lunes, junio 17, 2024
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Una cosa, es el respeto a la libertad de cultos y otra muy distinta, que se abuse de esa libertad para insultar a todos los que profesamos la fe mariana de la virgen de la Altagracia

Es muy cierto que el ejercicio de la política y al degradarse a los niveles de intolerable inmoralidad y corrupción de como se muestra, de una u otra manera ha pervertido y afectado la vida de relación entre los dominicanos y extranjeros que vivimos en el territorio nacional.

Pero otra y muy distinta, es que agentes religiosos pertenecientes a supuestos cultos protestantes o evangélicos y llevados de la corriente abusiva de agresión a la moral religiosa de la mayoría de quienes conformamos la nación dominicana, de buenas a primeras, a uno de ellos se le hubiese ocurrido calcar la vagabundería de agresión incalificable hacia el sentimiento religioso de otros y que es lo que ahora se está notando en países europeos y con quienes como musulmanes, no aceptan que otros profesen un sentimiento religioso distinto al suyo.

Recién acaba de ocurrir un accionar surrealista de un pastor supuestamente evangélico y quien en una atrevida interpretación sincrética realmente desconsiderada, apunta contra nuestro principal símbolo religioso nacional, el culto mariano a la Virgen de la Altagracia, igualándolo, como si se estuviera haciendo un “culto demoniaco” y con el pretexto, de que cuando hubo el choque de culturas en el 1492, con la llegada de los invasores y depredadores europeos liderados por el navegante Cristóbal Colón y  luego robustecido ese choque cien años después, con la entrada de la migración forzosa de negros africanos esclavizados, estos y para proteger sus creencias anímicas, quisieron ocultarlas y al utilizar los símbolos religiosos católicos como el disfraz para los suyos propios.

Sucedió entonces, la primera muestra de sincretismo cultural asociado a lo religioso, produciéndose un singular proceso de transculturación y mestizaje entre distintas culturas, cuyo mayor significado lo encontramos en Haití y Cuba y en la parte limítrofe sur entre las dos naciones que comparten la isla de la Española.

En función de este fenómeno de adaptación de creencias religiosas a un entorno hostil, nació y en particular en Cuba, la religión autóctona Yoruba y de la que muchos dominicanos tenemos conocimiento de su práctica y al tener las vivencias de la religión vudú que se fundamenta en el culto a los espíritus.

Este señor pastor, Carlos de los Santos, de creencia “religiosa” no identificada por el matutino que le entrevistara y en su calculada ignorancia y como reflejo del odio que siente hacia lo dominicano y simplemente, porque su interpretación tan prejuiciosa, se basa, de que a su entender, “toda figura religiosa católica que sea vista como mediadora con Dios, aparte de Jesucristo”, el susodicho la entiende que es “un demonio” y lo que desde luego es una interpretación perversa, mentirosa y absolutamente inaceptable.

Ya bastante tiene esta nación con la grave degradación moral que la corrupción política y la otra de costumbres le ha sido impuesta a rajatablas, para que ahora venga un susodicho “ministro religioso”, a emprender un ataque inmoral y desconsiderado contra el mayor símbolo mariano de toda la isla y lo que de suyo obliga a una respuesta dura que sienta antecedentes.

Para empezar, tanto el ministerio de Interior como la Conferencia del Episcopado y por el grave atentado contra la creencia religiosa y en especifica católica, de todos los dominicanos, deben y el primero, llamar a capitulo al susodicho De Los Santos y segundo, que la alta jerarquía nacional católica le enmiende la plana a este susodicho religioso, que con tante frescura, desconsideración y abuso, insulta a los dominicanos.

En este aspecto, creemos que, si el susodicho no es dominicano, debe expulsársele de la nación por ser un indeseable instigador que busca confundir y generar una controversia y peor, de una guerra religiosa y si es nacional de esta nación, someterle ante los tribunales por violentar el espíritu de confraternidad e integración, de la ley sobre libertad de cultos.

De no hacerse y tomarse el discurso como el de un loco, automáticamente el odio religioso habrá sido entronizado y de ahí que las pocas madrasas musulmanas (escuelas) que hay en este país, pudieran tomar nota y en su momento, reeditar el ultraje, tratando de imponer el estudio del Corán sobre el estudio de la Biblia católica.

Como Estado de Derecho, República Dominicana siempre ha respetado todas las libertades de creencias religiosas o de cultos y en el entendido, que ese respeto no significa que se vaya contra nuestra cultura y religiosidad propias. Es últimamente, que políticos obtusos han pretendido atacar el derecho a ejercer la fe religiosa propia, con el pretexto de querer prohibir la mayor muestra de sincretismo religioso criollo y como lo es el gagá y lo que sucede, por ese súbito rencor anti haitiano que los ultranacionalistas tienen de que supuestamente “Haití nos está invadiendo”.

También, lo que sí hay que esperar, es que este ataque religioso no quede en un abusivo silencio mediático de irresponsables medios y periodistas compuestos por una mayoría de oportunistas analfabetos funcionales y que a partir de mañana lunes, se sienta que las fuerzas vivas de esta nación respondieron al insulto perpetrado.

Por los dominicanos no haber actuado con responsabilidad y virilidad, los políticos mafiosos nos impusieron la corrupción desde el poder y el que sea natural el enriquecimiento ilícito. Ahora, con este primer intento de ataque a nuestras creencias religiosas y en nuestro mayor símbolo mariano, tiene que haber una reacción contestaria firme y para que más tarde no nos hundamos en el mayor socavamiento para una nación y como lo es la guerra religiosa.

Recordemos, que en “el 1924 el Congreso Nacional decretó la celebración de Nuestra Señora de la Altagracia como fiesta nacional el 31 de enero y que el 31 de octubre de 1927 el Papa Pío XI la declaró fiesta de la Iglesia”. La Virgen de la Altagracia refleja y como se publicara entonces y para todos los dominicanos “y de manera sublime y espiritual, ese firme amor de madre”. Ayer, hubo un ultraje que a partir de ahora jamás deberá repetirse y de lo que todo debemos estar conscientes. El desagravio se impone y ya.

En consecuencia, una cosa, es el respeto a la libertad de cultos y otra muy distinta, que se abuse de esa libertad para insultar a todos los que profesamos la fe mariana de la virgen de la Altagracia. Con Dios. (DAG) 23.07.2023

 

 

 

 

 

 

 

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