lunes, junio 17, 2024
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Una petición a la que aquí no le harán caso y la que les pesará a lo que no la atiendan y por sus efectos inmediatos dentro de la población flotante haitiana

Ayer, todos nos enteramos de que por undécima vez un alto cargo estadounidense y en visita oficial, instaba al Estado y vía el gobierno del presidente Luis Abinader, para que los dominicanos en sentido general, entendamos de que de alguna manera debemos encarar la realidad de una población haitiana flotante de no menos un millón de personas indocumentadas o no regularizadas.

Y como cabía esperar y dado que es lo mismo que se repite cada vez que hay semejante planteamiento por parte de nuestro primer socio comercial a nivel mundial, la mayoría de los funcionarios y altos cargos que escucharon la petición por boca de la joven Uzra Zeya, subsecretaria de Seguridad Ciudadana, Democracia y Derechos Humanos de EE.UU, no solo que sonrieron condescendientemente, sino que claramente se observó y por el lenguaje corporal, que ninguno estaba mentalmente preparado a aceptar semejante petición.

Solo había que ver como los dignatarios locales y de por lo menos dos poderes del Estado, el Ejecutivo y el Legislativo, asentían educadamente, pero bastaba observar las miradas que se cruzaban y para que el observador se diera cuenta de que pensaban lo mismo: “ya viene esta con el mismo discursito embaucador e inútil de siempre”.

Sin embargo, por esta ocasión, el Estado Dominicano debía y tiene la obligación de prestarle atención al requerimiento, pues aun cuando el mismo no lo parezca, es un mensaje que marca frontera entre la infame sentencia del Tribunal Constitucional contra al extranjero indocumentado y la respuesta del Poder Ejecutivo de regularizar al extranjero indocumentado y que tuvo su cenit  en el gobierno del presidente Danilo Medina, quien realmente asumió la obligación de todo los dominicanos, porque definitivamente la penosa situación fuera resuelta y como se debía.

Al salir aquel presidente del poder, pocos asumíamos que tal política de reordenamiento sería continuada por el nuevo gobierno  del presidente Abinader y el que de composición básicamente anti inmigración ilegal, pero esta haitiana, no así contra ninguna otra, por ejemplo la venezolana, pues como grupo político con raíces en el PRD de la guerra fría, nunca sus seguidores han apoyado nada que signifique regularización de la mano de obra y del inmigrante haitiano y al punto, de que el proceso regulador que se llevaba a cabo fue colocado patas arriba y a la fecha, ninguna documentación del mismo, apenas como débil referente es tomada o aceptada por la dirección de migración.

Ahora y sabiendo el gobierno estadounidense todo lo anterior y que el dominicano, mientras más cercano al cruce de sangre entre este y el haitiano, menos interés tiene en enfrentar tal realidad y por el equivocado prurito de negros y mulatos dominicanos, que se entienden “blancos” frente a sus iguales de raza haitianos, viene el recordatorio, más bien disposición directa de la funcionaria Zeya y la que con sus palabras, no ha dejado dudas de la determinación oficial estadounidense porque el asunto o temática se resuelva y mucho más, cuando esa situación le recuerda a EEUU, su paso obligado de reconvención con la amplia población negra marginada de su país en la zona centro-sur de EEUU como en ciudades importantes de Nueva York y Chicago.

Justo ayer, hablábamos en nuestro análisis político de Estado, de la probabilidad, de que en un momento dado, el gobierno estadounidense y por presiones de sus ciudadanos de origen dominicano y haitiano, intentara aceptar y con el pretexto de la pérdida del Estado de derecho en Haití, incursionar por vía de ocupación militar en el país transfronterizo y con el pretexto a su vez, de “robustecer” a la débil policía haitiana frente a la fuerza operativa de las bandas pandilleras haitianas financiadas por políticos y oligarquía.

En realidad, la pretensión estadounidense y también canadiense, es otra y si lo miramos como objetivo a largo plazo: Ocupar la isla entera y fusionar o anexionar las dos repúblicas a la Unión Americana y con el objetivo local de unificar la amplia población negra estadounidense y dándole valía y personalidad jurídica a los estadounidenses de orígenes en República Dominicana o en la República de Haití y que pudiera servir para buscar las “vías de manejo” con los Estados en los que la población chicana o de origen mexicano es mayoritaria.

Lamentablemente, la clase gobernante dominicana y en su irracionalidad, no entiende de ciertas “señales” y cuando se trata de problemas de negritud o más bien de mano de obra negra esclava y mucho más y como es el caso, que, en la parte oriental de la isla compartida, pasa de un millón de individuos la población negra haitiana y llegan ya a más de medio millón, los dominicanos de origen haitiano.

¿Qué es lo que analizan los estrategas del gobierno estadounidense?, que si ahora en Haití hay de hecho un proceso de guerra civil escalonado por el que en algún momento pudiera presentarse el amplio abanico de lucha social de exterminio entre negros y mulatos, que recurrentemente siempre se ha dado en el país al occidente de la isla, perfectamente que habría que entender, que si el problema no se corrige ahora, sería luego más grave, si por solidaridad o consanguinidad o no consanguíneos, que para el caso sería lo mismo, sucediera y en ánimo ácrata, lo mismo entre la población haitiana domiciliada en República Dominicana y con lo que de ese modo, el problema racista que la funcionaria Zeya e indirectamente esboza, se convertiría en uno y grave, binacional.

Puntualicemos entonces sobre el aspecto básico que refleja la visita de la subsecretaria estadounidense y que inusitadamente aquí el mundo oficial recibiera tal como si fuera un miembro directo del Poder Ejecutivo estadounidense. Ella dijo: “El Gobierno dominicano debe continuar avanzando en la lucha contra la trata de personas mediante la investigación, el enjuiciamiento y la condena efectivos de los traficantes, protegiendo a los más vulnerables de nuestras comunidades. Esto incluye la prestación de servicios a todas las personas vulnerables, incluidos los haitianos y los dominicanos de ascendencia haitiana”.

“Prestación de servicios”, enfatizó. Pero el gobierno dominicano no entendió nada de eso, sino que en tuit de la presidencia de la República (@PresidenciaRD) y a horas de la audiencia y a modo de respuesta oficial, se dijo, ” Los Gobiernos de Rep. Dom y EE. UU. realizaron el 3.er diálogo de alto nivel sobre reformas institucionales donde evaluaron los avances de la cooperación entre Estados, la lucha contra la corrupción, el crimen organizado y el fortalecimiento de la democracia”, nada del tema principal que motivó y motorizó el viaje de Zeya, quien dicho sea de paso, debe saberse que es una estadounidense de origen de la India.

No vamos a decir más, solo puntualizar, y crípticamente, que se trató de una petición a la que aquí no le harán caso y la que les pesará a lo que no la atiendan y por sus efectos inmediatos dentro de la población flotante haitiana. (DAG)

 

 

 

 

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