miércoles, junio 26, 2024
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¿Cero restricciones anti covid y con casi 4 millones de dominicanos sin tercera vacuna y menos de 200 mil personas con la cuarta vacuna de refuerzo? ¡Qué Dios nos ampare!

Si de 8.5,millones de dominicanos, cerca de 3.5 a 4.0 millones se quedaron sin vacunarse con la tercera dosis y para colmos, las tres nuevas variantes del virus etiquetados como Ómicron, en el territorio nacional, impulsaron que menos de 200 mil personas vacunadas con la tercera dosis, habían recibido esta nueva como cuarta dosis de refuerzo, ¿qué garantías reales se tienen, de que la nación pudiera  dar este paso de apertura sin control y el que especialistas entienden más que arriesgado y para no hablar de temerario y para que ahora y de golpe y porrazo, el gobierno acceda a las presiones del mercado y en un santiamén se tire para atrás todo cuando de éxito de vacunación preventiva se había tenido?

Desde luego, no es que estemos dudando de la decisión presidencial, pero cuando se tienen a mano los últimos reportes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) así como de la Organización Panamericana de Salud (OPS) y quienes a la desesperada enfatizan en lo necesario, de que las autoridades sanitarias de los países tomen en cuenta los niveles de expansión, penetración y daño del coronavirus en sus respectivas naciones y haciendo un estudio comparativo lo más eficiente posible, no se lancen a eliminar  todas las políticas restrictivas, cuando en estos momentos no existe  una nación en la tierra que pueda ufanarse de decir que su territorio está libre de la infección, por lo que y si se toma en cuenta que cerca del cincuenta por ciento de la población de EEUU aún no se ha vacunado y sus niveles de infectados y muertos son simplemente escalofriantes o lo otro. Haití que, en nuestro más cercano vecino, casi las tres cuartas partes se la entiende infectada, ¿acaso no es un riesgo temerario de que los dos países con los que el nuestro tiene mayor intercambio poblacional pudieran representarnos los mayores peligros de salud, sí aquí quitamos las restricciones súbitamente y no como la lógica impone, progresivamente y hasta ver sus resultados de los primeros quince días?

De ahí que no podamos sentirnos cómodos por la decisión oficial que anoche fuera tomada por el presidente Luis Abinader y en particular, por la conocida actitud ácrata, de una población en la mayoría de los barrios de nuestras ciudades, que no respeta absolutamente a nada ni a nadie y menos, cuando se trata de interpretar la ley como a cada uno le plazca.

En este sentido, creemos que el presidente se arriesga y mucho y que los comerciantes, empresarios y mercaderes que apoyan la decisión, solo es posible entenderla por ese terrible afán de lucro que les ahoga y no queriendo entender, que en materia de salud, las estadísticas médicas, clínicas y sanitarias en sentido general no pueden ni deben ser festinadas y menos, cuando las organizaciones de Salud y tanto públicos como privados no se hubiesen pronunciado sobre la eficacia de la decisión presidencial ya anunciada y la que ha sido emitida sin que ningún entidad médica o clínica calificada y con autoridad técnica, haya emitido un parecer razonado y que no abrigue dudas de ninguna especie, salvo los infectólogos que se han opuesto a rajatablas.

Por lo pronto, en un punto tenemos que estar más que alerta, la parte poblacional de mayor riesgo, los adultos mayores de más de sesenta años y los envejecientes por encima de los 70 años, ya el gabinete de Salud advertía, así cómo el ministerio del ramo, que eran las personas que prácticamente estaban falleciendo casi sin control y en ciertos aspectos, desbordando las prevenciones sanitarias. ¿Qué se hará ahora y cómo se enfrentará esa situación? ¿o qué se les dirá a sus familias, que es lo que está sucediendo, que se está aplicando una inusitada política sanitaria de exterminio que afecte de golpe a no menos medió millón de personas y de ese 1.2 millones de envejecientes que tiene esta nación?

El presidente Abinader, dijo también, aquello y de pura demagogia, de que “el país merece y necesita una recuperación emocional y dejar atrás las medidas que tuvimos que imponer para un tiempo que ya es pasado” y resaltando, que “ahora es responsabilidad individual de todos y cada uno el cuidarse con responsabilidad, pero sin restricciones”. Bajo ningún concepto podemos estar de acuerdo con semejante criterio. Pero, él, es el presidente y como tal, sobre la decisión tomada, es su absoluta responsabilidad política, social, sanitaria y humana y la que, sin duda, si viniera lo peor, los reclamos no cesarán y la República caería entonces en una terrible como grave crisis social, mil veces peor y si solo fuera humana.

Para mayor alarma, Abinader se regocijó diciendo que los dominicanos y por su decisión tan sorpresiva, “somos libres”. Muchos no lo creemos así y desde anoche el terror nos enmudece ¿y esto, por qué?, porque dentro de 15 días a partir de la decisión de anoche, todos veremos el resultado de una decisión que encarecidamente rogamos a Dios que el presidente la haya tomado en base a estudios científicos y sanitarios ciertos y no por querer satisfacer los intereses de su gobierno de plutócratas.

Dado que quien escribe, es uno de los ancianos con probabilidad de morir si no toma sus propias medidas cautelares de prevención ante el abandono del gobierno contra la población envejeciente, con toda responsabilidad le exigimos al gobernante, responsabilidad, prevención hacia quienes Abinader ha soltado y como si fueran parte de un barco a la deriva. Y ante lo cual, preguntamos, ¿será que este señor no tiene mamá, abuelas y tíos, a los que les duela que mueran de súbito?

Ahora y hablamos a media mañana de este jueves, viene el ministro de Salud Pública y prácticamente desautorizando al presidente, puntualizó diciendo, que con sus palabras de anoche, Abinader no habló de fin de la pandemia y especificó: “El Gabinete de Salud y el Ministerio tenían dos semanas en estudio, estábamos esperando los resultados de un estudio de la universidad de Harvard, aparte de ver los indicadores que como ven han ido bajando, el Presidente ha tomado dos medidas básicas que son sobre el uso opcional de las mascarillas y de presentar la tarjeta de vacunas, pero las demás medidas continúan igual”, dijo el ministro de Salud.

Expresó que “todo seguirá igual, la vigilancia epidemiológica, el programa de vacunación, el lavado de manos y en los centros de salud. Además, las salas Covid están abiertas donde sean necesarias”, pero señaló que muchos de esos lugares no están recibiendo pacientes. “La medida principalmente es el control que tiene actualmente el país de la pandemia, la baja letalidad de 0.09 por ciento, bajo internamiento, bajando la positividad, yo tengo hospitales cerrados prácticamente en las áreas Covid”, manifestó.

Es decir, ahora resulta, que ni en el mismo gobierno están de acuerdo en cuanto a qué medida debe ser flexibilizada y cuales no y lo que arroja una mayor confusión y lo más lamentable, que, de buenas a primeras, parecería que ya ni la misma palabra presidencial pudiera entenderse creíble.

Y si esta es la situación que hay y anoche, Abinader dispuso que 1.2 millones de envejecientes puedan morir de súbito, entonces, ¿en quien es que quienes vivimos en este país vamos a confiar, cuando desde el mismo gobierno no hay un criterio uniforme respecto a lo que debe hacerse para flexibilizar las medidas sanitarias por un lado y por el otro, proteger las vidas de más de un millón 200 mil envejecientes?

De ahí que preguntemos: ¿Cero restricciones anti covid y con casi 4 millones de dominicanos sin tercera vacuna y menos de 200 mil personas con la cuarta vacuna de refuerzo? ¡Qué Dios nos ampare! (DAG)

 

 

 

 

 

 

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