Cartel Falcón: Una evidencia, de que cuando en la procuraduría general de la República quieren trabajar profesionalmente, lo hacen y bien

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Independientemente de que el trabajo investigativo judicial efectuado por el ministerio público y en este caso, hecho hasta ahora y visto por la minuciosidad en el detalle y lo que solo se obtiene en el discurrir del tiempo, ciertamente que denota dos cosas: Que esta investigación viene de lejos y abarca por lo menos y junto a la actual, a dos administraciones anteriores de la PGR e independientes a la de ahora y lo otro, de que a la legua también se nota la acuciosa participación de las autoridades judiciales e investigativas estadounidenses, al tiempo que debe reconocerse que la administración de la PGR de Miriam German, se destaca sobremanera en su empeño de hacer justicia y darle continuidad a los trabajos heredados.

En este sentido, es necesario admitir que no todo se hace allí por persecución política y sí, que de manera profesional y al menos en este tipo de casos criminales, se trabaja con el cuido propio de aportar un trabajo profesional que haga sentir orgullosa y resguardada a la sociedad. Desde este punto de vista, lo que se está haciendo es inmejorable y merecedor de los mayores reconocimientos.

Ahora bien, lo que más llama la atención en todo el entramado criminal, es que por primera vez muchos nos damos cuenta, de que los agentes del narcotráfico en este país, no solo están a la altura de los grandes grupos de narcos extranjeros, sino que están conformados por un conjunto de personas y familias con una raíz común y un concepto de criminalidad compartida que obliga a que se entienda, que se está frente a las características de un entramado criminal a gran escala y conformado por individuos no conocidos mediáticamente y de amplia raíz como ciudadanos de pequeña burguesía y de ciudadanos de a pie.

Pero por el otro y también concomitantemente, es menester observar, que al menos y en lo que se ha divulgado, el sistema financiero no tiene culpa directa en la situación por la que este Cartel logró meter dinero en determinadas instituciones financieras y sin que los controles de estas se hubiesen dado cuenta, así como que de una u otra manera, se nota que hay cierta participación policial y castrense, que al parecer no tiene nada que ver con todo el alto mando militar y policial de la nación.

Entonces, lo preocupante, es ver y comprobar y lo que debería de ser una gran lección para toda la ciudadanía, de que si los dominicanos fuéramos realmente un grupete de gente mediocre y sumisa y que se menosprecia, este tipo de conducta criminal colectiva y con tan notorio éxito operativo de por años y sin haberse podido detectar, sí evidencia y sin duda alguna, que el sistema de inteligencia y contra inteligencia de este país y todo el entramado de uniforme para combatir el narcotráfico y el lavado de activos, no se encuentra al mismo ritmo o dos pasos adelante de la criminalidad organizada y como lo muestra el caso Falcón.

Naturalmente, ahora viene el toque de arrebato gubernamental y al descubrirse la montaña de dinero y recursos en efectivo que este Cartel Falcón movía y que, conociéndose la voracidad de ciertos agentes del orden público y militares a nivel de la oficialidad y junto a determinados actores secundarios de la misma PGR, para tratar de apoderarse de estos y en lo que sí entendemos que las autoridades de todo el gobierno deberán de emplearse a fondo.

También hay que ver, que, si este grupo criminal pudo operar y por lo que se ve, desde los gobiernos de Leonel, Danilo y ahora de Abinader, en algo de complicidad compartida, este tipo de narcotraficante tuvo desde las esferas del poder y lo que, por lo visto, algún tipo de investigación política más exhaustiva habría que empeñarse en dilucidar hasta los mínimos detalles.

Al mismo tiempo y viendo la magnitud de los bienes decomisados, el presidente Abinader haría bien en crear una especie de entidad central dirigida a controlar, recibir, administrar y depurar los bienes del narco, a la vez que a los senadores y diputados y como Congreso Nacional, no deberán demorar más la ley de cese de bienes o extinción de dominio en lo referente a la criminalidad organizada o no.

En términos sociológicos, también habría que indagar, el porqué una parte de determinadas familias no conocidas mediáticamente, se permiten el arrojo de pretender riquezas en base a los caminos no tradicionales de la probidad, la decencia y la honradez y si todo este fenómeno social, no tiene algo que ver con la corrupción política y empresarial generalizada y que a ojos del público, vendría siendo “el incentivo” para que tantos y a todos los niveles sociales, se inclinen por desafiar el orden o sistema jurídico establecido y el que dicho sea de paso, el caso Falcón, refleja ciertas debilidades sensitivas en sí.

Y lo que hay que discutir, analizar y enfrentar para corregir y porque si ese es el caso, entonces nuestra nación y como escribíamos recientemente, estaría a un paso de ser declarada Estado fallido a causa del narco y los lavadores de activo.

Ese hecho, por ejemplo, de que, en ciudades del interior y grandes como Santiago y pequeñas como Miches, los narcotraficantes criollos tengan tanta facilidad operativa, denota que algo se ha quebrado en el concepto de moral general y lo que, de ser así, habría que achacar a las debilidades morales y sinvergüencerías de muchos políticos, empresarios y periodistas y medios.

Semejante situación y de estar ocurriendo y hay casos en los que no hay dudas, debería obligar a su vez, a la búsqueda de un mecanismo de corrección general, que frene o erradique de una vez y por toda la terrible inversión de valores morales que sin duda  abate a la nación y en todas sus esferas e incluidas algunas de las religiosas, donde el afán de lucro ha hecho presencia en base a la institucionalización de los préstamos por usura y en lo que ciertos administradores de diócesis católicos, por lo visto, son expertos.

De nuestra parte, tratar de aprovechar la situación y para señalar, apostrofar o buscar culpables, cuando de lo que se trata, es de corregir y erradicar el tremendo nicho de pus amoral que existe sin ningún tipo de duda dentro del cuerpo de la República, no es ni por mucho nuestra pretensión, simplemente y como medio de comunicación y de información , análogo o digital y en este caso, POR EL OJO DE LA CERRADURA es digital, nuestro trabajo es la critica de la critica y con el mejor ánimo de que las situaciones distorsionantes dentro de los diversos mecanismos de orden, civilidad y sociales, puedan enrumbar por mejores derroteros a la nación y a su ciudadanía y sectores de influencia y poder.

Al tiempo que reconocemos, que el Cartel Falcón, es lo más parecido a: Una evidencia, de que cuando en la procuraduría general de la República quieren trabajar profesionalmente, lo hacen y bien. (DAG)