Un problema y amenaza latente, que no entendemos como es que la partidocracia quiere ignorar y cuando está en juego la misma existencia de la clase política y su manera de gobernar para las mafias del poder

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Por donde quiera que se observe, en el mundo hay una mayoría de países en los que la insatisfacción popular está llegando a unos niveles tan críticos, que como ocurre en la Argentina, a aquel pueblo poco le importa llevar al poder a un político vengador antisistema o lo que se presenta en África, donde los militares se alzan contra el poder civil constituido y hastiados de la corrupción de sus gobernantes y de sus respectivas clases políticas.

El fenómeno  es extremadamente interesante y por el hecho realmente preocupante, para quienes todavía creemos en el sistema de la democracia representativa pero con énfasis en un accionar participativo reivindicador de derechos y potestades ciudadanas, de que la clase política y al haber perdido autoridad moral y sus gobiernos ser portaestandartes de la corrupción a gran escala, han generado una ola de golpes de Estado, que en América del Sur casi la encontramos en Chile, Perú, Ecuador y Colombia, en tanto en Brasil, sus militares han retomado un accionar cívico militarista por el que se alejan de cualquier intentona golpista tradicional.

Mientras lo anterior ocurre, los grupos de seudos izquierdistas y comunistas declarados, seudo progresistas al estilo ibérico, parecería que actúan muy de espaldas a la realidad que se vive de insatisfacción absoluta de las masas populares y de renuncia absoluta de su burguesías y clases medias a continuar sirviendo de comparsas de las políticas entreguistas que hasta ahora ha impuesto Washington y sus satélites locales de gobiernos vasallos muy al estilo Unión Europea y Reino Unido.

Y que es el factor, por el que en esta parte del mundo hay un despertar entre inquietante y esperanzador, de crear un mundo nuevo totalmente opuesto a lo vivido en el pasado y lo que ha generado un desagrado absoluto a dictaduras de perversidad antidemocrática y de absoluto culto personal y como ocurre en Venezuela y Nicaragua.

Concomitantemente, en la isla de la Española, donde apenas conviven República Dominicana y República de Haití y en razón de que sus burguesías, asociadas por años entre sí y ahora al descubierto, al formar parte del gobierno plutocrático dominicano y con cierta reticencia con el gobierno provisional haitiano, habían logrado mantener en un puño las apetencias ciudadanas y mediante el subterfugio de imponer la corrupción desde el poder, de pronto vemos, que con el invento de un pretexto nada fortuito, los políticos y sus empresarios están generando una peligrosa situación crispante a propósito de la provocadora decisión de políticos y comerciantes haitianos profundamente anti dominicanos, quienes a jura de Dios quieren hacer un canal de desvío de las aguas del río Masacre y sin importarles un comino, tratados internacionales y acuerdos binacionales firmados desde hace más de 80 años que regulan las aguas limítrofes.

Dominicana dio el primer paso, creando una brigada militar de 9 mil hombres completamente armados con elementos de aire, mar y tierra y un muro en construcción en el área limítrofe y con la supuesta finalidad de “frenar cuatreros y gavilleros y trata de personas”, pero que es una situación, que al mismo tiempo ha provocado el surgimiento de la corrupción militar de pura extorsión a todo lo largo y ancho del limite fronterizo y tanto en una y otra parte de la isla y que es el principal dolor de cabeza institucional que esta nación tiene.

Como si lo anterior no fuera suficiente, de parte dominicana se ha avivado un muy peligroso sentimiento anti haitiano y por parte de los peor de los grupos contestatarios anti haitianos y supuestamente “nacionalistas” y que dirigidos por dominicanos de origen árabe y bajo la etiqueta del racista y provocador Instituto Duartiano, más el apoyo frívolo y salvaje de un sector mediático de puro odio hacia lo haitiano, que avivado en las redes sociales, ha terminado y como nunca antes, por generar sentimientos racistas y de odio entre dominicanos mulatos y negros contra haitianos también mulatos y negros.

De telón de fondo, se tiene el magnicidio perpetrado contra el presidente Jovenel Moïse en el 1971, presidente que estaba apoyado por un ramal de la burguesía haitiana aposentada en EEUU y Canadá y ahora lo nuevo, de que ante el acoso que la vocinglería dominicana ha creado, parecería, que ya hasta faltaría poco para que las dos naciones se fueran a las manos en una lucha de exterminio común, la propia de todo cuanto sobre este particular tienen los ricos de ambos países y para destruir a sus dos pueblos.

Ayer por ejemplo y por primera vez desde el magnicidio, Haití, ha hecho una presencia militar y con un poderoso mensaje de militares bien armados, en buena salud y dispuestos a defender la soberanía de su país y ante tal despliegue, lógico por las circunstancias actuales y como respuesta inmediata e irresponsable, la vocinglería mediática clama por un absurdo llamado a las armas y que en momentos que Haití está al tris de ser ocupada militarmente por unidades militares internacionales y con el pretexto de acabar con los diez mil pandilleros que en Puerto Príncipe han hecho del gobierno provisional su rehén e igual los habitantes de la hermosa y atípica capital haitiana, parecería que las fuerzas en pugna empiezan a andar un camino sin retorno.

A todo esto, la geopolítica internacional y desde Europa y África, empieza a dar indicadores concretos, de que países como los de la Española, sus respectivos gobiernos se encontrarán ante un fuerte dilema de subsistencia, que les obligará a prestar atención a lo que les viene desde el exterior y porque de concretarse la ocupación militar en la parte occidental de la isla común, sus propios planes y políticas normales de trabajo y conducción deberán de ser interrumpidos y para enfrentar lo inmediato y que tiene mucho que ver con la continuidad de ambos.

De este modo y cordialmente, advertimos a ambos gobiernos, que se reencuentren en sus propias fallas y aptitudes de saber gobernar en tiempos de crisis y como el único modo de evitar que las lecciones de África, de golpe se puedan presentar mediante células militares binacionales que busquen una reconducción real de sus gobernanzas y que, hasta avivadas por el Comando Sur estadounidense, pudieran generar un nuevo tiempo político en el que lo militar sea el factor principal y no el civil.

De ahí que digamos, que vemos un problema y amenaza latente, que no entendemos cómo es que la partidocracia quiere ignorar y cuando está en juego la misma existencia de la clase política y su manera de gobernar para las mafias del poder. (DAG) 13.09.2023