No se entiende por qué hay opinantes en programas de radio y televisión y en las redes sociales, donde se trata de cuestionar el derecho y poder de administración que el Poder Ejecutivo tiene y como facultad privativa de efectuar las designaciones o remociones de lugar dentro del sistema de administración del Estado y al momento de nombrar los funcionarios de su gobierno.
De entrada, hay que decir, que Abinader y como todo presidente de la República, no solo que no tiene por qué consultar con nadie, respecto a los ciudadanos, que, mereciendo su confianza, asume que puede designar en determinado cargo de su administración, sino que es un derecho constitucional que solo a él le asiste.
Es decir, ningún otro ciudadano puede criticarle como ejerce ese derecho y potestad y lo que significa, que nadie tiene calidad, para, ni estar a favor o en contra de las designaciones que realice y sí simplemente entender que tiene el libre albedrío y autoridad para hacerlo.
Traemos el recordatorio a cuenta, al conocer las diversas opiniones discrepantes respecto a ese rumor público, que habla de supuestas designaciones para el nuevo gobierno y por las que las críticas no se han hecho esperar.
A nuestro modo de ver, al presidente y hasta ahora, lo único que hay que criticarle y porque en cierta forma ha estado cometiendo serias fallas institucionales, es en lo relativo a designar personas para puestos públicos y sin puntualizar que esas designaciones son a partir del 16 de agosto o cometiendo el grave despropósito constitucional de nombrar ahora, a ciudadanos que “juran” y se instalan de inmediato para un gobierno que aún no se ha iniciado y dentro de un gobierno, que de salida apenas le quedan menos de veinte días.
Fuera de estos excesos de administración realmente cuestionables, pues ¿cómo se puede hablar de cumplimiento constitucional cuando se designa a alguien para un nuevo gobierno del que todavía el mismo presidente Abinader no ha sido juramentado? y por lo que entendemos, que es un exceso supra constitucional, que en su momento podría afectarle institucionalmente y que si ahora no confronta oposición, se debe, a que las cámaras legislativas están en receso hasta que se instale el nuevo gobierno y los nuevos legisladores que tienen mandato legal y junto al presidente para el periodo 2024-2028.
Todavía más, si realmente en este país hay abogados constitucionalistas en ejercicio, ninguno y en puro derecho, podría aplaudir esas designaciones y peor, que con las mismas y curiosamente, el mismo Abinader está deslegitimando lo que queda del gobierno saliente y colocando en una seria situación y muy vulnerable en materia de violaciones constitucionales, que de entenderse graves, realmente podría hablarse de que el mismo Abinader está auto descalificándose como presidente saliente e igual como presidente entrante.
¿Habría que decir, que increíble como torpemente, Abinader se ha estado dando una especie de atípico golpe de Estado? Creemos que sí y por eso, lo primero que el nuevo Congreso Nacional, que como se conoce es dominado a lo absoluto por el partido del presidente e inmediatamente la nueva Asamblea Nacional se instale, esta deberá recibir el listado de designaciones, digamos, “atemporales” y emitir una ley que legitime todas esas designaciones, que, en determinados casos, sus incumbentes ya se han estado desenvolviendo en un gobierno que no tiene calidad para designarles.
Abinader y sin duda, por ahora se salva de cuestionamientos opositores. Primero, porque no tiene oposición política seria que le haga contrapeso y mucho menos, ya que esta carece de lideres políticos confiables y segundo, porque para el nuevo periodo 2024-2028 no tendrá oposición legislativa significativa que realmente le haga contrapeso y la mediática y como se ha visto, es inexistente.
Debido a esa situación, Abinader y si no frena su ego, le veríamos, que a más tardar enero de 2025 se podría estar desenvolvimiento como el presidente de un gobierno autoritario en el que la única voluntad que pese sea la suya y que de suceder, estamos seguros de que inaugurará una nueva etapa gubernamental tan crítica, que nadie dudaría de calificarla de dictatorial.
Cómo quien escribe y por razones de edad, se abstuvo de ir a las urnas y al entender que un ciudadano de ochenta años es poco lo que debería de decir, cuando de hecho su futuro no pasa del límite de diez años en calidad productiva, entendemos que la prudencia debe normar nuestros criterios y por consiguiente, ser o tratar de ser un factor de equilibrio y moderación en un país mayoritariamente joven que aun cuando no lo parezca, busca su propia expresión y como parte del poder compartido, que significa vivir en una democracia o estado de derecho pleno.
Así pues, que, haciendo abstracción de esta crítica, no creemos que haya que alegrarse o molestarse, por designación alguna y sí ponderar, que Abinader, joven al fin, le ha estado dando paso notorio a tantos jóvenes de 30 a 45 años sobre todo y para con ellos crear un nuevo ramal de clase política en el ejercicio del poder.
Y ahí están los frutos de esa nueva política: Sanz en las Aduanas, Pereyra en el Banco de Reservas o Faride, de la que se habla que irá al cuarto cargo en la administración del gobierno, son tres muestras concretas de que el presidente continua en su determinación de organizar un gobierno de juventudes y que para una nación en transición generacional como República Dominicana, es lo mejor que puede ocurrir para el fortalecimiento de la institucionalidad y la perdurabilidad de las instituciones.
Por eso, creemos como altamente positivo, que al presidente Abinader se le cuestionen determinados aspectos de sus políticas y lo que no quiere decir, que se olvide, que como Jefe de Estado y de Gobierno, tiene la calidad y facultad de dirigir la administración Pública. Con Dios. (DAG) 27.07.2024
