Abinader y como la arepa, con candela por arriba y por abajo y poco a poco, asomando el lado más corrosivo del autoritarismo castrense y la violencia policial, mientras de cerca la presión estadounidense aumenta

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Comprendemos que el presidente Luis Abinader y casi llegando a su tercer año de mandato de cuatro prefijados, se encuentre de improviso y por la falta de capacidad y competencia policial, militar y de inteligencia, experimentando el peligroso desasosiego de quien se siente acorralado y por situaciones, que parecería que no puede controlar y ello, por la también falta de apoyo de sus subordinados civiles, militares y policiales y también de inteligencia.

Sin embargo, esta situación, de suyo incómoda y por más que se le aconseje lo contrario, todavía es salvable y para nada se requiere de la imposición gradual de un toque de queda “por cuadrantes” y hasta que se llegue a un estado de sitio abierto y cuando la nación sea testigo, de que, con las nuevas medidas de control, las autoridades a cargo caigan en el fracaso más absoluto.

Al mismo tiempo, el sentido común nos dice, que con todo y cuanto en apariencias se observa, la situación no es tan extrema como para que las autoridades de uniforme se radicalicen y la emprendan abusivamente contra la ciudadanía, toda vez que “en la lucha contra la delincuencia”, siempre ha ocurrido que los ciudadanos son los que siempre llevan la peor parte.

También observamos, que desde el momento que desde la misma policía se abandonó aquella iniciativa de años atrás, de puro rescate ciudadano por medio de medidas progresistas policiales de acercamiento hacia la población y de robustecimiento del ordenamiento interno policial y que es el factor clave de la actual incompetencia e incapacidad policiales, la situación de políticas contra el crimen organizado han sido fracturadas y haciéndolas no operativas y por esa situación recurrente, de una parte de la policía convertida en asociación de malhechores, socia de la criminalidad y en especifico de las delincuencias juvenil y de drogas.

Por eso, no entendemos como realmente el gobierno se hubiese decidido por irse así no más a aprobar las medidas abiertas de represión social que serán instauradas de ahora a la próxima semana y de lo que auguramos, que políticamente, al presidente Abinader le costará un muy serio traspiés y lo otro, de que nunca los directores de los principales medios escritos de este país y el sinuoso presidente de la Asociación de Diarios, hubiesen debido tener la cachaza de hacerse presentes en la susodicha reunión de anuncio de “medidas de seguridad”, con lo que se han convertido en testigos y cómplices de la represión que de seguro sobrevendrá.

Abinader pues, luce desorientado y lo que le decimos guardando el respeto debido y es, que no debió darle ese cheque en blanco pre sangriento a una policía totalmente incapaz de comportarse civilizadamente y dentro de normativas de respeto a la integridad personal de la ciudadanía y a la que esa institución, siempre ha avasallado con el pretexto de enfrentar a sus asociados de la delincuencia organizada. ¿Habrá pensado, en cuanto a que los asesinados y atropellados que aparezcan de ahora en adelante, quedarán a su responsabilidad política y personal?

Desde luego, después del palo dado, es poco lo que podría hacerse para restablecer un clima ciudadano de normalidad operativa y menos, cuando como se entendió de la reunión de ayer, a la policía se le ha dado manos libres para hacer lo mejor en lo que se especializa y en materia de reprimir, acosar, matar y afectar a los ciudadanos no delincuentes, que somos la mayoría de esta nación y lo que nos hace sentirnos nada optimistas sobre lo que ahora se anuncia.

¿Se puede entender un anuncio de represión a gran escala, como una iniciativa correcta, cuando la delincuencia en este país solo es parte de 10 de cada 100 ciudadanos? o ¿en qué la ciudadanía se puede amparar, cuando la policía disfruta atropellando a la ciudadanía y al tiempo de regocijarse con sus alianzas secretas con la delincuencia y lo que diariamente se observa en su asociación pecaminosa con la delincuencia barrial?

Naturalmente, quisiéramos entender de las catarata de iniciativas restrictivas policiales anunciadas ayer y con el aval de la presencia del presidente Abinader y la alcahuetería de todos los directores de medios de la prensa mercancía y el presidente de su asociación de diarios que estuvieron allí, que lo anunciado fuera para bien, pero la realidad nos dice que no será así y por otra razón determinante: Que ahora los ciudadanos se acobardarán y estarán expectantes con la presencia policial “en patrulla” y de esas miradas torvas y de pocos amigos y hablando tan irrespetuosamente, que parecería que en vez de un agente del orden es un perro ladrando histéricamente.

De esto ultimo suceder, los dominicanos no conoceremos la paz institucional que todos anhelamos, el gobierno y el presidente experimentarán un grave como creciente costo político en contra, al tiempo que dentro de la policía, la lucha interna protagonizada por cada oficial superior queriendo sobresalir “rompiendo brazo” sobre el cadáver de su enemigo, se hará más patética.

Y como si lo anterior no fuera suficiente, vemos y de lo que hablamos ayer en nuestro análisis político de Estado (“De buenas a primeras contra Abinader se está despertando un sinuoso como peligroso ambiente contestatario generado por “cuidadosos” sectores mediáticos “tradicionales de avanzada” y de lo que parece que no ha caído en cuenta”)  la incursión de una serie de curas sinvergüenzas y terroristas medio ambientales en la ciudad de Dajabón, criticando con dureza al gobierno por el “pecado” de este, al ejercer su autoridad delegada por esta nación soberana, de repatriar a cuanto ilegal se encuentre en nuestro territorio y avalando esos curas y de modo tan traicionero, las mentiras que desde el exterior se propagan de supuestos hechos atentatorios a los derechos humanos cometidos por nuestras autoridades de Migración y ante lo cual, esos curas deberían ser imputados por sediciosos y traidores a la patria.

Ahora bien, para esta mañana, se produce el nuevo destape estadounidense, el tercero en línea, iniciado con una subsecretaria de visita en el Palacio Nacional, siguiendo con una declaración sumamente inamistosa y descortés de su embajada y ahora, con la llegada anoche del jefe militar más importante del Comando Sur, la general Laura Richardson, quien llega con el mandato de “discutir la asociación entre EE. UU. y República Dominicana” y dicho por ella misma en su cuenta de Twitter. Lo que significa, que parecería que la militar viene a darle una especie de pela al gobierno nacional y para disciplinar, a una autoridad dominicana, que entiende nada acorde a las directrices de Washington.

Lo que también nos obliga a decir, que ahora más que nunca la ciudadanía no debe dejar solo al presidente y por las vías que sea, testimoniarle su apoyo y solidaridad y ante la injusta y abusiva presión estadounidense que este país no se merece y lo que en conjunto, obliga también a que digamos, que Abinader y como la arepa, está con candela por arriba y por abajo y poco a poco, asomando el lado más corrosivo del autoritarismo castrense y la violencia policial, mientras de cerca, la presión estadounidense aumenta. (DAG)