Porqué una empresa radicada aquí y por malas prácticas, sea sancionada por EEUU, para nada la medida significa, que sea “una bofetada al pueblo dominicano” y lo que debe tenerse bien presente

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Que un ciudadano exprese su incomodidad porque otro país le imponga sanciones a una empresa radicada en esta nación, es una reacción producto de ese chauvismo absurdo que a nivel de pueblo o de ciertos sectores “nacionalistas” a veces manifiestan.

Sin embargo, cuando se trata de la alta dirigencia nacional y en el caso de algún expresidente, la expresión cobra otro tipo de singularidad, toda vez que el exgobernante que lo diga tácitamente implica al Estado Dominicano y por aquello de la continuidad de políticas desde el Poder Ejecutivo.

Pues, el expresar y como lo dijo esta mañana el expresidente Hipólito Mejía, que la suspensión de compra de azúcar de caña producida por el Central Romana Corporation, que es una empresa estadounidense con raíces dominicanas, fue “una bofetada al pueblo dominicano”, es sobredimensionar un asunto que tenía que suscribirse al área de políticas económicas y como se dice ahora “transversales” y no caer de golpe dentro de lo que es una política de Estado pura y simple.

En consecuencia, lo dicho tan inapropiadamente por Mejía y aún cuando esa no hubiese sido la intención, arrastra hacia un debate inédito sobre políticas de gobierno, que, en el caso dominicano, no beneficia y sí perjudica al gobierno del presidente Luis Abinader en sus relaciones con el gobierno estadounidense y al empujarle a sacar pecho, por lo dicho por un expresidente, que se supone, políticas suyas han sido heredadas por los gobiernos siguientes.

O con su expresión y dado que es el gobierno estadounidense el que le ha impuesto sanciones a una empresa estadounidense que fabrica productos derivados de una materia prima tan importante como lo es la caña de azúcar y radicada en este país, Mejía, ¿acaso no se ha metido en un asunto que a él no le compete, salvo que tenga relaciones comerciales directas con el CR, sea por derivación de políticas suyas anteriores o porque sea colono de esta?

Porque ¿cómo puede hablarse de que somos los dominicanos quienes supuestamente nos perjudicamos por la medida sancionadora, cuando el 60 por ciento de la producción de azúcar del CRC y revelado por Mejía “es consumida en el territorio nacional”?

En realidad, con las sanciones impuestas por el Departamento de Comercio estadounidense, quien está directamente perjudicada, es la otra empresa estadounidense y con instalaciones en la Florida y que refina el azúcar para su diversidad de productos acaramelados y cuyos propietarios son los mismos propietarios del CRC, no el pueblo dominicano.

Conociendo el detalle anterior, necesariamente que hay que ser suspicaz frente a lo expresado por el expresidente Mejía, pues a nuestro modo de entender lo que dijo, más se parece que actúa como un relacionista público o lobista del CRC, que como defensor del pueblo dominicano y a quien, en este caso, lo toma de muleta o pretexto para criticar al gobierno del presidente Biden.

Desde luego, Mejía de loco no tiene nada y menos de comerse su propia basura y lo que debe recalcarse, toda vez que, al dar su declaración, a razonamiento a contrario, implica que él está en conocimiento de políticas gubernamentales, de las que se supone no debería tener acceso y de ahí que digamos, que con lo que dijo, obligará al gobierno de Biden a solicitar explicaciones sobre el “detalle” puesto a conocimiento público y cuya respuesta solo puede provenir del gobierno de Abinader.

Mucha gente y esto hay que puntualizarlo y entre ellas, dirigentes sociales, de la sociedad civil y lideres de opinión, en la mayoría de los casos y por desconocimiento, no tienen la menor idea de lo que significan determinadas expresiones públicas de algún expresidente y que pudieran generar cierta irritación en el exterior y en particular, en algún gobierno y como es el caso que tocamos y por esa ignorancia, no le dan importancia a lo dicho por Mejía y mucho menos intuyen de las peligrosas implicaciones directas que para los intereses dominicanos, tal tipo de declaración pudieran ocasionar.

Y como en este país, la irresponsabilidad colectiva se caracteriza por no darle importancia a nada y mucho más, debido a la fama que arrastra el expresidente Mejía, quien tiene la dicha que todo el mundo le tome sus expresiones a puro relajo, y provocando, que realmente muchos terminen por concluir, que lo dicho es una más “de las cosas de Hipólito”.

Pero los asuntos de Estado no se manejan frívolamente y menos, que un expresidente se muestre como propagandista, relacionista o lobista de un grupo económico con ramificaciones políticas y tan fuertes, como las que se derivan del Central Romana Corporation y sus dueños, los hermanos estadounidenses de origen cubano, Fanjul, los mayores donadores en todo los EEUU, de los partidos Republicano y Demócrata y que es donde radica sus conocida influencia política y sin importar que gobierno esté radicado en Washington.

Ahora, los Fanjul tienen un problema que para ellos es grave, pues tienen que demostrarle al departamento de comercio de su país, que ellos no son los constantes violadores de derechos humanos ocasionados a su empleomanía radicada en los campos de caña de azúcar y en donde es verdad, que, en determinados momentos, aquellos bateyes, más parecen campos de concentración, que parte de una empresa de explotación industrial y comercial de parámetros normales.

La situación sancionadora, provoca que preguntemos el porqué este tipo de hecho irregular no es supervisado por la Cámara de Comercio estadounidense en la capital dominicana y para que de ese modo, evitarle el sofocón que tienen ahora los Fanjul con la sanción impuesta por su gobierno a su factoría y procesadora de caña de azúcar CRC y con lo que de seguro los empresarios e industriales estadounidenses radicados en este país, podrían corregir aquella parte de sus actuaciones que fuera ilícitas en su país.

Finalmente, y lo que hay que decir, que por que una empresa radicada aquí y por malas prácticas, sea sancionada por EEUU, para nada la medida significa, que sea “una bofetada al pueblo dominicano” y lo que debe tenerse bien presente. (DAG)