Alta deuda e inflación y tendencia a maquillar cifras. Parámetros dudosos para una economía dominicana potencialmente positiva y de futuro

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Si República Dominicana no se encontrara en la delicada encrucijada de una campaña electoral a destiempo que según pasen los días se agravará mucho más en su derivación de efectos económicos altamente corrosivos y si tampoco tuviera la expectativa nada fácil de los efectos del estado bélico en Europa y la guerra económica global de EEUU contra Rusia y China, casi que podría decirse, que la economía dominicana es una resiliente de la que se pudiera esperar que de aquí a mitad del año que viene saldría con efectos no del todo traumáticos.

Pero el afán demagógico que subyace en toda campaña electoral no ofrece espacio para que se pueda estar realmente positivo y sí expectante y por lo tanto, sí se están dando las condiciones para cierto freno en el crecimiento y agravamiento de la iliquidez y lo más significativo, que el valor del peso se reduzca sensiblemente y su poder adquisitivo pudiera llegar a un nivel mínimo de un 25 por ciento.

Los políticos y de todos los partidos, tratarán de negar esta realidad y la que les afecta a todos en sus proyecciones electorales, pero mientras en el gobierno, el gasto político a empezado a manifestarse y con tendencia a hacerse incontrolable y los índices de desempleo aumentan exponencialmente, mientras, desde el sector privado de la economía, que funciona más como uno especulador y negador de créditos para  la masa humana productiva y con una peor mentalidad de usura, en tanto una parte de la banca privada y como sustentador de partidos y políticos de la oposición trata de competir “en facilidades crediticias” para los aspirantes electorales en los que confía y como medida de contrapeso frente a la banca oficial, que siempre se va de control apoyando los candidatos oficialistas, no puede ni debe hablarse de un panorama provisor.

Ante esta realidad, hay que ser cauto en la inversión y medido en el gasto, pero teniendo la válvula abierta del dinero para que la economía no pierda dinamismo. En términos políticos, todavía no hay nada seguro. El presidente Luis Abinader, parecería que se decidirá por ir a su reelección constitucional y lo que todavía no es seguro, mientras desde la oposición, el expresidente Leonel Fernández y en base a un discurso ilusorio y profundamente demagógico, trata de embaucar y haciendo creer que está en condiciones de hacerlo mejor y quedando la expectativa del candidato inexperto, Abel Martínez, de dudoso pasado administrativo moralista y teniendo de peso muerto a un partido profundamente desacreditado y como, a este momento, quienes manejan la propaganda desde todos los mass media, así consideran al PLD.

Es decir, y si agregamos el factor geopolítico, nada está seguro y lo peor podría suceder y que contrasta con el candor o malicia de ese activismo partidario hijo de la burguesía desesperada por escalar política y socialmente y de la profunda mala fe de los tenderos, quienes, como parte del alto comercio, son los tiburones en acecho dentro de un mar de incautos. (DAG-OJO) 21-05-2023 -economía-