Las desgracias, como sabe todo el que está vivo, nunca vienen solas. Por eso señalé en una columna reciente que en estos días solo hay malas noticias para los sometidos a la justicia por corrupción. Y como el PLD se cogió ese pleito para él, también para los miembros de esa organización que fueron funcionarios del gobierno, a los que no han llamado Camacho y Yeni Berenice porque todavía no les toca su turno.
Ahora la mala noticia llega desde Puerto Rico, a donde fue extraditado César el Abusador, un “narco de alto calibre”, según las autoridades norteamericanas, que estuvo operando en el país desde 1997 sin ser molestado a pesar de que todo el mundo sabía cuál era el negocio detrás de su fachada de empresario artístico propietario de discotecas y centros nocturnos.
Fue esa impunidad con la que operó lo que llevó a declarar a un agente del FBI, a propósito de su extradición a la vecina isla, que el narco dominicano utilizó parte de sus ganancias en sobornar a oficiales de la Policía y funcionarios corruptos para evitar ser apresado y procesado.
Los nombres de esos oficiales y funcionarios corruptos podrían ser utilizados por César el Abusador para negociar una condena más benigna, como ya hicieron Quirino Ernesto Paulino Castillo y Toño Leña, con la diferencia de que las autoridades antinarcóticos norteamericanas han garantizado que compartirán la información con sus pares dominicanas. Y lo más importante: que se perseguirán sus bienes, al igual que los de sus cómplices, socios, testaferros y prestanombres.
Pero con los americanos, en esta materia, hay que esperar ver para poder creer, aunque todos queramos que así sea. En él mientras tanto, como decimos por aquí, se dice que cunde el pánico entre sus amigos, canchanchanes y protectores, sobre todo entre aquellos que le facturaron a precio de oro el servicio que le prestaron, pues serían los primeros en ser señalados y llamados. Por: Claudio Acosta [hoy]
