Que de improviso, desde República Dominicana se esté desatando una cacería hasta ahora no sangrienta contra el haitiano ilegal patrocinado por el gobierno y los grupos empresariales y financieros, está demostrando y gracias al ímpetu realmente de sano nacionalismo de millones de dominicanos de nueva generación quienes utilizan las redes sociales como su mejor instrumento de concientización política y social, lo único que ciertamente nos dice, es que las viejas generaciones empresariales y en su loco afán de lucro sin control ni medida, han terminado por ser descubiertas como las responsables del peor y más grande atentado contra la nacionalidad dominicana y que desde el 1937 se hubiese conocido.
En este sentido, más de tres millones de dominicanos de nuevas generaciones a partir de 1985 y en cierta forma, actuando atropelladamente y conculcando derechos de haitianos indocumentados que han adoptado esta nación como su país de acogida a la que eventualmente pudieran hacer suya, poco que mucho han logrado crear conciencia nacional de que por graves errores de los que mandan, casi se ha estado al punto de no caer en cuenta de que esos intereses económicos y financieros han estado al tris de lograr que los dominicanos podamos ser desplazados de nuestra propia nación.
Ahora, los miembros de esa población flotante haitiana, que mensualmente envían tres millones de dólares en divisas a su país, unos 36 millones de dólares por año y lo que significa el mayor ingreso fijo en moneda extranjera que tiene Haití, comienza a entender que una cosa es trabajar en este país y otra creerse que pudiera desplazar a sus habitantes naturales.
Si las autoridades provisionales haitianas hubiesen razonado y hecho cálculo, deberían de darse cuenta, de que encima de que su país está secuestrado por bandas de pandilleros creados por su misma burguesía y la que ahora, mudada a este país como socia del gobierno plutocrático de Abinader (dominicano de origen árabe y haitiano) sus miembros creen y muy equivocadamente, que tienen la oportunidad de implementar su plan secreto de apoderarse de esta economía.
Al analizarse lo anterior, de inmediato se entiende por qué Abinader ha llegado al poder en base a dos terribles estafas y fraudes electorales financiadas por sus asociados haitianos y ahora se cae en cuenta del porqué y de abusador, este presidente pretende entregarle a la fortuna más grande de Haití, el control de nuestro sistema de registro civil y el subsiguiente dominio de a quien calificar como ciudadano dominicano o de como falsificar la documentación de nacimiento para encubrir a ciudadanos haitianos como nacidos en este país.
Comprobada esta ominosa realidad y que Abinader y sus compinches haitianos la han estado y hablando en criollo, “metiéndosela en frío a los dominicanos”, se comprende de inmediato que este presidente no elegido libremente y sí a pura propaganda, subió al poder en base a una terrible agenda anti dominicana y la que ya al descubierto, ha llegado el momento de erradicar y parar en seco.
Fue por eso y al darse cuenta de que con tal política anti dominicana estaba llegando demasiado lejos, que Abinader y pretendiendo confundir efectuó su alocución privada del pasado domingo vía medios de comunicación, por medio de la cual, presentó y repitió su viejo esbozo de 15 puntos de rescate y reorientación de una política pró mano de obra dominicana, de la que también habló años atrás.
Pero en su desesperación y al ver que se había colocado entre la espada y la pared, en esta ocasión, Abinader se coloca y con el apoyo abusivo y tardío del expresidente Hipólito Mejía, quien, con su interés de llevar a su hija de candidata presidencial en el 2028, apoya vehementemente la mano de obra haitiana y para de la misma, extraer el grueso de los posibles votantes a favor de esta.
Y lo peor, cometiendo el tremendo error, de darle fuerza, legitimidad y nacimiento al resurgimiento de ese dormido nacionalismo militarista que en el 1937 tuvo que tomar medidas heroicas para salvar la nacionalidad y en momentos que el comercio del país se encontraba en manos de mercaderes y comerciantes haitianos.
En la mañana de ayer, se dieron dos muestras de ese militarismo nacionalista que no está dispuesto a que el gobierno plutocrático quiera hacer desaparecer nuestra nacionalidad. Es decir, Abinader y sin darse cuenta, le ha abierto los ojos al militarismo nacionalista y a propósito de que nuevas generaciones de dominicanos y desde las redes sociales, colocaron al desnudo la tremenda penetración de nacionales haitianos queriendo desplazar a la población dominicana.
Así se vio en la tele, al actual ministro militar, un funcionario que se caracteriza por ser mudo, exponiendo cruda y abiertamente sobre la política que el cuartel ha diseñado para enfrentar la penetración de haitianos con formación militar como militares “dominicanos” y el apoyo al amplio despliegue militar en zonas de la provincia de La Altagracia, como el distrito de Verón y sus ramificaciones en Friusa y Mata Mosquitos y toda Punta Cana e imponiendo una zona militar restrictiva para fines de expulsión del haitiano ilegal.
Paralelamente y a la misma mañana, el vicealmirante a cargo de la dirección de Migración detalló ampliamente y también en la tele, cual es el esquema de su política de erradicar al indocumentado haitiano o cualquier otro extranjero ilegal del territorio nacional y lo más significativo, coincidiendo ambos en trazar una línea de nacionalismo real y que sirva de valladar a quienes, desde este país, habían diseñado el esquema de destrucción de la nacionalidad dominicana.
Consecuentemente y si se hace un análisis de lo que se habló y la imagen que se proyectó, por obligación se llega a la conclusión, de que ni que el mismo presidente Abinader y si quisiera frenar esa política militar nacionalista estaría en condiciones de intentarlo…salvo que no quisiera ser el blanco de una reacción cívico-militar y de consecuencias nefastas para su gobierno plutocrático.
Viendo entonces en frío, que, si no hubiese sido por los influenciadores y blogueros en las redes sociales y una parte del periodismo profesional y nacionalista, que decididamente haya que aplaudir y reconocer a todas esas voces, que con gran valentía están defendiendo la nacionalidad dominicana.
Pues una cosa es que las dos naciones en la misma isla y con el correr del tiempo y de aquí a 25 o 50 años (2050 o 2100) y con nuevas generaciones de 25 a 50 años, estas entiendan que para preservar sus destinos y nacionalidades deberían ensayar ser parte de un estado binacional y otra muy distinta, que Abinader y como presidente de este país, crea o considere que debería acelerar la probabilidad y con la ayuda de sus asociados haitianos, de hacer que las dos repúblicas sean parte de un solo Estado y lo que desde luego nunca logrará.
De ahí que digamos, que viéndose en serio peligro institucional. Abinader recula en su política pró haitiano ilegal y cree refugiarse en el dormido militarismo nacionalista del 1937. Pero está marcado y ya no se le ve como dominicano. Con Dios. (DAG) 08.04.2025