Primer ataque político estadounidense contra Abinader y al acusarle el Washington Times (grupo Moon) de “proChino”

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La acusación, podría parecer descabellada y ciertamente que lo es si se interpretara de manera aislada con relación a la actual geopolítica internacional y el duro sentimiento fascistoide que ahora embarga al Washington oficial y sus armas mediáticas de ataque “preventivo”. Pero se trata de la política y como tal, de atacar y de estigmatizar sin importar violentar la verdad.

Sin embargo, la realidad es otra y la que, y como tantas veces hemos manifestado, tiene que ver con los halcones facistoides que dirigen la política estadounidense de renacimiento colonialista y quienes en su ceguera política y su enardecido afanar, de entender, que en esta parte del mundo, la zona del Caribe es la especie de supuesto “patio trasero” en el que los estadounidenses pueden hacer cuanto les venga en ganas, muestra ahora, el paso de tratar de írsele al cuello al presidente Luis Abinader y con el pretexto de la relación comercial y diplomática con China Popular, que no es más que una reedición de la misma relación con EEUU pero en su punto más contradictorio.

Cómo siempre sucede, el manual de desestabilización yanqui, da la pauta de un primer ataque mediático amplio y casi a ras de tierra debería decirse, contra el país y gobierno objetivo de su interés y siempre mediante ese periodismo amarillista estadounidense experto en crear guerras inexistentes como ocurriera en los años 1800 con el periodismo Hertz escandalizando con la guerra independista cubana como pretexto para que EEUU descalabrara lo poco que quedaba del imperio español, quitándole, Filipinas, Puerto Rico y Cuba.

Luego y para la década de los años 1960, todos vivimos la sobredimensión hecha por esa prensa, con los hechos de la guerrilla castrista y hasta lograr que la opinión pública estadounidense e internacional realmente creyera que en Cuba había una revolución a gran escala para derrocar a una dictadura militar, cuando en la práctica, se trataba de un motín guerrillero de origen universitario, que de una revolución propiamente dicha y que como ya se conoce, se transformó en otro gobierno militar de pretensión comunista que impuso la actual dictadura cubana que desde 56 años sojuzga al país vecino.

Teniéndose pues tal experiencia y sabiéndose, que Washington “quiere entrarle a Haití” pero no encuentra como hacerlo y menos, sin aprovechar la isla entera y sin importar lo que pudiera resultar de esa deriva anárquica y desestabilizadora, contra República Dominicana. De golpe se nos viene encima el interés de la parte de la prensa estadounidense más allegada al fascismo, digamos institucionalizado y que es el primer paso cuando en la Casa Blanca y el Departamento de Estado quieren “marcar territorio” y para ajustar a sus directrices, al país que de algún modo entienden no del todo vasallo y menos su gobierno.

Si lo anterior se entiende, entonces en este país, gobierno, partidocracia y clase gobernante y sus fuerzas vivas, deben empezar a considerar, que a este país le ha llegado el momento de “las correcciones USA” en materia de sus relaciones internacionales de comercio y diplomacia y en un punto determinante: Obligar a los dominicanos a tirar para atrás sus relaciones comerciales y diplomáticas con China Popular y como se hiciera al final de la Segunda Guerra Mundial que debió frenarse la relación comercial con Alemania y prácticamente con toda Europa y a favor de los intereses estadounidenses y como el mayor pretexto para recordarle a esta nación, que no está en su accionar creerse que puede independizarse de EEUU.

Cinco años atrás, un primero de mayo. China Popular y República Dominicana establecieron sus relaciones diplomáticas, previo al anuncio dominicano de ruptura de las relaciones oficiales dominicanas con la isla china de Taiwán que abarcaron cerca de 73 años. Documento de aceptación, que fuera firmado por la parte china y en su capital, por el consejero de Estado y ministro de Relaciones Exteriores chino, Wang Yi, y el ministro de Exteriores dominicano, Miguel Vargas Maldonado.  Su antecedente, lo encontramos en el anuncio del consultor jurídico del Poder Ejecutivo, Flavio Darío Espinal, en la noche del 30 de abril de 2018 y declarando y citamos información periodística china, que “la República Dominicana rompió relaciones con la República de China e iniciaría las relaciones con la República Popular China, también declarando, que el Gobierno dominicano reconoce una sola China, la República Popular China y que reconoce que Taiwán es parte de esta”.

Desde entonces y más con el incremento comercial entre los dos países a un nivel de 4 mil millones de dólares, pero con una balanza comercial perjudicial para la economía dominicana, parecería que la dinámica comercial chino-dominicana, despertó cierta ojeriza en EEUU y por sus perspectivas de incremento y que es una situación que habría que describir de parte de Washington, como la casi intolerable piedra en el zapato en las relaciones estadounidenses-dominicanas y aun cuando la administración Biden, todavía mantiene las formas en sus contactos directos con el gobierno dominicano y lo que parece que no durará mucho, a juzgar por el editorial del Washington Times a que hacemos referencia y como vocero de los grupos conservadores estadounidenses más fanatizados.

Ahora, esos grupos más conservadores dentro de los estrategas de la geopolítica estadounidense y teniendo de perspectiva el desarrollo de los acontecimientos bélicos en Europa y  a resultas de la invasión rusa a Ucrania y el apoyo cerrado de EEUU, Reino Unido y la UE a Kiev, entienden, que ha llegado el momento de “llamar la atención”, a un presidente Abinader, quien para ciertos altos burócratas, en Washington no lo ven como buenos ojos, con la continuidad de la política dominicana hacia China y la que entienden “demasiado cálida”.

Por eso, la puesta en escena del editorial del referido rotativo de hace dos días y tan capcioso como mentiroso, en el que la clase gobernante estadounidense le da su primer pellizco, a un Abinader al que maliciosamente le achaca las relaciones con China cuando las mismas, las inició y motorizó el gobierno anterior, pero dándole una vuelta de tuerca haciendo creer, que como a Abinader se le entiende con vocación reeleccionista, ahora supuestamente aprovecha los juicios por corrupción que el Poder Judicial, que es independiente, motoriza contra los principales altos cargos del pasado gobierno del PLD y advirtiendo falsamente, que  tienen el objetivo “de perseguir a la oposición”.

Los dominicanos podremos argumentar lo contrario y hasta salir en defensa de Abinader, pero desde el punto de vista estadounidense, nada de ello importa y sí diseñar un esquema de manipulación propagandístico dirigido a convencer a los estadounidenses, de que Abinader es un objetivo político que debe ser visto como enemigo de los intereses estadounidenses y que, para el editorialista del Washington Times, Peter Roff, es lo que le importa.

A nuestro criterio y a partir de ahora, contra Abinader vendrá una inusual presión estadounidense y lo que la prensa amarilla estadounidense no disminuirá y menos, cuando agentes suyos y vía cubanos estadounidenses de Miami, ya han empezado a tener contactos con el convaleciente expresidente Danilo Medina.

Pero también y colateralmente,  los grupos empresariales y del alto comercio quienes con la presencia de sus lideres, fueron testigos de la extraordinaria bienvenida que hace cinco años, el gobierno chino le dio al dominicano y a su delegación de alto nivel y quienes se deshicieron en elogios y teniendo la mayoría de ellos y vía sus bancos corresponsables de estadounidenses una relación extremadamente estrecha y tanto, que la mayoría de sus gerentes son ciudadanos estadounidenses, que haya que advertir la probabilidad, de que si los grupos conservadores de la política en Washington han empezado a “deshojar las margaritas” , será por esta vía que  estos sectores recibirían las presiones más inusitadas.

Situación que de suyo y “en primera instancia” la conoció y experimentó Abinader, quien después de haber dispuesto más de 11 millones de dólares para que el país quedara abastecido de vacunas anticovid estadounidenses, se le sorprendió demorándosele la entrega y lo que ante semejante situación de orden público, Abinader debió morderse sus labios y tocar puertas a China, a la que desde el mismo día de la inauguración de su mandato, fue descortés y desairó a China y lo que no impidió que la nación oriental asiática se volcara a nuestro favor y que es un hecho que nunca los dominicanos podríamos olvidar y siempre agradecer y no obstante que fue una operación comercial, pero la que se atendió a lo inmediato.

Se está pues, ante el primer ataque político estadounidense contra Abinader y al acusarle el Washington Times (grupo Moon) de “proChino”. Ojo al Cristo. (DAG) 22.05.2023