sábado, julio 27, 2024
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Súbito escenario de propuestas disparatadas y de reclamos desproporcionados

El mayor y más pesado contrapeso que impone a la institucionalidad la vigencia de una presidencia imperial hija de la dictadura partidocrática, no es solo el culto a la personalidad de quien sea presidente en ejercicio, sino la terrible distorsión de políticas y objetivos, que no ayudan a que después de unas elecciones, en este país haya una democracia funcional y plena.

¿Cómo es posible, que treinta altos cargos del Partido Revolucionario Moderno y con un desenfado tremendo, se reúnan y públicamente manifiesten que cada uno de ellos aspira a suceder al presidente Luis Abinader a partir del 2028 y a ocho días de este haber logrado su reelección constitucional?

Pero algo más, ¡quién le ha dicho al presidente en ejercicio, que él tenía que salir a hacerse el gracioso y adelantándose al tiempo, de que supuestamente él no aspirará a un nuevo periodo presidencial, cuando ese es un asunto y decisión hijo de las circunstancias y del cómo él realizará su nuevo periodo de trabajo de cuatro años continuos?

Precisamente y por estar de boca floja, Abinader e indirectamente, ha incentivado y antes de tiempo, que todos sus cordiales adversarios internos les hubiesen dado un proceso histérico de puro desenfreno y al entender, que con su rechazo a continuar en el poder y antes de empezar su nuevo periodo, el presidente habría la temporada de caza y nada menos que del cargo que ocupa.

Ahora, el primer mandatario tiene ante sí y sino es que cuando regrese de su gira privada a Europa y disfrazada de tres visitas políticas e institucionales de Estado  a Italia, Santa Sede y Portugal, un delicado problema de gobernabilidad interna, cuando lo que debió de haber hecho, era consolidar su mandato saliente y proyectar su accionar hacia el nuevo y con la característica definida de reforzar el poder presidencial y con todo y que este se encuentra condicionado por ese poder monopólico presidencial que calificamos de imperial y al abarcar los demás poderes interdependientes del Estado que quedan sujetos a su absoluta voluntad.

Por eso, que la comparsa de falsos y desesperados aspirantes, ya hubiesen presentado credenciales de ambición desmedida y de impulsar un aumento de la corrupción política, justo en el momento que Abinader y su PRM deberían demostrar una actitud prudente de control del gasto presupuestario y su corrección  en materia de despilfarro de recursos públicos en la campaña electoral y el que, de acuerdo a economistas y críticos representó una desmesura tan amplia, que ahora el gobierno habla de querer una reforma fiscal y como la única vía de ver como cubre el déficit operativo que el gasto de campaña le ha dejado y de lo que recién, ciertamente que el expresidente Leonel Fernández ha tenido el tino de traerlo a conocimiento general.

En este sentido, creemos, que sí, que ahora lo que importa es que el gobierno se amarre el cinturón y explique a la nación o por lo menos a los dos y pico de millones de ciudadanos que votaron a su favor y también a los otros cuatro millones de votantes, quienes por una u otra razón se abstuvieron de ir a las urnas, cómo él va a recomponer las finanzas públicas.

Sin embargo, Abinader a destapado la caja de Pandora de las ambiciones presidenciales fuera de control y por parte de una mayoría de individuos, todos aparentemente perremeístas, quienes no hicieron lo suficiente para que Abinader hubiese podido haber arrasado en las urnas y cómo debió de haberlo hecho y quienes ahora y de hecho, actuarán como los amigos que se alejan y en la medida que una parte de la población les responde a sus apetencias, lo que a su vez, generará una reacción de campaña electoral a destiempo, que al final le va a resultar corrosivamente lesiva a su nuevo mandato.

Fíjese si la situación es para alarmar, que, en los dos principales partidos opositores, la Fuerza del Pueblo (FP) y el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) ha habido un estallido sorpresivo de defensa a ultranza de sus dos presidentes y caudillos. Uno como el presidente autoritario que es y el otro, como el resabioso caudillo en baja, que de buenas a primeras ha estado viendo que su fallido candidato presidencial a querido hacer valer los votos obtenidos y para convertirse en una presumible punta de lanza divisionista a lo interno del partido morado y lo que realmente no creemos.

Ambas reacciones se han sucedido y como respuesta a la pretensión continuista, de un PRM, que no solo en todo el país se entiende más que extemporánea y sí como un claro desafío al poder presidencial. Ni hablar de las otras reacciones y agazapadas de otros sectores políticos de bajo perfil, pero vivos y al acecho a la primera oportunidad para descalabrar a sus adversarios.

Creemos pues, que, si las reacciones que observamos son un peligro para la institucionalidad, peor es el observar, cómo en sectores de la población más militantes políticamente, se está interpretando el desajuste de ambiciones, propio de una partidocracia totalmente opuesta a abandonar los hilos de poder y de forma tal, que veremos cómo desde el Palacio Nacional se tratará de manejar a todos esos sectores politizados y los que, por nada ni nadie, van a permitir que les tuerzan sus brazos.

Se podrá pensar que estamos equivocados, sin embargo, es evidente que a Abinader se le ha abierto un frente de ambiciosos nada dispuestos a que los trate como segundones, mientras al mismo tiempo, esos “disociados” grupos del PRM van a tirar puentes con quienes aspiren en el PLD como en la FP y a partir de ahí, seguro que la gobernabilidad y hablando en criollo, se irá a la porra.

Los primeros indicadores los veremos en el Congreso Nacional, particularmente en la Cámara de Diputados y ni que decir en el Senado, en donde con la llegada de un senador opositor de 32 años e hijo de un expresidente, no hay esa persona que no le entiende como un potencial candidato presidencial en el 2028 y mucho más, si el papá tiene el buen tino de hacerse a un lado y asesorarle.

Abinader entonces y desde ahora, políticamente va a estar solo y lo que significa, que no es verdad que la parte del sector mediático identificado como sus bocinas y por más golpes de pecho que se den, no tratarán de jugar las dos bases frente a Abinader, tratando a su manera de mantener renovados lazos de comunicación, mientras al mismo tiempo van poniéndose a la orden de los barones mediáticos, empresarios y financistas, quienes también y desde ahora y si Abinader no actúa con firmeza y puño de hierro contra sus disidentes, estarán tomando distancia y preparando sus terrenos y para ver con que candidato presidencial potencial les pudiera ir mejor.

Vemos entonces, a un Abinader, no tan fuerte como debería de ser y quien tan tontamente le dio alas a los 30 aspirantes presidenciales que le han salido debajo de su mesa y todos, dispuestos a desplazarles y mucho antes del siguiente periodo electoral.

Y para puntualizar, a nivel de pueblo, se podría decir que sorprendentemente “Abinader está feo para la foto” y por lo que puntualizamos, respecto a este súbito escenario de propuestas disparatadas y de reclamos desproporcionados. Con Dios. (DAG) 28.05.2024

 

 

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