructuralmente, se resienta.

En este escenario y teniendo el conocimiento a mano sobre los datos estadísticos, todos esos que obligan a que el sentido común se imponga y sobre todo, lo que ha significado el control de la propagación del virus para los contribuyentes. Pues si a algunos se les ha olvidado, son casi 100 millones de dólares estadounidenses los dineros que se han invertido y gastados para la adquisición de las vacunas, para que ahora y por irresponsabilidad de pocos, la nación pudiera caer en otro cordón sanitario del que a ciencia cierta no se tendría de inicio, una perspectiva correcta de como se podría salir de la nueva situación de crisis sanitaria a gran escala.

Al efectuar estas observaciones, que sobre todo son precisiones cautelares, lo que se busca, no es propagar el temor o el terror para ciertos espíritus desinquietos o incrédulos, sino que sencillamente, los dominicanos tenemos que ponerle frente y freno a la nueva variante ómicron y olvidarnos de que supuestamente es menos dura que la anterior, sino entender, que entraríamos en un circulo vicioso, por el que, comprobada la irresponsabilidad colectiva, entonces venga el lamentar.

Porque véase la situación en un contexto amplio. Siempre y con la llegada del invierno, no solo vienen grandes lluvias y un descenso de la temperatura y tan oscilante, que el resurgimiento de brotes de influenza viene siendo la patente de corso que distingue la temporada invernal y que si le agregamos, que todavía estamos experimentando  el enfrentamiento contra el coronavirus, aunque en menor grado de intensidad y ahora se presenta la nada común variable que agita en otros pueblos, países y naciones y de la que médicos y sus asociaciones, con justa alarma advierten del nuevo peligro, no se entiende que de buenas a primeras haya una parálisis gubernamental en materia de decisiones precisas y coherentes para enfrentarla.

¿Cuándo podría costarnos en materia de recursos económicos, el que no se enfrente este grave problema de salud como debe ser? De ahí, que haya que recalcar sobre este particular y demandar del gobierno una respuesta firme y expedita, la suficiente, que impida que la quinta ola de infección que se anuncia pudiera aumentar a más con la entrada de la variante ómicron y lo que perfectamente hay que entender, que, si ello ocurre, es porque nuestras autoridades se han descuidado en puertos y aeropuertos.

Por ejemplo, nadie que provenga de EEUU, es chequeado sanitariamente como es debido, tampoco se le exige la certificación de vacuna y ni siquiera con los exámenes rápidos que determinan el nivel de los anticuerpos, hay el menor interés.

En cuanto al turismo en sí, no existe el cuido de verificar el estado de salud del turista y al parecer, se confía en que entren porque aquí de inmediato se les vacunaría y lo que no está ocurriendo y para más estupidez, en los aeropuertos y puertos a quienes se les exige la vacunación es a los ciudadanos que solo van a buscar a algún viajero o que saldrán del territorio nacional y esto último “aleatoriamente” como se pregona.

Es decir, el gabinete de Salud e irresponsablemente sus autoridades, han disminuido apreciablemente el nivel de alerta y no obstante que ayer y desde los hospitales públicos, se anunciaba que había un incremento de infectados y hasta de muertos a causa de la pandemia.

Lo que quiere significar, que todos estamos jugando fuego y que, por lo visto, a muchos poco les importaría quemarse y lo que hay que advertir y para que luego no sea el llorar.

Aquí habría que precisar, que ese paquete de adolescentes entre 12 y 17 años y de  jóvenes entre 18 y 27 años, que son los dos nichos más significativos en materia de nuevos contagios y quienes representan un conjunto poblacional de casi millón y medio de personas, el aparato de propaganda gubernamental debería empeñarse en obligarlos a entender el peligro que están corriendo al no utilizar las mascarillas y no respetar las distancias y para sí recordar, que la mayoría se niega a vacunarse al completo y que es de una temeridad que raya en la estupidez o en el cretinismo.

Ni hablar, que los mass media y sin excepciones, deberían elaborar un amplio esquema publicitario y gratuito a favor de la intensificación de la vacunación, como que también en los centros escolares deberían mantener una alerta general y de ser posible, efectuar un rastreo sobre quienes de sus alumnos no se han vacunado. Algo hay que hacer y mucho y con urgencia, si se quiere enfrentar la amenaza real que se nos viene encima e inclusive una cuarta vacunación para los envejecientes o personas con problemas de salud delicados.

Y al hacerlo, nos beneficiaríamos todos, Pero por ahora, es menester recordar, que en lo de OMICRON. De qué se sabía que está circulando en el territorio nacional, no era nada nuevo. Pero lo preocupante, no es uno, sino varios casos registrados y que el descreimiento poblacional continua. Con Dios. (DAG)