Recién, el CEO del grupo turístico y de construcción Cap Cana, Abraham Hazoury, pronunció un discurso en el que desnudó de manera concisa y gráfica el grave problema de impedimento de inversión y desarrollo que existe en Punta Cana y prácticamente toda la provincia de La Altagracia, donde por lo visto, algo que vaya o se entienda contra el grupo Punta Cana, es impedido, demorado o bloqueado a lo inmediato.
La queja de Hazoury tiene cierto asidero. Por un lado, ha pretendido crear otro aeropuerto internacional en la zona de Bávaro, que de acuerdo con expertos obstaculizaría las rutas de vuelos, despegue y aterrizaje de aviones en el aeropuerto internacional Punta Cana, donde Rainieri y sus hijos son los dueños absolutos y en donde no se aceptan socios capitalistas extraños y lo que de suyo atenta contra la ley de monopolios.
Paralelamente, Hazoury y a propósito de su nuevo proyecto de aeropuerto, logró del gobierno un amplio abanico de exenciones fiscales para todo el avituallamiento, equipos y materiales necesarios para la construcción de su emprendimiento y paralelamente, al hecho, de que parecería que, por razones técnicas, su aeropuerto no podría ser construido en la zona de Bávaro en la que originalmente quiere.
Lo anterior quiere decir, que dos grupos económicos, capitaneados por un ya adulto mayor y otro, joven maduro, se encuentran enfrentados y lo que ha dado espacio para que se conozca, que ciertamente Rainieri ejerce un monopolio absoluto en la zona y que conspira contra la libertad de comercio y a lo que no tiene derecho.
En este sentido, el Estado debería de intervenir y legislar de una manera lo más correcta posible y para que el monopolio que Rainieri ejerce y que se extiende a otras doce empresas asociadas que abarcan todo el abanico de negocios, se le obligue a cotizar en Bolsa y aceptar socios, pero sin que el grupo principal, Punta Cana, pudiera perder el control societario y debido a que es el emprendedor original de todo el éxito empresarial en Punta Cana.
Pasa igual con relación al aeropuerto internacional, que como es un emprendimiento estratégico y de seguridad, el Estado debería ser parte de su propiedad junto a Rainieri y su grupo y también con cualquier otro aeropuerto de origen privado de parecidas características.
Desde luego, Rainieri como emprendedor y de lo que nosotros damos fe, ya que POR EL OJO DE LA CERRADURA fue el primer medio que 50 años atrás se interesó en publicitarlo y gratuitamente y al ver que el entonces joven emprendedor quería desarrollar la visión de desarrollo que tenía el inversionista y abogado laboral, Theodore Woodrow Kheel y su patrocinador ante Balaguer, Antonio Imbert Barreras y que era una visión, que proyectada en el tiempo sería enormemente exitosa y como lo ha sido, pero ello no da derecho a que Rainieri ahora sea titular de facto, de un oligopolio que ciertamente afecta la libertad de inversión y negocios en la zona.
En cuanto a Hazoury, le conocimos cuando era rector de la universidad Iberoamericana (UNIBE) que heredó y junto a sus dos hermanos, de su famoso padre, el endocrinólogo Jorge Abraham Hazoury Bahlés. Hasta donde sabemos, Abraham tiene una imagen de emprendedor sobresaliente y sin escándalos de ninguna índole en materia de negocios o profesional, cosa de la que Rainieri peca y que fuera la razón, de que sus socios Óscar de la Renta y Julio Iglesias rompieran la relación comercial. Ahora y de no menos 10 años y de ambos, sin ningún tipo de relación, por lo que nuestro juicio no es personal y sí decididamente profesional y pensando en los intereses permanentes de nuestra nación, nos referimos a los dos. (DAG-OJO).
