Si de Luis Abinader, el Magnífico, las $profecías$ dicen que ganará en mayo, ¿para qué ir a votar el 19?

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Desconocemos los que otros dirán, pero por el desolador panorama institucional pos electoral que las elecciones municipales del 18 pasado han dejado en la psiquis nacional, es evidente que de pronto se está haciendo conciencia en cuanto a que los ciudadanos no tenemos que hacer nada y menos molestarnos por concurrir a las urnas, cuando es tan evidente que los cuatro jefes de la partidocracia se han puesto de acuerdo en la manera de como los resultados de cada proceso eleccionario nacional deben terminar o concluir.

Sobre todo, a más, cuando es tan evidente de como la Junta Central Electoral ha agarrado de tontos útiles a ocho millones de potenciales electores y a quienes, de buena a primeras, preparó el terreno para que los resultados de los pasados comicios fueran una pantomima por la que el voto popular genuino no era necesario y sí un pretexto para que la tiranía partidocrática saliera aparentemente gananciosa.

Y hay que hablar de que todo ha sido un resultado en apariencias y por la realidad, de que efectivamente, los resultados electorales le han sido escamoteados a la población en capacidad de votar, mientras sorprendentemente tantos actores políticos, sociales, económicos, mediáticos y fácticos, hicieron lo necesario para que los ciudadanos no nos diéramos cuenta de que la partidocracia ha llegado a un nivel de empoderamiento institucional tan amplio, que realmente los electores ya no somos necesarios.

Más bien , lo que el pasado domingo se comprobó, fue, que entre la inteligencia artificial y los algoritmos, los ciudadanos hemos sido sustituidos y sin que casi nadie se dé cuenta y esto, gracias al circo orquestado por los activistas sociales, comunitarios y políticos, quienes con un desenfado digno de mejores causas, hicieron todo lo posible para que todos los jefes políticos se alzaran con el santo y la limosna, mientras a los electores se les dejaba con las caras largas y como idiotizados, sin saber que brebaje fue el que se les dio.

Basta ver como la tropa de auxiliares estratégicos del Magnifico se han manejado de la exitosa manera, a su criterio, con el que lograron colonizar las mentes de tantos ciudadanos y quienes como tontos útiles y para no decir una palabra descompuesta, se entregaron de plano a quienes con presteza los violaban y les arrebataban sus derechos.

Al mismo tiempo, causó estupor ver como los tres expresidentes y cada uno con su propia “línea de montaje”, engañaron hasta al más bonito y comenzando con los dóciles observadores electorales nacionales e internacionales, quienes en gran mayoría fueron utilizados como marionetas y con el propósito de que el triunfo de la partidocracia pudiera pasar con una escenografía bien montada.

Hipólito hizo de amortiguador y en base a sus conocidas y celebradas payasadas, mientras Danilo se encerraba en ese mutismo calculador tan suyo y de sus tiempos de cuando el Pacoredo, en tanto Leonel y haciéndose el tonto, le penetraba en frío a todo el que se dejara engañar de ese sortilegio tan suyo, y parecido a una serpiente llena de veneno.

Los tres y junto al Magnifico, fue evidente que conspiraron de manera calculada para que entre ellos y gracias a ellos, sus respectivas banderías salieran airosas, la población manipulada expresamente y tampoco sus mejores sargentos políticos cayeran en cuenta de que estaban siendo utilizados y en una especie de baile, para el cual, hasta los pasos a dar fueron ensayados con cuido artero.

De esta forma, el Magnífico aparece ganando la partida, mientras los tres expresidentes, cada uno hizo lo que correspondía y para que ni sus más fieles seguidores se dieran cuenta del drama que casi a escondidas emerge del robo electoral.

Hipólito se quedó tras bastidores, mientras sus colegas Leonel y Danilo se presentaban ante el gran público como una especie de redivivas Marta la Piadosa, que repartiendo tímidamente sonrisas y emitiendo palabras quedas y pasando la mano, de alguna manera lograban que todos les creyeran, nadie se tirara a las calles y mucho menos, que los más listos quisieran llevar el descomunal fraude y desfalco electoral a un proceso legal continuo de impugnación poselectoral a gran escala.

Se han creído tan exitosos en los papeles que asumieron y por aquello de que con cierta lucidez se han burlado de todo el mundo, que ni se han preocupado por ocultar y borrar las huellas de sus pasos.

El Magnifico, está claro que no se da por nadie. Todo en él es sonrisas, mirada picara y gestos calculados de un acercamiento que realmente no siente. Ya se entiende que puedo comprarlo o alquilarlo todo y que definitivamente ya comenzó su Era, justo en el tiempo -ayer en concreto- de cuando se iniciaron las escaramuzas para entronizar a Trujillo para agosto del 1930.

Por eso, la rediviva “revolución nacionalista”, viene ahora con otro ropaje y viéndose con claridad de como individuos de las generaciones Y e igual la Z han servido de maravillas para sus propósitos de continuidad ilimitada, mientras el bandidaje barrial a lo alofoke encabezaba en los barrios del Gran Santo Domingo, la compra y venta de votos y matizado y esto, sí que fue una novedad, con ofrecimientos “compensatorios” de hasta gramos de cocaína al mejor postor.

Desde luego había que cubrir las apariencias. Danilo no dijo ni jí, pero si mandó a sus voceros para que distrajeran a los incautos, Leonel y de tan brillante que estuvo en su drama, poco faltó para que llorara y media humana se les rindiera a sus pies.

Sin embargo, todo era pura falsedad y ahora viendo, que teniendo a Hipólito de lejos y de parachoques y para que los del PRM no se creyeran demasiado la supuesta ganancia electoral y no se le fueran al cuello a los dos expresidentes “opositores”, jugó y como siempre todas las bases y gracias a su encanto de sinvergüenza, amansó a palomas y lobos.

Tristeza infinita para quienes hemos descubierto la formidable payasada, vergüenza ajena viendo cómo se despilfarraron millones de pesos de los contribuyentes para garantizarle nuevos posicionamientos estratégicos a la partidocracia y pena adelantada para cuando la furia popular se desate y al descubrirse la verdad de lo acontecido.

Así las cosas, ¿de qué vale ser cumplidor de los mandatos constitucionales de acudir a las urnas, cuando el pandillerismo político en su expresión más cruda tomó por asalto las instituciones, jugó con la República y se burló groseramente de tantos ingenuos y quienes dé a verdad se creyeron el cuento de que en ellos descansaba la aparente democracia representativa y no participativa que se tiene?

Los dominicanos sabrán hasta donde llegarán en su feria continua de engaños y de máscaras, al aprovechar la partidocracia, toda esa debilidad tan humana, de tantos que solo quieren escalar socialmente y hacerse ricos sin importar como y quienes ya están anestesiados y como zombis, por la droga, la corrupción y la prostitución de todo.

Puede que el nuevo gobierno, en principio quiera mejorar, pero es difícil. El Magnifico está endiosado y a un nivel, que ni él y tampoco los suyos pudieron imaginarse. Por eso, ahora toca tirar al agua, a los peores dentro de la delincuencia social, política y empresarial que le acompañó en su camino hacia el poder, mientras que uno u otra cura y pastor, realicen sus jaculatorias tratando de hacer creer lo que no es, sus legisladores exijan que Leonel pida “perdón” o que un legislador del partido de su candidato a senador en el Distrito, “amenace”, de que en pleno discurso de rendición de cuentas quiera cuestionarle y todos, esperaremos el nuevo entretenimiento de la rendición de cuentas en el salón de la Asamblea Nacional, el próximo 27.

Pero, “algún día ahorcan blancos” dice el pueblo y cuando ese día llegue y que no será tan lejos cómo el 2028, entonces la explosión social que sobrevendrá, ni la nueva generación alfa podrá hacer absolutamente nada frente al país político, que de pronto se le desmoronará. Quisiéramos equivocarnos y no, que lo que decimos, sea cosa “de viejo fracasado” que nunca fue.

Ojalá que se entienda lo que hemos querido decir con esta especie de premonición desde el obligado ostracismo mediático que se nos tiene y de parte de una partidocracia, que cuando no mata o asfixia, exilia. De ahí que digamos, que si de Luis Abinader, el Magnífico, las $profecías$ dicen que ganará en mayo, ¿para qué ir a votar? Con Dios. 24.02.2024