Esta mañana, todos los indicadores económicos en el mercado mundial y en toda la economía global, indican, que, en materia de criptomonedas, se ha llegado a un nuevo máximo histórico de 3 billones de dólares estadounidenses. Y la pregunta es una: ¿A cuánto llega la capitalización de todos los dineros en pesos o en divisas que disponen los más de 22 bancos comerciales del sistema financiero dominicano?, ¿tal vez a menos de mil millones de dólares?
Y si esta es la respuesta a las preguntas anteriores, ¿en base a qué y tanto la Superintendencia de Bancos como el Banco Central, sus funcionarios y tecnócratas, mantienen la mentirosa campaña de que los dominicanos y en particular los emprendedores, no deben comercializar en criptomonedas y presionando mediáticamente con el pretexto de que esas entidades no “autorizan” a nadie a hacerlo y advirtiendo que el sistema financiero criollo no registra tales operaciones y porque supuestamente en el territorio nacional no son licitas?
Pero si lo anterior es significativamente inquietante, peor es saber, que las amenazas de la Superintendencia como del Banco Central, fundamentalmente van dirigidas y no como otros mass media asumen, que es a inversionistas, capitalistas y emprendedores, sino a aquella parte del pequeño nicho de grandes ricos de este país y primordialmente a tratar de impedir, que el mismo gobierno e individualmente a través de sus entidades descentralizadas, pudiera iniciar una escalada de inversiones en criptomonedas y como la mejor vía para que las finanzas del Estado obtengan una excelente capitalización y el gobierno se encuentre de buenas a primeras, con un extraordinario esquema de capital millonario en monedas: dólar estadounidense o euro y para citar un ejemplo, que le pudiera servir de colchón para un pronto ingreso legal y lícito que facilitara su desenvolvimiento en dinero fresco y el que no haría necesario endeudarse en el exterior o emitir dinero sin respaldo o efectuar ningún tipo de reforma fiscal.
¿Y lo anterior, por qué?, porque al convertirse en un destacado especulador financiero en criptomonedas y como le ocurre a otros gobiernos que efectúan estas operaciones sin que las mismas trasciendan al público, el gobierno actual y de hacerlo, a menos de un año de iniciado el proceso de inversión tendría ganancias amplias y con pérdidas limitadas, por lo que desde el Palacio Nacional podrían crear un mecanismo paralelo de ampliación del presupuesto nacional y el suficiente, para que se llegara al punto de lo impensable y mirando a largo plazo: Bajar los impuestos y mejorar el nivel y calidad de vida de la nación, sus instituciones y ciudadanos.
La autoridad monetaria y financiera y ella misma, compuesta por burócratas y ejecutivos de la mayoría de los bancos del sistema y estos, pensando como tecnócratas privados y no como dominicanos, se oponen a las criptomonedas, tratando así de mantener, que sus bancos mantengan los indicadores de mínimos beneficios actuales en base a préstamos por usura y facilitación de líneas de crédito a empresas, corporaciones y gobiernos y quienes con semejante mentalidad de tenderos, no entienden, que si hicieran lo contrario y entraran de lleno dentro del mercado de criptomonedas, también sus ingresos se proyectarían hacia el infinito.
¿Por qué los banqueros no lo hacen?, porque son burócratas y de mentalidades pequeñas e isleñas, nada innovadoras y no amigas de los riesgos y como por más de 40 años han alentado el actual e injusto mercado atrapado, en el que solo los ricos se benefician y la clase media se estanca y los pobres permanecen dentro de la pobreza extrema, se han acostumbrado al tipo de economía pueblerina y corta de metas, que permite, que comerciantes, importadores, industriales y ricos sean los que prosperen y que los demás apenas lleguen a fin de mes o se conformen con ser pobres y siempre reclamando el deme algo y como también para el pueblo, los ricos alientan la corrupción más extrema y los gobiernos y sus políticos de todos los partidos se enriquecen engañándose los unos a los otros y también, siempre saqueando el presupuesto de la nación, los banqueros temen perder una situación económica y financiera que les da tantos beneficios y con poco esfuerzo y por eso la Superintendencia de Bancos y el Banco Central se opone a las criptomonedas.
A ver, ¿cuánto gana el burócrata que está al frente de la SB y cuanto también el gobernador del BC?, el primero casi un millón de pesos de salario fijo y el segundo pasa del millón 100 mil pesos cada mes y ambos sabiendo, que, a la hora de irse de los cargos, sus respectivas pensiones pasan del medio millón de pesos por mes y encima, tienen la posibilidad de obtener beneficios mayores, como “asesores” de cualquiera de los miembros de la Asociación de Bancos.
Entonces, ¿se atreverían a cambiar el discurso que ahora tienen, cuando saben que ellos son parte de los mil dominicanos privilegiados, quienes luego de morir, sus descendientes y por tres generaciones no tendrán los problemas de vida de la mayoría del resto de los ciudadanos de clase media o de a pie?
Lamentablemente y por ser la mayoría de los dominicanos, parte de un pueblo “esclavo, indolente y servil” y como lo describe el propio Himno Nacional, sus miembros no se atreven a arriesgarse y como el gobierno actual es el primero plutócrata y compuesto por mercaderes que no creen en aquello de que los demás vivan bien y en base a recursos estables, salvo sus cofrades, seguidores y fanáticos, nadie hace nada y torpemente dejan pasar las oportunidades que la economía global ofrece ahora con las criptomonedas.
De ahí y con la pretensión de motivar a quienes nos lean, que formulemos la siguiente pregunta: ¿A cuánto asciende la capitalización del mercado y en materia monetaria de todos los dineros en inversiones y activos que bancos y capitalistas dominicanos empresarios y gobierno tienen el territorio nacional?, ¿Se acercará a los 3 billones del valor del criptomercado global a este lunes?
Al efectuar esta disquisición, la hacemos como un llamado de atención y con el solo interés, de que todos quienes nos dispensen el honor de leernos, entiendan, que la economía global de ahora ofrece múltiples y variados campos de desenvolvimiento y que todos los ciudadanos, comercio, industria, corporaciones y gobierno, todos tenemos la amplia probabilidad de mejorar en nivel y calidad de vida y sin hacer lo mal hecho y solo teniendo fe en nuestras propias capacidades y poniendo a trabajar nuestras respectivas intuiciones. Con Dios. (DAG)
