Abinader y sus dos graves problemas inmediatos: La volátil situación haitiana y la bomba de tiempo de los buscas empleos que dicen que son del PRM

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Cada vez que un nuevo presidente de la República y su Gobierno arriban al poder, se desata de inmediato el frenesí de los nuevos oficialistas por pasar por la “horca” de las cancelaciones a la mayor cantidad de empleados públicos y “someter a la obediencia” a aquellos otros, personas o instituciones e incluidos periodistas, comentaristas y medios, contra los que llegan, asumen, que son sus “enemigos”.

Visto este plano, hasta ahora no ha valido para nada, que a las nuevas autoridades se les haga ver, que llegar al gobierno no significa la especie de botín de guerra por medio del cual hay que poner a la ciudadanía “a alinearse”, al tiempo que los seguidores del nuevo oficialismo se lanzan y como si tuvieran cuchillos en sus bocas, en procura de fomentar los peores excesos en materia de cancelaciones.

La agonía o perturbación emotiva, siempre conlleva que, todavía iniciándose el segundo año de la administración, se está en semejantes “menesteres” y aun cuando los funcionarios del alto nivel se las ven y se las desean para manejar el problema creado por ellos, aun así, los más radicales hacen lo imposible por generar la mayor cantidad de daños contra los estigmatizados, mientras se solazan comprobando que los suyos pasan de la ingesta de salchichón con pan a paté de ganso.

A todo esto y como bomba de tiempo, “el cruce” entre nuevos desempleados y cancelados (perversamente los llaman “desvinculados”) es más que frenético, al mismo tiempo y concomitantemente,  al nuevo presidente se le encierra dentro de una burbuja de actos de cortar cintas e inauguraciones y muchas de iniciativas creadas por la inversión privada, mientras su nuevo aparato de propaganda le mete en la terrible situación del inicio del culto a su personalidad y lo que en menos de los tres primeros meses, está visto que el nuevo presidente se muestra como pez en el agua y dentro de su pecera de poder.

En términos generales y que es el caso del presidente Luis Abinader, él mismo llega un momento y ante el festival de halagos que le asedia, de que se cree que es el hombre providencial que la nación aguardaba y que todo cuanto haga se le aplaudirá a rabiar. Sin embargo, la realidad dice, que no todo su camino es color de rosas y que lejos de haberse supuesto, ahora es que las emociones, los interrogantes, las contradicciones y los pesares están a flor de piel dentro del animo de la población políticamente activa y porque la otra, es la especie de masa de pan de siempre, que sumisa y servil se inclina y sabiamente para sobrevivir, por cualquier lado que los “nuevos vientos” se movilicen.

En el interin, vienen los nerviosismos por los desboques de tanto nuevo empleado o funcionario, que de “años de estar abajo”, ahora entiende que le llegó el momento de hacer “zafra” y no privarse de nada de lo que antes solo podía anhelar. De esta manera, la corrupción asoma abierta y descaradamente. Ya van 16 los cancelados o suspendidos y en ellos hay de todo, incluido practicas aberrantes de acoso sexual.

Cómo cabía esperar, ante semejantes excesos se saltan las alarmas y el nuevo régimen se ve obligado a limpiar la casa, que de golpe ahora luce sucia. En este plano tiene fe en que su aparato de propaganda le hará el mejor trabajo, en tanto el brazo represivo del Poder Judicial, ese que le corresponde al Poder Ejecutivo y como “independiente” al resto del aparato judicial comienza hacer lo suyo: No hay día que los titulares periodísticos no muestren y las graficas que publican no les desmienten, respecto a esa pasarela de nuevos ladrones, pillos de cuello blanco y de todos los estratos sociales e instituciones de poder que son puestos ante la picota pública y de ñapa, llevándolos hasta los paredones mediáticos, donde en un santiamén, quien era  entendido por decente, integro  y honesto es rebajado a lo peor y destruyéndole su reputación, integridad  y dignidad.

Montado el circo reputacional, de pronto, los del gobierno entienden que algo está pasando entre los suyos, que sienten el fuego que les quema las alfombras bajo sus pies y entonces vienen a caer en cuenta, de que muchos, quienes se dicen sus partidarios y quienes reclaman cargos “porque nos fajamos desde el primer momento” y que muchas veces son expresiones de solemnes mentiras que la demagogia imperante obliga a que esos tartufos gubernamentales las acepten.

¡Pero no hay trabajo para todos! Y entonces a la cruel realidad, la empleomanía pública está compuesta por 600 mil personas, de las que solo con 300 mil bien adiestradas y preparadas, son las necesarias para manejar la Administración Pública y ciertamente, todas vienen de gobiernos anteriores y todos son dominicanos. ¿Cómo emplear a los suyos si no caben?, ¿dónde meter a los 300 mil seguidores que se les prometió trabajo y las tres calientes?

Sabiéndose que no hay respuestas y en la medida que se quisiera y para satisfacer a tantos, de golpe, en el Gobierno tratan de ser “creativos”. Sin embargo, con todo y esas apetencias insatisfechas y la represión oficial en empleos y publicidad, el gobierno actual es el régimen que mayor cantidad mega millonaria de recursos líquidos a recibido vía impuestos, pero Abinader es “tímido” y no los gasta, parece que, esperando mejores tiempos, cuando con todo y por esta circunstancia, su mejor tiempo para hacer es ahora, pero se siente Dios y se acostumbró a que lo adulen y a que le teman y que le pidan.

Aun así, algo parece que no va bien y que le hace fallar en materia de perspectiva objetiva y al grado, de que ya no puede ignorar, que su partido, el PRM, está al punto de alzarse y no con el santo y la limosna, sino dispuesto a lanzarse en poblada desesperada porque desde Palacio no le dan respuestas y entonces se anuncia y de una hora a otra, que el excelentísimo señor presidente de la República, “asistirá este jueves a la reunión de la dirección ejecutiva del Partido Revolucionario Moderno (PRM)”.

El parloteo es incesante y el Dios calla y hasta que llegado el momento haga su mejor papel, el de Mesías. Esperemos a ver que es lo que hará, mientras, la República y expectante, espera.

Fijémonos que todo el mundo entiende que el pretexto de Haití debe dejarlo a un lado y menos, que se presente como títere y vasallo del poder geopolítico imperial. Pero como es hábil y también encantador, quien sabe si debajo de la manga tiene la solución “milagrosa” ante tantas apetencias y ambiciones desatadas o si, por lo contrario, irá como Julio César y querrá imponer una pax romana, al tiempo que la represión de los suyos contra los supuestos “enemigos” la deja que continue, mientras a los del PRM les da una cucharadita de miel $ o los embelesa ofreciéndoles villas y castillas.

Ahora bien, lo que sí está claro, es que el presidente debe buscar soluciones, pasarle la mano a los que entiende sus “adversarios” mediáticos u hostiles políticos de oficio y enfrentando y ya en su mejor papel, el de Abinader, sus dos graves problemas inmediatos: La volátil situación haitiana y la bomba de tiempo de los buscas empleos que dicen que son del PRM. ¡Que Dios lo guie! (DAG)