¿Podría un dron ucraniano penetrar un sinfín de capas de defensa antiaérea y llegar al Kremlin? Todo apunta a una operación de falsa bandera

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Cuanto más tiempo pasa tras el supuesto ataque ucraniano con drones al Kremlin para, supuestamente, asesinar al presidente ruso, Vladimir Putin, más inverosímil suena la historia. Y es que son varias las fuentes autorizadas que ven poco probable que esta opción sea posible y que se trate, más bien, de una acción de falsa bandera.

Así, según el Institute of the Study of War (ISW), Rusia probablemente organizó este ataque en un intento de llevar la guerra a una audiencia nacional rusa y establecer las condiciones para una movilización social más amplia. Varios indicadores sugieren que la planificación se llevó a cabo internamente y se escenificó de forma deliberada. No debemos olvidar que las autoridades rusas han tomado medidas recientemente para aumentar las capacidades de defensa aérea sobre el espacio aéreo ruso, incluso dentro de Moscú, sobre todo después de los ataques ucranianos con drones sobre aeródromos y otras instalaciones militares. Por tanto, es extremadamente improbable que dos drones hayan penetrado múltiples capas de defensa aérea y detonado o sido derribados justo sobre el corazón del Kremlin en una forma que proporcionó imágenes espectaculares captadas muy bien por la cámara.

Las imágenes geolocalizadas de enero de 2023 muestran que las autoridades rusas han estado colocando sistemas de defensa aérea Pantsir cerca de Moscú para crear círculos de defensa aérea alrededor de la ciudad. Por ello, un ataque que evitó la detección y destrucción por tales activos de defensa aérea y logró alcanzar un objetivo de tan alto perfil como el Palacio del Senado del Kremlin sería una gran vergüenza para Rusia.

La respuesta inmediata, coherente y coordinada del Kremlin al incidente sugiere que el ataque fue preparado internamente de tal manera que los efectos políticos pretendidos superan su vergüenza. El Kremlin acusó inmediatamente a Ucrania de realizar un ataque terrorista, y las respuestas oficiales rusas se unieron rápidamente en torno a esta acusación. Si el ataque con drones no se hubiera organizado internamente, habría sido un evento sorpresa. Es muy probable que la respuesta oficial rusa inicialmente hubiera sido mucho más desorganizada, ya que los funcionarios rusos se apresuraron a generar una narrativa coherente y contrarrestar las implicaciones retóricas de una clara vergüenza informativa. El Kremlin ha fallado notablemente en generar una respuesta informativa oportuna y coherente a otras humillaciones militares que no son de su propia creación.

La presentación rápida y coherente de una narrativa oficial rusa en torno al ataque sugiere que Rusia organizó este incidente muy cerca del festivo Día de la Victoria del 9 de mayo para enmarcar la guerra como existencial para su audiencia interna y prepararse para una movilización social más amplia.

El Kremlin puede usar el ataque para justificar la cancelación o la limitación adicional de las celebraciones del 9 de mayo, acciones que probablemente aumentarían el esfuerzo de información que enmarca la guerra en Ucrania como una amenaza directa para la observancia rusa de eventos históricos venerados.

Algunos milblogueros nacionalistas rusos aprovecharon el ataque para pedir una escalada rusa en la guerra a pesar de que Rusia actualmente carece de la capacidad militar para hacerlo. Muchos de estos blogueros favorables a la guerra, incluido el ferviente nacionalista y ex oficial ruso Igor Girkin, criticaron al Kremlin por permitir que Ucrania cruzara múltiples "líneas rojas" rusas sin represalias adecuadas y pidieron a Rusia que intensifique su respuesta, incluso atacando al presidente ucraniano Volodymyr Zelensky y otros dirigentes ucranianos.[

Este grupo de milbloggers enfatizó su propia vergüenza por el ataque al Kremlin, comparándolo con la humillación de un solo piloto civil alemán que aterrizó un pequeño avión cerca del Kremlin en 1987. Otros milbloggers rusos, incluidos aquellos con afiliaciones cercanas al Kremlin, criticaron el alto grado de indignación que sentían ante tal acción y abogaron en gran medida en contra de la escalada militar de represalia con el argumento de que este ataque no cambia la situación operativa o estratégica en la guerra, sino que pidieron una respuesta cautelosa y reconocieron el aguijón de la vergüenza por el ataque.

El Kremlin puede estar planeando realizar otras operaciones de bandera falsa y aumentar la desinformación antes de una contraofensiva ucraniana para aumentar el apoyo interno a la guerra.

Una opinión similar mantiene la inteligencia británica, según la cual se trataría de un montaje de Rusia para justificar sus ataques a Ucrania. "Cualquier cosa es posible, pero no hay beneficio alguno para Ucrania al hacerlo, no hay ventaja militar, todo el mundo sabe que Putin no se queda en el Kremlin", explican. Creen, igualmente, que no hay que perder de vista la posibilidad de que Putin use esta acción como una forma de «ganar cohesión social» entre la opinión pública rusa e incluso lograr "simpatías" en el exterior.

Paralelamente, Moscú sigue tratando de explotar el supuesto ataque y hoy el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, ha tildado de "ridículas" las declaraciones de Ucrania desvinculándose del ataque y ha señalado que la orden habría sido dada por las autoridades de Estados Unidos. "Estas decisiones, la definición de objetivos y medios, todo es dictado a Kiev desde Washington. Somos muy conscientes de ello", ha dicho. Además, ha añadido que los sistemas de defensa antiaérea serán "reforzados" en la zona.