De buenas a primeras contra Abinader se está despertando un sinuoso como peligroso ambiente contestatario generado por “cuidadosos” sectores mediáticos “tradicionales de avanzada” y de lo que parece que no ha caído en cuenta

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Está bien y es normal que en una democracia abierta, funcional, representativa o participativa, el derecho a la libre expresión del pensamiento así como a la libre opinión, sean verdaderos contrafuertes contra la arbitrariedad oficial, pero que dentro del gobierno haya sectores que abiertamente buscan provocar una situación de esas que llaman de “perturbación social manejable”, al tiempo que a la oposición se le da rienda suelta para que ladre peor que el perro más rabioso, debería hacer pensar a los estrategas gubernamentales, respecto a qué es lo que está pasando y el porqué de la ocurrencia.

A nuestro modo de ver, parecería que, en determinados ámbitos de la clase gobernante, de esos aun ocultos y que no dan la cara, pero quienes no quieren la continuidad del presidente, se ha despertado el oscuro temor y a nivel de histeria, de que en la medida que observan, que Abinader, en vez de debilitarse luce cada día más fortalecido política y electoralmente, entienden que las posibilidades de que uno u otro de los no más de tres importantes políticos opositores, uno interno y los otros dos externos, pretendientes a ganar los comicios del 2024 y a este momento, ellos no han podido disminuir los evidentes altos niveles de popularidad con los que cuenta el presidente de la República.

La curiosa situación y para el PRM y el gobierno sobre todo, cuyos sectores minoritarios, no de Abinader, cada vez lucen como si fueran una estampa calcada de los tiempos de llegó papá, se hermanan sibilinamente con sus iguales dentro de la oposición empresarial y esa cosa nueva que ya se conoce como partidos políticos empresariales pertenecientes a determinados comerciantes de la política, generándose otra situación nueva, de todo un conjunto de prensa tradicional, que hasta ahora, procura y por tanteos o por pellizcos que no se olviden, un ambiente propicio para provocar un  movimiento de Plaza la Bandera al revés, que de concretarse, bien que podría sorprender a todo el gobierno y que a Abinader le daría mucho que pensar.

De ahí que advirtamos y porque a la República no le conviene ahora un proceso gradual de deterioro del clima político, agitado de suyo por los problemas sociales que genera la economía y el renacimiento de la pandemia y las sinuosas demandas de la “comunidad internacional”, que el mismo Abinader debería buscar su ábaco y empezar a recontar sus números, pues si se descuida, le sacan la lengua, lo marean y no se daría cuenta.

¿Por qué está pasando este fenómeno tan típico del dominicano de clase media hacia arriba y cuando asume que un gobernante no le ayuda a agrandar y proteger sus intereses?, porque los señalados no creen en nada que pudiera significarles una perdida de su bienestar individual o de baja en su calidad y nivel de vida.

Por ejemplo, este pasado fin de semana y entre sus múltiples actividades oficiales en el Cibao central, Abinader giró una visita a una familia de fama licorera y ahora de cuidada imagen como dueña de una fuerte cadena de radio y televisión y ciertamente decisiva en materia de redes sociales y lo que se supone no debería de ser nada extraño, pero la que en otros sectores de parecido peso a la familia visitada, generó cierta inquietud y hasta desasosiego entre iguales capitaleñas y tan privilegiadas publicitariamente como la familia honrada con la visita presidencial.

La interrogante común era más o menos esta y refiriéndose al cabeza que controla la plataforma comunicacional de la familia visitada, ¿qué conseguiste? O la otra, de ¿qué te dio? Y como la respuesta no fue concluyente para quienes preguntaban, a esta mañana los noticiosos y los opinantes de las cadenas electrónicas competidoras iniciaron una tanda apenas disimulada, que por lo que se decía, solo se entendió que mostraban cierta crispación, que, de seguir, podría convertirse en un proyectil propagandístico no manejable para los propagandistas oficiales.

De inmediato, semejante reacción colectiva nada infantil y nada inocente, lo que nos hizo ver, es que dentro de quienes como medios de comunicación hacen creer que apoyan al oficialismo, de tan ariscos que se encuentran, fácil que en algún momento le pudieran presentar un frente de los que esa prensa llama “social” y que, en la práctica, es la antesala de un movimiento de piezas mucho peor y si sus ñoñerías no son atendidas.

Para no ir más lejos, de cara a las galerías, se tiene lo de la reunión a media mañana de este lunes en el Palacio de la Policía, donde se supone que el presidente Abinader ofrecerá otra visión más depurada y elaborada de su famoso plan de seguridad al pleno de la prensa  “nacional”, en realidad el sector dominado por los barones mediáticos y en cuya reunión, se supone que se dilucidará la amenaza policial anti prensa más reciente y de nada menos que de censura abierta contra el periodismo nacional y por la mortificación que tiene el incompetente ministerio de Interior y la incapaz dirección policial para darle seguridad a la población y a los grupos económicos y financieros.

Puede que Abinader los tranquilice, pero algo firme deberá ofrecer para que el mar de fondo que se está gestando no termine por generar una tormenta súbita que hasta la propia cúpula palaciega se afectara, nosotros en cambio, entendemos que el presidente debe reevaluar su situación política-electoral a la luz del movimiento mediático contestatario que se quiere despertar y en este aspecto, debe empezar a reevaluar sus relaciones directas con el sector mediático  y con el otro independiente, que por celos profesionales, al periodismo “oficial” le mortifica y por su condición de liderazgo de opinión que la prensa “grande” no ha podido aplastar.

Así creemos, que Abinader deberá evaluar sus políticas y pasos a dar y si realmente procurará su reelección constitucional, al fin y al cabo, está montado sobre un caballo salvaje que, si no logra domar, fácil que pudiera derrumbarlo, en tanto tiene a su frente a los tres “palafreneros” que lo vigilan: Hipólito, Danilo y Leonel y el “ganado de sangre” que a estos los acompaña.

Teniendo lo anterior bien presente, de nuestra parte solo decimos, que nos llama poderosamente la atención, que, de buenas a primeras, contra Abinader se está despertando un sinuoso como peligroso ambiente contestatario generado por “cuidadosos” sectores mediáticos “tradicionales de avanzada” y de lo que parece que no ha caído en cuenta. (DAG)