Cuando el apagón es digital

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Se habla mucho de apagón en el suministro de gas o de un apagón eléctrico, pero poco del apagón digital, o sea, de la eventualidad de que por un hecho natural (tormenta solar o magnética) o bien un accidente o una guerra o ciberataques, se caiga todo el sistema de internet provocando el caos.

Igual es exagerado, pero sólo hay que ver lo que ocurre cuando se va la luz. Sucede poco en España, pero es normal hoy en Ucrania, y también en Cuba, Venezuela, Brasil y hasta EE.UU. Hubo años en que los macro-apagones eran frecuentes en USA. El de 2003 afectó a 7 estados y 2 provincias canadienses. Cincuenta y cinco millones de personas se quedaron sin energía y sin agua.

El mundo cambia de repente. Personas atrapadas en los ascensores, dejan de funcionar los semáforos, las neveras, la televisión, los ventiladores, el aire acondicionado, las baterías de los móviles, etc. Casi todo se para. Salvo el miedo. Aquel apagón se solventó rápido pero en algunas zonas estuvieron sin luz dos semanas enteras.

Podría contra-argumentarse que ahora, con las energías renovables, mucha gente tiene su propia electricidad. Ciertamente, pero no si el apagón es digital. Porque el sistema de gestión de las placas solares suele estar asociado a programas en la nube. De modo que si fuese de internet, el problema sería mayor. “El pánico sería mundial”, dice nuestra colega Esther Paniagua, que ha escrito el libro “Error 404″, en el que sostiene que es altamente probable que internet colapse en algún momento y que todo deje de funcionar.

No sólo ella. Importantes científicos y teóricos en neurociencia dicen que las redes son vulnerables. Los apagones en Whatsapp, Facebook o Instagran están a la orden del día. El pánico será global porque las redes son globales, están interconectadas y lo que sucede en Sylicon Valley nos llega a nosotros en segundos.

Alguien podría decir que bueno, es una probabilidad remota. Quizás no tanto. Puede ser remoto o casi imposible una tormenta solar, magnética o un meteorito. Pero el apagón se puede producir también por un accidente en las redes submarinas de fibra, o por ciberataques de “guerra híbrida”.

O bien por las armas de pulso electromagnético, que nos llevarían en segundos a la edad media. Sin luz, sin energía en hospitales, gasolineras, supermercados. Si internet no funciona no puedes pagar ni con el móvil ni con tarjeta. Solo en efectivo. Pero es que tampoco funcionarían los cajeros de los bancos. Y nuestra memoria (archivos, bancos de datos), que cada vez está más en la nube y menos en la cabeza, también se vería afectada. De manera que la idea de conectarnos a Google para ser transhumanos empieza a no gustarme mucho. Por: José Antonio Vera [La Razón]