Desde que un joven emprendedor del interior del país y de nombre y apellidos, no conocidos por “la gran prensa”, divulgó a El Caribe, el secreto de su floreciente negocio de venta de cenizas de arroz para fines de abonos y el que tiene establecido desde hace 4 años.
De inmediato se le despertó un afán de lucro enfermizo a un grupo de dueños de factorías de arroz y con la intención de hacer del mismo un subproducto al que como cartel, podrían imponerle precio y de esa forma afectar la libre oferta y la demanda y para afectar a lo inmediato y a escala, la proyección económica del negocio de Ceballos. Ojo pues. [DAG-OJO]