¿Por qué el PRD perdió en el 1986 y luego en el 2004? Por creerse superior a todo el mundo, no tener su dirigencia sentido común y no llevarse de consejos, el mismo pecado que ahora luce que tiene el PRM. ¿Se repetirá la historia?

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Independientemente a lo que pudiera decir interesadamente algún líder político de proyección nacional, lo cierto ha sido, que cada vez que el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y hablamos sobre el de la Guerra Fría, logra llegar a la cima más alta del poder, el propio egocentrismo y altanería de sus dirigentes y miembros, se encarga de descalabrarle y sacarlo casi a patadas de este.

De un poder, que como punto coincidente y si trazamos una línea de conducta que se inicia en el 1963 pasa por el 1986 y se adentra en el 2004, tiene de común, la muestra de profundo irrespeto hacia la población no perredeísta y el absoluto desapego del sentido común y para entender que al poder se llega a compartir y no a destruir y pretender aplastar a quien sea disidente o entienda que ante un partido tan dañino para la salud de la República, lo inmediato es proceder a hacerle ver que cuando no tiene contrapesos que el mismo partido respete, se dan las circunstancias de sus salidas tan traumáticas del poder.

Obsérvese, que ni siquiera porque ahora en julio de 2020 se dieron unas circunstancias especiales, respecto a que los ciudadanos se hartaron y hastiaron, tanto de un Danilo Medina insolentemente prepotente y abusador, así como de un Partido de la Liberación Dominicana (PLD) del que muchos sospechaban que en su seno habitaban y tanto civiles como militares, tanta gente ladrona y delincuente y peor que cualquier otra y como ya se ha comprobado y que fueron las razones fundamentales del por qué esa agrupación fue desalojada humillantemente del poder, luego de 16 años continuos en la presidencia de la República, en las que, ni las tantas obras materiales de infraestructura que hiciera, no fueron suficientes para que el ánimo popular se mostrara a su favor.

Simplemente, llegó el momento de que todo el mundo o una significativa gran mayoría nacional le diera la espalda  y en particular, el profundo disgusto de una parte de las nuevas generaciones y las que y con todo y que de cada 100 electores en esas elecciones, solo concurrieron 46 votantes, el Partido Revolucionario Moderno (PRM) que es el disfraz con el que el PRD pudo retornar al poder el 16 de agosto de 2020, apenas obtuvo una cantidad de menos 2.5 millones de votos y que fueron suficientes, para que al contar, resultara que obtuvo la mayoría de los que fueron a las urnas.

Si lo anterior se toma en cuenta, entonces el nuevo partido oficial, PRM, debería tener muy en su memoria, que no solo está transitando los mismo pasos de su fracasado antecesor  y padre putativo, sino que increíblemente y en menos de 16 meses en el poder, su nivel de popularidad o aceptación es mucho menor al 45 %, en tanto para su vergüenza, el presidente que encumbró, mejor dicho, que las circunstancias encumbraron, Luis Abinader, su nivel de popularidad o aceptación, sencillamente pasa del 52 % y lo que a los estrategas oficiales y principalmente al presidente nacional de la agrupación, el joven José Ignacio Paliza, debería decirle lo suficiente en cuanto a que por el derrotero que lleva la conducción del PRM, todo apunta al fracaso en ciernes y proyectado casi absolutamente hacia el 2024.

De ahí,  que si el joven Paliza tuviera la suficiente experiencia política y para entender, que ya en el poder no se actúa como si se tuviera una mandarria en sus manos y que por lo contrario, debería de ser, no solo tolerante con sus contrarios, sino totalmente  cuidadoso en su comportamiento personal frente a los intereses que confluyen en su cargo y no solo como presidente partidario y sí también como ministro administrativo presidencial, del que y de buenas a primeras, tantos seguidores partidarios y de ellos muchos afiliados, empiezan a mostrar serios disgustos a nivel nacional, en tanto a sectores importantes de la economía como de la clase media, les inquieta ver y comprobar, lo que entienden es el dispendio real que se está dando con las iniciativas de ayudas sociales e incrementos salariales escandalosos, más esa pérdida sostenida de empleos, por la  cual, la aplanadora oficial partidaria se ha llevado de encuentro a no menos 100 mil padres de familia que trabajaban en la administración pública y quienes ahora no son llamados cancelados, que es lo que son y sí el cosmético, de desvinculados.

Es decir, también es lógico que se entienda, que en cualquier gobierno no todas las decisiones son gratas a muchos, sino que como siempre, hay una parte y aun mínima de disgustados, pero cuando esto se advierte, los que se dicen dentro de la alta burocracia, tienen el cuido suficiente y como se pregona a nivel de pueblo, de “no agitar las avispas”, pero parecería, que ahora y de un momento a otro, dentro del PRM hay una especie de laborantismo de consecuencias políticas nada aceptables hasta para el mismo Abinader y por lo que se entiende, que si se advierte a tiempo, rápido los errores pudieran corregirse.

Mientras, lo que estamos viendo y con todo que el presidente mantiene una fuerte agenda de trabajo que habla bien de sus esfuerzos por ser un buen primer mandatario, es, que si quienes dirigen el aparato burocrático del Estado continúan descuidándose, pudiera ocurrir una repetición al carbón con el PRM, de lo que le ocurrió al PLD.

Es muy cierto que el gobierno otorga trabajo y que también hay muchos compañeros partidarios que 16 meses atrás no tenían las tres calientes o que un fuerte grupo de periodistas y comentaristas allegados al PRM tienen unos niveles de ingresos oficiales no tan cónsonos con el nivel de productividad que debería de exigírseles, pero también y de contrapartida, vemos la situación tan mortificante de medios análogos y digitales pertenecientes a periodistas y comunicadores y con más de cinco años de existencia, a los cuales se les mantiene una dura represión publicitaria y lo que al fin y al cabo no es justo, porque también en ese sector y como dominicanos, se supone que la mano del Estado debería llegarle y no el puño de hierro retaliador del gobierno, donde las muestras de perredeísmo anti prensa son incontables.

Y de ese modo, generando enemistad dentro de un amplio nicho de comunicación profesional, cuando el PRM y desde ahora necesitará de los apoyos institucionales requeridos para llegar al 2024 y triunfar, muchos entendemos que no sea el paso correcto por dar.

En el 1963, el PRD perdió el poder, precisémoslo, fue desalojado del poder, por el terrible clima de ideologías encontradas de la época y en lo más duro de la Guerra Fría y al tener como bandera de lucha el castro-comunismo, más las malquerencias que se ganó y en un país, donde ni siquiera tenía un año de haber llegado del exilio antitrujillista.

Pero en el 1986, la soberbia llevada a niveles inmanejables desde el poder, le jugó una mala pasada y fue sacado de este y para emprender el tremendo viaje por “el desierto político”, de 14 años fuera del poder, hasta que volvió en el 2000 y cuando se creía que había aprendido de sus errores, entonces fue a peor e hizo un gobierno tan desastroso, que derrumbó cuatro grandes bancos comerciales, metió a la nación en una deuda de 4 mil millones de dólares, descalabró la economía y llevandola a la quiebra generalizada, por lo que al 2004 y de hecho, fue sacado a ignominiosamente del poder.

Ahora y desde el 2020, los errores del PLD y el rechazo popular hacia este le dieron la oportunidad y como PRM, de retornar al Palacio Nacional. Sin embargo, parecería que nadie aprende en cabeza ajena y por eso vemos y con gran desconcierto, que para el 2024 pudiera repetirse su historia y la suerte que ese partido tiene, es, que parecería, que Abinader se ha dado cuenta de las torpezas y agresiones innecesarias que se están cometiendo y ante lo cual, él mismo ha tenido que salir a la arena política a no dejar que el PRM le haga perder el favor ciudadano.

De este modo y pensando en todos los escenarios imaginables, donde por lo visto, parecería que todo fuera posible, que preguntemos: ¿Por qué el PRD perdió en el 1986 y luego en el 2004? Por creerse superior a todo el mundo, no tener su dirigencia sentido común y no llevarse de consejos, el mismo pecado que ahora luce que tiene el PRM. ¿Se repetirá la historia? (DAG)