Está demostrado, que cada vez que hay una ola de retorno de inmigrantes dominicanos que quieren volver a su patria o de estadounidenses de origen dominicano que vienen a esconderse en el territorio nacional, se presenta una ola de delincuencia poco común y cuya característica principal es la subcultura de la delincuencia criolla en la ciudad estadounidense, conocida como alofoke y de la que uno que otro de sus miembros, en particular, ex delincuentes; hasta han llegado a crear e invertir en plataformas de lupanares mediáticos en la radio, televisión e internet.
Razones más que suficientes y para que desde ahora las autoridades impongan un cordón sanitario a esas personas e incluyendo registro biofacial en puertos y aeropuertos y únicamente como firme medida preventiva, toda vez que la influencia de esos dominicanyorks llega a niveles desusados en materia de delincuencia juvenil en los barrios periféricos del Gran Santo Domingo y otras ciudades importantes del interior : Nada más hay que descubrir la delincuencia en motores y para entender, si acaso no es necesario que desde ahora las autoridades empiecen a imponer las medidas de lugar y ojo con ciertos deportados que son recibidos por oficiales militares que les dan protección y para que no sean llevados a las sedes de los organismos de seguridad. (DAG-OJO)
