Hubo un tiempo para la década de los años setenta a noventa del pasado siglo que la entonces Internacional Socialista (IS) e instigada por su presidente para América Latina, que conspiraba para que el presidente Joaquín Balaguer fuera desplazado del poder por presión internacional y porque de acuerdo con el PRD de Peña Gómez, había cometido “fraudes electorales continuos” y que PG abiertamente lo hacía para que los de afuera suplieran su ineficiencia e incapacidad para llegar al poder.
Sin embargo, todos esos esfuerzos y que estuvieron precedidos de tremendas campañas mediáticas, que viéndolas en perspectiva deberían avergonzar a los perredeístas y por via de consecuencias al PRM en su versión actual, no tuvieron éxito y por dos aspectos.
El primero, que Balaguer y su gobierno se mostraron firmes y dispuestos a todo y segundo, que tenía el control absoluto del aparato del Estado y contaba además con un amplio apoyo popular proveniente de la mayoría silenciosa.
Al final, la IS y Peña Gómez no lograron su objetivo de derrocamiento y Balaguer se mantuvo incólume en el poder.
Para la realidad actual, de un gobierno estadounidense encabezando una alianza de partidos, presidentes y gobiernos vasallos intentando derrocar al gobierno chavista que encabeza el binomio Maduro-Cabello, nos ofrece el escenario de un intento de repetición de las presiones fallidas contra Balaguer.
Y al recordar aquellos acontecimientos, es que instamos al presidente Luis Abinader a que no caiga en el mismo error de Peñas Gómez y su IS y que ahora repiten los que aspiran a que el opositor Edmundo González derroque al gobierno venezolano y con auxilio exterior.
El casi incapaz físicamente, de Edmundo, tiene una hoja de servicios sumamente cuestionable cuando se recuerda su pasado diplomático al servicio de la CIA en El Salvador y donde por sus directrices fueron asesinados 18 mil salvadoreños en décadas atrás cuando la guerra fría. Por lo tanto, no es una persona a la que ningún gobierno que se respete pudiera tenerle confianza o respeto.
De ahí, que tranquiliza, que desde anoche el gobierno dominicano haya anunciado vía Cancillería, que el visitante va a concurrir a un acto “de apoyo a la democracia en Venezuela”, lo que implícitamente significa, que no se le reconoce como supuesto “presidente electo” …salvo que Abinader hoy “cambie de guion” y se meta en camisa de once varas y lo que después Washington pudiera aplicárselo también en su contra. Con Dios. (DAG-OJO)