Pero ¿por qué de la cacería contra parturientas haitianas y muchas dominicanas de origen haitiano? Los dominicanos no somos así

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Todos los datos que se tienen y que se acumulan en las redacciones periodísticas, indican, que no es verdad que se esté dando un aumento constante en las visitas de parturientas haitianas en hospitales y centros clínicos públicos dominicanos y que, por lo contrario, las estadísticas se mantienen dentro de su nivel de normalidad que es conocido.

Sin embargo, políticamente se persiste en la desinformación y de la que muchos periodistas, medios y opinantes no dejan de ser sus cómplices y a los que hay que advertirles, que por la manera de cómo se están realizando ciertos pronunciamientos innecesarios y escandalosos sobre este particular, es menester puntualizar, que por lo visto, determinados extremistas locales anti haitianos, están buscando las vías para que gente impresionable y saturada por la maligna propaganda, terminen por asumir una determinada acción violenta contra las parturientas.

En este sentido, es inconcebible que se quiera una prohibición tácita de no entrada en nuestros centros de salud públicos contra estas parturientas y las que tienen todo el derecho y cual que sea la etiqueta que se utilice, de humano o cristiano, para que sean atendidas, pronta y diligentemente.

Incluso, está más que demostrado, que no es verdad que diez mil de estas parturientas supuestamente estuvieran “copando” nuestros hospitales, cuando en los últimos diez años, apenas llegan a unas 39 mil las que hay registros de que han sido atendidas.

Al mismo tiempo, la campaña urdida por la extrema derecha e izquierda anti-haitianas compuesta por un amplio grupo de negros y mulatos, es de una naturaleza tan indecente como provocadora, que se olvida, que la mayoría de los nacidos de esas parturientas son hijos de matrimonios o parejas binacionales e igual, que sus hijos son y técnicamente hablando, dominicanos de origen haitiano, sea que haya un padre o madre dominicano o que los padres, ambos sean haitianos.

Porque vamos a ver, ¿qué nos dice la historia reciente y si partimos del año 1937 a la fecha?, que quienes a ese año tenían meses de edad, hoy son personas, que, o tienen 84 años o biológicamente están muertas, en tanto sus descendientes oscilan entre los 50 a 80 años y los descendientes de los anteriores, promedian 50 años. ¿De que hablamos?, de más de dos generaciones nacidas en este país, a quienes bajo ningún concepto o pretexto se les pudiera venir con el cuento de que son “indocumentados” y cuando todos y culturalmente hablando son dominicanos y para colmos, nunca han visitado o radicado en Haití.

Lo mismo ocurre con los hijos de los braceros haitianos que entraron a este país bajo la garantía de contratos de trabajo avalados por los gobiernos de Duvalier padre y Joaquín Balaguer y hablamos del año 1967 y quienes ahora y si no han fallecido deben tener 54 años como promedio y quienes como migración legal tienen hijos y nietos dominicanos, ¿los vamos a sacar a patadas de nuestra nación?

Es exactamente lo mismo que pudiera ocurrir con los inmigrantes dominicanos, quienes para el mismo año 1937 hubiesen inmigrado a EEUU o a otras naciones y habiéndolo hecho irregularmente. ¿Cuál ha sido la política migratoria natural que ha ocurrido en Estados Unidos como en los otros países de acogida, como España e Italia y para poner ejemplos?, que aquellas naciones regularizan periódicamente sus indocumentados otorgándoles residencia legal y a partir de determinados años y en función de sus propias conductas, pueden acceder a ser ciudadanos nacionalizados de esos países y sin ningún tipo de discriminación de ninguna especie o naturaleza.

¿Cuántos son los estadounidenses de origen dominicano que a este día hay en y solo en EEUU? Pasan del millón de individuos y quienes cuando eran inmigrantes irregulares, nunca fueron apartados de los servicios sociales, sanitarios, médicos o de ayudas sociales y educación, en tanto y de acuerdo como pasaba el tiempo, sus descendientes ya son ciudadanos estadounidenses de segunda y hasta de tercera generación y no menos de 300 mil de ellos, viven sin problema alguno e integrados a nuestra sociedad, como retirados en la tierra de sus ancestros.

Y si esto está sucediendo con los descendientes de la inmigración irregular dominicana en Nueva York, Madrid o Roma y para citar casos ¿con qué derecho, familiares de muchos de ellos, mentalmente enfermos, se atreven con perseguir a indocumentados haitianos y mucho menos, habiendo todos estos procreado hijos culturalmente dominicanos, que no tienen por qué pagar y si así le llamáramos, errores burocráticos de sus ancestros, al venir al territorio nacional como irregulares en materia de inmigración o porque burócratas criollos les boicotearan sus iniciativas?, ¿cuántos de los comités u organismos de anti haitianos y como el Instituto Duartiano, tienen “cruces” de sangre haitiana en sus venas?

Realmente, da vergüenza, que en un mundo de flujos migratorios continuos  y como lo es, en el que más de 7 mil millones de personas vivimos, puedan existir países donde cierta repugnante mentalidad extremista y enraizada en sus abusadores medios de comunicación y de información de masas, presenten casos y aquí el dominicano, de que de 10.5 millones de dominicanos, menos de 500 mil de estos y como alborotadores seudo “nacionalistas”, quieran modificar el discurrir de la historia y en particular de sus inmigraciones y que en el caso dominicano arroja y como también en Haití, donde su parte de extremistas anti dominicanos también los hay, que de los aproximadamente 22 millones de habitantes que tiene la isla, entre uno y tres millones de personas sean víctimas directas del odio racial o seudo nacionalista que propician sus grupúsculos de radicales “nacionalistas” más desvergonzados.

En el caso dominicano y entre quienes nos apreciamos y nos sentimos orgullosos de ser nacionales de este país y sabiendo que en el exterior, existe una población de origen dominicano que pasa de los 3 millones de individuos en no menos diez nacionalidades distintas, sería una verdadera infamia y denegación de humanidad, arremeter, no solo contra las parturientas haitianas, sino contra todos los dominicanos de origen haitiano y solo, porque llevados de procesos burocráticos tortuosos y hechos para abusar de esa parte no clarificada de nuestra población, los gobiernos que hemos tenido lo hubiesen hecho o que este nuevo de Luis Abinader, quien por cierto, es un dominicano de tercera generación, hijo de descendientes libaneses, irregulares en un principio y que llegaron en mayoría desde Haití, pretenda realizar esa bárbara política de exterminio nazi anti judía y ahora enfocada contra nuestros vecinos y sus descendientes en nuestra nación.

De ahí que con gran firmeza y rechazo preguntemos: Pero ¿por qué de la cacería contra parturientas haitianas y muchas dominicanas de origen haitiano? Los dominicanos no somos así. (DAG)