Los seres humanos nos hemos acostumbrados a buscar soluciones prácticas, a mantener el confort, la cultura del facilismo, las gratificaciones inmediatas y del limitado esfuerzo, con tal de solucionar problemas complejos y hasta triviales y banales.
Por años, muchos adolescentes y adultos temprano acudían al “rincón del vago” en el internet y descargaban tres párrafos como resumen de un libro con tal de no leerlo, pero salían del profesor y de la tarea.
La tecnología y la IA han venido a responder y facilitar la ayuda y asistencia al ser humano con diagnóstico y tratamientos médicos, en la agroindustria, el mercado, al sistema financiero y en todo lo que implique almacenar datos, análisis y algoritmo para establecer tendencia.
Es evidente que, en un par de décadas hemos logrado avanzar más que un siglo, gracias a la tecnología y la inteligencia artificial, pero, también, nos han modificado los hábitos, nos han esclavizado y nos han vuelto adicto y alineados a través de su algoritmo.
Las personas hemos perdido la privacidad, en los grupos de WhatsApp las informaciones quedan registradas y la inteligencia artificial logra crear estudios de tendencia para fijar un algoritmo que le sirva a los negocios, a la publicidad, al consumo, a la construcción de una nueva identidad generalizada.
El ser humano se ha dejado conquistar y seducir por el confort, la validación, la notoriedad y la exposición que facilita la tecnología, con todo y sus consecuencias en empobrecer la afectividad, el contacto, el toque, la caricia y las emociones que logramos los humanos a través del dialogo, con la mirada, el abrazo, el beso y el contacto socioafectivo.
Ahora ha entrado el ChatGPT, uno de los sistemas de la IA más populares del momento y más consultado para todo. El ChatGPT da “consejos”, orienta, está disponible siempre, no cobra, no se cansa, no te juzga, no te confronta, no se indigna, no establece empatía emocional, ni siente resaca moral. Ahora las personas utilizan el ChatGPT como asistente psicológico, terapéutico para tomar decisiones en su vida, con su familia, pareja y conflictos de grupos o gerenciales.
El ChatGPT da “terapia” orienta y dirige a través de respuestas generalizada con perfiles creado por el algoritmo sobre hábitos, costumbres, cultura y estructura del lenguaje que usa a través de las redes.
Sin embargo, no es una consulta personalizada, estructurada, que valora tus emociones, tus pensamientos, tu crianza, tu capacidad de asociación y abstracción o discriminación frente a las áreas, cognitiva, emocional o social.
El ChatGPT no puede ayudarte a razonar con los pensamientos de minusvalía, victimización, y medir las consecuencias a partir de un conflicto reciente.
Varias personas han tomado decisiones precipitadas e influenciadas por las consultas generalizadas del ChatGPT, ya sea por conflictos de pareja, de familia, grupal o personal, todo esto sin establecer diálogo con la persona en conflicto o de buscar la ayuda psicoterapéutica.
Los psiquiatras y psicólogos, estamos recibiendo personas que acuden a discutir un diagnóstico o un tratamiento, con algunas recomendaciones del ChatGPT; en algunas ocasiones mostrando resistencia a modelos de reflexiones asertivas debido a las influencias del ChatGPT.
Con este artículo, estoy llamando la atención sobre el ChatGPT y la salud mental, para ayudar a las personas a ponderar sus decisiones, sus actitudes y su resultado de vida a través del algoritmo de la inteligencia artificial. Por: José Miguel Gomez (Hoy)