martes, septiembre 3, 2024
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Sin pretender ser el espíritu santo o alguien parecido, lo cierto es, que, y si Abinader no se modera, su gobierno terminará en un gran desastre y la nación volverá a retroceder en lo institucional

Todavía no entendemos cuales son las razones que motivan al presidente Luis Abinader a saltarse cuanta medida de una persona prudente y madura que ejerce la presidencia de la República debería de cuidar y mucho más en un país, que desde el 2004 al 2020 cambio radicalmente y para bien en materia de prosperidad, institucionalidad y acerada defensa de las libertades públicas.

Menos se comprende el por qué a Abinader se le ha desatado ese aparente odio contra el expresidente Leonel Fernández y ese otro glacial contra el expresidente Danilo Medina y con lo que a lo inmediato, se coloca en contraposición a los millones de dominicanos que agradecen a estos dos expresidentes, todo cuanto en realizaciones y accionar positivo le dieron y a un país, que estaba urgido de que su gente se sintiera con esperanzas renovadas de un futuro mejor.

En esto se nos dirá que aun con todo ese progreso material que ambos expresidentes motorizaron desde sus cinco gobiernos, la población les dio la espalda y otorgó su confianza a un político joven que tenía años luchando por llegar al Poder Ejecutivo y lo que se responde fácil, porque los dominicanos y como los isleños que son y mucho más nacidos en el trópico, tienen una naturaleza voluble hija de emociones desordenadas que estallan cuando sienten que sus presidentes no les responden y tal como ellos quisieran y que es una situación “elástica” que como estamos viendo y quizás antes de tiempo, ya ha empezado a ocurrirle a Abinader.

El problema radica, de que por lo visto, el actual presidente se ha confiado demasiado en sus potencialidades y hasta se encuentra muy creído que todo el electorado voto a su favor, cuando de ocho millones de votantes, solo dos millones lo hicieron a su favor y provocando lo grave, de cerca de un 55 por ciento de abstención a nivel nacional y que como hemos visto y con todo que el gobierno nuevo es hijo de un fraude descomunal, y Abinader casi estuvo a punto de ser perdonado por la cambiante opinión pública, ahora resulta, que de los que le votaron, casi la mitad rechaza su manera “tan descriptiva” de como inició su “nuevo” gobierno.

Por eso, es imposible ignorar que ya hay una rebelión sorda contra Abinader, su gobierno y su partido y que, si el primer mandatario no entiende que en algo deberá de cambiar y ya mismo, sería probable que, de aquí a diciembre, la República se encuentre en la agitación propia de una nación que no encuentra razones para que Abinader le hubiese dado un vuelco en negativo y a una popularidad fundamentada en lo mediático, que de buenas a primeras se le está escapando de sus manos.

Y en esto, el fenómeno casi hay que entenderlo. Abinader no entendió, que los dilatados errores que cometió en su primer mandato, por ejemplo la incapacidad e incompetencia de su gobierno para dar respuesta a la trágica explosión de San Cristóbal y con su secuela de más de 30 muertes y 20 heridos, la mayoría de la gente los consideró -en principio- propios del novato que por primera vez se encuentra a las puertas de tener su juguete nuevo y acompañado de un partido de sectarios, anarquistas y estafadores de sangre, quienes en tropel tomaron por asalto el poder.

Resulta entonces, que los dominicanos ya nos habíamos acostumbrados a gobiernos diligentes de presidentes experimentados y de actuar juicioso y su derivación, de que durante 16 años continuos la economía iba bien y como si fuera un barco a toda vela y sin tormenta alguna.

Llega a Abinader y su delincuente PRM y la República es colocada patas arriba, Abinader da un giro de 360 grados en su proceder personal: Miente con descaro, se hace ver como autócrata y ahora actuando como si fuera un semi dios, crea de su régimen un nicho autocrático y convirtiendo la gobernabilidad en un disfraz plutocrático, por medio del cual, lo peor del capitalismo salvaje de este país y unido a lo peor de la burguesía haitiana han coludido para robarse la economía y tratar a los conciudadanos como si fueran unos idiotas que se han dejado arrullar por las cadenas de los hechos de corrupción más increíbles.

¿Resultado? La nación ha empezado a despertar y darse cuenta que el Abinader positivo y el que su propaganda hizo creer, no es tal y si la cabeza de un gobierno prohijador de los peores hechos de corrupción desde el poder, al mismo tiempo, la calidad y nivel de vida han descendido y en menos de cuatro años los dominicanos de clase media a pueblo, somos más pobres y como nunca antes y siendo testigos alelados de una nueva clase de delincuentes de cuello blanco que se lo están llevando todo por adelante, en tanto la alta burguesía es ya el doble de rica de cuando el 2020.

Cómo es lógico, las alarmas se han despertado. Y una fuerte mayoría nacional, asume que algo hay que hacer para que el régimen perremeísta no nos lleve al precipicio y de ahí al colapso total. Entonces se está entre la incertidumbre y la iliquidez económica y financiera más terrible y encima, todos nos damos cuenta de que Abinader actúa tal como si no entendiera, que como lleva su gobierno, nos empuja hacia el descalabró más significativo. ¿Qué hacer?, ¿cómo actuar? Y las respuestas no fluyen y lo que sí aterroriza, es que, en esto, cuando cunde el pánico, la gente reacciona con emotividad suicida y de ahí que alertemos.

Sencillamente, se nos está viniendo encima un mal social de proporciones calamitosas o cataclísmicas y que es aquel, “que cambia mucho una situación o una sociedad especialmente de una forma desagradable” , como recuerda Google y nadie ve que el gobierno alienta a mejorar, entonces y como lo que hay es un grande como grave proceso de incertidumbre, es que recordamos, que, en la medida que el gobierno se radicalice  hacia la dictadura y Abinader quiera imponer su falsa reforma, los acontecimientos pudiera precipitarse y un gran movimiento social surja y para evitar el caos, clame por un nuevo amanecer y entonces todo el mundo buscará un salvador.

Así la realidad, nada extraño pudiera ser que expresemos, que sin pretender ser el espíritu santo o alguien parecido, lo cierto es, que, y si Abinader no se modera, su gobierno terminará en un gran desastre y la nación volverá a retroceder en lo institucional. Ojalá que nos equivoquemos. Con Dios. (DAG) 26.08.2024
 

 

 

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