Viéndose acorralada por su falta de tacto al negar de plano la presencia de países cuyos gobiernos no son gratos al gobierno de Trump, el gobierno y por medio de la Cancillería y por las fuertes divergencias con otras cancillerías latinoamericanas que no estaban de acuerdo con que Nicaragua, Cuba y Venezuela no fueran excluidas de la Cumbre de las Americas pautada para diciembre próximo, el canciller Roberto Álvarez debió de aceptar y ante la posibilidad del fracaso de la cita hemisférica, anunciar su posposición para el año que viene.
Nunca en toda la historia de la diplomacia dominicana había ocurrido un bochorno semejante y ocasionado por la sumisión de Álvarez a los dictados de su igual Marco Rubio, negado de plano a que la cita hemisférica fuera también integrada por países de gobiernos no gratos a EEUU.
Oficialmente, lo que se dijo fue que “eran imprevisibles las profundas divergencias que actualmente dificultan un diálogo productivo en las Américas”.
La posposición de la Cumbre para el próximo año culmina con la planificación de una actividad que había generado varias críticas de actores internacionales luego de que se anunciara la exclusión de Venezuela, Nicaragua y Cuba provocando que países como Colombia y México desistieran de participar, alegando que en la exclusión no se puede ejecutar el dialogo.
El gobierno y a pesar de mostrarse indiferente al ser cuestionado en ocasiones anteriores, el presidente Luis Abinader llegó a manifestar que aunque la República Dominicana será el país anfitrión, “es Estados Unidos el encargado de realizar las convocatorias a los gobiernos que participaran en la Cumbre”. (OJO-jj / LD-jf)
