Tantos años conociendo de las marrullas de Balaguer o las peores sinvergüencerías despiadadamente inmorales de Hipólito en su trato de gobierno tan falso y ruin o las malignas sabichoserías de Salvador y más atrás el trato de zorro campechano de Guzmán, necesariamente que obliga, a que 52 años después y como analista político de Estado a tiempo completo, pocas fueran las sorpresas que el ejercicio de Abinader y de creerse más listo, en algo nos pudiera sorprender.
Este presidente, quien después que hace quince días juró y perjuró que no se repostularía a partir del 2028, ahora le vemos y más empecinado que nunca en hacer de su reelecto gobierno, uno en el que un día pudiera valer por dos y que desde su óptica le hiciera tan enormemente abarcador, que cuando se llegue a la confrontación de si realmente se va o se pudiera quedar, el grueso de la opinión pública se quedara anonadada con el giro sorpresa que le dará
Y esto así, porque al presidente, le han bastado estas dos semanas para darse cuenta, de que, al desatar las ambiciones, unas desmedidas y otras naturales de quienes se creen sus discípulos, estos y en sus forcejeos, le han dado a demostrar lo peligroso que pueden ser como alacranes de los manejos políticos tras bastidores.
Por lo pronto, hubo uno, Vicini-Collado, quien creyéndose más ladino se la jugó tratando de desbancar a Yayo del poder fáctico que este ejerce en el ayuntamiento de La Vega, mientras desde lejos, otro que jura y porfía que no quiere que se le vea como presidenciable -Paliza- se desenvuelve tras bastidores y movilizando sus alfiles mediáticos de la radio estación la Zeta y que es la razón del toyo que ha sido generado en el ayuntamiento de aquella ciudad del centro del Cibao y todo, para evitar que se cumpla con el mandato constitucional de convocar a nuevas elecciones y las que de convocarse, seguro que cualquier sector opositor pudiera irse con el santo y la limosna.
Desde luego, si Abinader se aloca y se dejara manipular por los comentaristas políticos que paga desde su aparato de propaganda y que no es lo mismo con relación a la minoría que sí somos analistas políticos, quienes como se debe de suponer, al ser profesionales absolutamente no manipulables ni sujetos a sobornos y no porque sean santos, sino simplemente, que al conocer los entresijos de la política de Estado es muy difícil el pretender comprarles, amenazarles o quebrarle la voluntad y que en uno que es analista político de Estado, como quien escribe, es casi imposible reducirle a la escoria humana que la democracia totalitaria que se tiene, acostumbra a moldear en otros periodistas, comunicadores, opinantes, sicarios de la palabra o simples comentaristas políticos de a tanto por palabra.
Las diferencias entonces saltan a la vista y ahí no vale el tratar de acosar, restar fuerza económica institucional o creer que, a semejante tipo de líder de opinión institucional no manipulable, se le pudiera tentar con algún cargo público, canonjía o privilegios extremos.
En nuestro caso, ningún gobierno ha podido reducirnos a sus dominios y de esa forma y según pasa el tiempo y por más que se nos reduzca a un medio digital de poco tráfico y en lo que la envidia organizada desde el resto de los mass media, barones mediáticos y periodistas, comunicadores o panfletarios hacen lo suyo para mantener la encerrona, siempre y al final, lo que decimos o analizamos, siempre y aun cuando fuere a escondidas, los actores políticos lo tienen más que presente. Al final, prevalecemos en la mejor opinión, aunque el costo profesional en materia económica sea tremendamente pesaroso.
Entonces, al retomar el principio de este análisis, lo que vemos, es que Abinader ya se está preparando para prevalecer sobre sus ambiciosos y avispados discípulos y en cierto modo, azorado de ver como las ambiciones personales rompen todo sentido de la prudencia y también de la sensatez.
Sí es cierto, que desde el pasado día cinco y ha resultas de las elecciones estadounidenses, al presidente se le presenta un escollo momentáneo, que fácilmente salvará, si de un solo golpe envía a EEUU a los seis diputados narcos pedidos en extradición y con la finalidad de realizar una política de acercamiento con el esquivo presidente electo Trump, quien, a diferencias de sus antecesores, sí que sabe comportarse y exigiéndolo como si fuera el emperador del mundo.
Lo que debe plantearse, porque el empresario Trump es bien conocido de Abinader y en lo que sus paisanos Hazoury, socios de este en determinados emprendimientos inmobiliarios turísticos, fueron la vía cercana para un breve encuentro. Por lo tanto, si partimos de este hecho y sí Abinader se muestra firme en sus concepciones de moral familiar y severidad de crítica para los inmigrantes ilegales, no vemos razón alguna, para que contra todo pronóstico la eventual relación que se creara entre ambos no sea mutuamente beneficiosa.
Sabiendo esto, no dudamos, que cediendo y abarcando a la vez, Abinader, pero no tanto su gobierno, se convierta en un socio político útil y viable y para un Trump, que en materia de política internacional, pero desde la óptica de la seguridad interna de EEUU, Abinader se convierta en un presidente asociado y garantista de un cierto tipo de política de buen vecino y controlando e imponiendo la inmigración forzosa de los indocumentados haitianos en el territorio nacional y como punto de refuerzo para el control interno, que desde EEUU, Trump quiere tener de los hasta ahora osados ricos ciudadanos estadounidenses de origen haitiano, quienes abiertamente y en muchos casos, han sido los patrocinadores, no solo del asesinato del presidente Moise, sino los financistas de las pandillas en su país de origen y por lo tanto, responsables directos del clima subversivo en la isla.
Naturalmente, ni por asomo estamos diciendo que con ese giro, Abinader logrará un freno para su dispendiosa política manirrota que le ha provocado la toma de más de 50 mil millones de dólares en préstamos internacionales de todo tipo y de lo que la nación recela en extremo o esa barbaridad de “especializar” dineros de los contribuyentes para financiar proyectos turísticos e inmobiliarios de empresarios locales y como es el caso de Cabo Rojo o la insensatez de asumir, que su congreso de serviles le apruebe el tratado de límites marinos con Países Bajos, cuyo único propósito es enajenar el patrimonio público en materia de fuentes de gas natural y petróleo y para favorecer a los Vicini como a la parte de la burguesía haitiana que tiene el control del sistema de distribución nacional de combustibles y lo que nos permitimos decir, que las fuerzas vivas nacionales nunca se lo permitirán.
Por eso y fuera de los reajustes en su política frente a EEUU, cuya base inicial, el daño colateral será la remoción de la embajadora en Washington, a lo interno, Abinader deberá ceder y en mucho, para que la gobernabilidad y por su ciego empecinamiento no se le fuera a la porra y que es lo que ya se está viendo con una atrapada opinión pública más arisca que nunca y al tener conciencia de que el patrimonio nacional se encuentra en peligro.
Advertido lo anterior, solo nos resta decir y a propósito de no querer profundizar en mucho, que Abinader es sagaz, pero al abrir la carrera presidencial antes de tiempo, la maña se le descubre para su propia continuidad gubernativa. Con Dios. (DAG) 10.11.2024