lunes, junio 17, 2024
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17 años luego, ¿una renuncia sorpresiva para frenar un conato divisionista dentro de la AIRD y todo, por celos dentro de área de traficantes de poder?

Recién ha ocurrido y en concreto ayer, que dentro de la Asociación de Industrias había estallado una especie de conato divisionista y al más alto nivel y motivado en apariencias, por los celos despertados entre determinados dirigentes empresariales, quienes recelaban de una manera abierta como porfiada, del papel protagónico que en los últimos dos años había obtenido su hoy renunciante vicepresidenta.

De acuerdo con nuestras fuentes, todo indica que, para la directiva secreta y fáctica paralela, la “renunciante” vicepresidenta no pudo más con la hoya de grillos en que se había convertido la junta directiva y en particular, cada vez que se presentaba una reunión, en donde las recriminaciones, imputaciones y señalamientos hacían imposible una sana convivencia.

Prácticamente los disgustos fueron a mayor y aún cuando la dama pretendió tirarle agua al vino, pasar página y olvidar agravios, las presiones continuas de quienes recelaban de la alta cuota de influencia de poder que tenía por derivación, hizo todo lo demás para que esta renunciara y lo más significativo, que quienes se entendían sus amigos o aliados eventuales, habían hecho mutis, mientras desde el poder gubernamental se miraba hacia otro lado.

Si se recuerda que el método más utilizado por la oligarquía es precisamente el sacarle la alfombra debajo de sus pies a aquellos de su circulo cercano que se entiendan no manejables, no habría porqué ser un experto, lince o brujo y para entender que la atmósfera separatista apuntaba a que la vicepresidenta tendría que irse y rápido.

Sencillamente, sus adversarios de años no aguantaron las muestras de relaciones fácticas con el poder que la destituida vicepresidenta podía exhibir y menos, el aparente apoyo mediático a nivel de periodistas y reporteros que funcionaban como una especie de guardia privada que la protegía mediáticamente.

De ahí, que junto a su salida, se suscitó con presteza la elaboración de una lista negra “de bocinas y comunicadores“ que ahora no tendrían entrada abierta a los más altos niveles de la organización, mientras que con cuido y parsimonia a nivel del estamento presidencial también fáctico, ese que entiende que la AIRD es suya, se trazó un nuevo esquema de conducción por el que ya no se entiende saludable que ningún nuevo vicepresidente ejecutivo pudiera crear en lo futuro la aparente asociación paralela, que sus más enconados adversarios le imputaban a la vicepresidenta caída.

En el fondo, también podría hablarse de que el machismo tradicional no toleraba las muestras de virilidad con faldas que en la asociación había sido establecida y por lo que, lo que al principio se vio con cierta ojeriza, al final resultó la piedra de choque que terminó provocando la salida de una ejecutiva, que, como la señora vicepresidenta caída, ciertamente que pocos hombres podían medírsele de igual a igual y lo peor, que la dama no barajaba pleito y siempre supo cómo ripostar y contraatacar tocando determinadas fibras que provocaban un profundo dolor en sus adversarios.

Habría que ver ahora como será el manejo de la organización y que clase de salida publica y diplomática se dará a su aparente renuncia y lo que se verá con crudeza el día que se la agasaje y entregue bandeja de despedida y entre glamorosos discursos de amistad, de esos, que mientras más rimbombantes, más hirientes y descaradamente burlones se entienden.

También hay que ver en la mencionada renuncia, que parecería que se detiene en seco el proceso de transición operativa que la ejecutiva saliente estaba motorizando y el que al principio le había ganado tantos reconocimientos hipócritas y los que mutaron a violentamente orgánicos, desde el momento que los grupos más conservadores, temieron que los alcances de la transición les obligara a retirarse y fue ahí que estalló Troya.

Las apariencias se dejaron de lado y los ataques fueron frontales y sostenidos y la dama cercada y acosada por tantos supuestos amigos o aliados, debió de entender que había que dejar el cargo, tratar de salir por la puerta grande y hasta donde le fuera posible, salvar con dignidad su propia reputación e impecable imagen. Por eso la renuncia y la que ahora desde la AIRD dicen que les sorprendió sobremanera.

Desde afuera de la institución, lo que se observa, es el como es posible que la hayan empujado a renunciar, cuando hasta hace poco, se proclamaba que “ella ha sido clave, por más de 17 años, en el desarrollo del liderazgo de la AIRD y el proceso de fortalecimiento del sector industrial dominicano, así como en la profesionalización y diversificación de las áreas que forman la base institucional del gremio industrial”. Que se recuerde, nadie con semejante bagaje y méritos, es para que ahora se vea obligada a presentar renuncia y bajo el supuesto de que se retiraría a la práctica privada de la asesoría empresarial.

Por lo que se supo, ha sido sustituida por un profesional de las ciencias jurídicas especializado en “consultoría estratégica especializada en empresas nacionales e internacionales vinculadas a la industria de alimentos y bebidas, medicamentos, así como en sectores de la industria altamente regulados como alcoholes y tabaco”, una estructura de ejercicio y trabajo muy cercana a las empresas de la principal familia oligárquica.

Desde luego, el libre albedrío norma todas las decisiones de hombres y sociedad, instituciones y centros de pensamiento como de poder y desde ese punto de vista y para no ahondar en heridas que todavía tardarán en cicatrizarse y además, porque muchos dominicanos son así, que por delante sonríen y por detrás, a la menor oportunidad meten la puñalada trapera, que haya que recoger la historia dentro del simple aspecto de una aparente renuncia dentro de un círculo de poder empresarial, cuyos miembros, equidistantes unos de los otros, a la hora de la maldad y por su comportamiento e intereses torcidos, recuerdan aquella escena de la historia de Roma de cuando César fue acuchilleado por un grupo de senadores y patricios que se decían sus amigos.

¿Habrá, la renunciante vicepresidenta, señora Circe Almánzar, caído en cuenta del paralelismo que la acompaña, después que durante 17 años dio lo mejor de sí a la organización que ahora la tiró al ostracismo y la que tan perversamente la despide y atreviéndose a decir que ella siempre será su aliada?

¿Tenemos razón, cuando planteamos que 17 años luego, una renuncia sorpresiva para frenar un conato divisionista dentro de la AIRD y todo, por celos dentro de área de traficantes de poder? El tiempo dirá. (DAG-OJO)

 

 

 

 

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