lunes, junio 17, 2024
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Dos espinitas y una controversia ¿y el gobierno como policía de los medios y periodistas?

¿Qué sentido tiene, que ya terminó el proceso electoral que concluyó el jueves con el último boletín de la Junta Central Electoral y como por encanto se presenta voces en los medios de comunicación y de información de masas, instigando para que la mayor cantidad de personas y políticos se lancen a una alocada como desenfrenada nueva carrera electoral de cuatro años, que de entrada afectará sensiblemente la vida normal de esta nación?

No se entiende semejante y anormal empeño, salvo que, desde ahora, la clase mediática, la gran gananciosa en miles de millones de pesos del erario público en materia de publicidad oficial, quiera obligar a todos los ciudadanos a que se sea partícipe de una nueva carrera electoral antes de tiempo y que es una pretensión infame que la JCE debe prohibir a lo inmediato.

Ningún país aguanta desviar sus fuerzas productivas hacia una constante de campaña electoral a destiempo y única y exclusivamente porque los medios de comunicación le agarraron gusto  a saber manipular a ciudadanos y políticos y con el pernicioso interés de ganar miles de millones de pesos dirigidos a la productividad nacional y desde ahora iniciar un desgraciado proceso anormal de selección de candidatos de cara a los comicios del 2028 y con el único interés de esa prensa mercancía, de disponer con tiempo de la selección de candidaturas a cargos legislativos y municipales que a esos medios les afiancen sus presiones y manipulaciones para empujar a determinadas opciones de candidaturas presidenciales.

Lo que debe advertirse y porque el terrible desvío de recursos públicos que se pretende sería la oculta normativa de afectar el presupuesto nacional en los cuatro años del nuevo cuatrienio 2024-2028 que se iniciará el 16 de agosto, al tiempo de imponerle al nuevo gobierno, un nuevo mecanismo chantajista de presión a gran escala y de mayor derrotero del que se ha vivido desde el 2020 hasta la fecha.

Ahora se tiene el agravante, de que todo este largo proceso comicial  y hablando conservadoramente, distrajo más de tres mil millones de pesos que han generado a su vez, no solo que determinadas empresas periodísticas tengan una gran liquidez y sus dueños se exhiban como nuevos millonarios y los barones mediáticos hubiesen triplicado sus fortunas, sino que un promedio de mil periodistas de clase media y como bocinas del poder, han pasado en cuatro años, de gente en vías de ser adinerada, a millonarios y como nunca lo supusieron, que voceando y mintiendo podrían lograrlo en menos de lo que canta un gallo y lo más desagradable, sin que la mayoría hubiese pagados los impuestos de lugar por incremento de sus patrimonios.

Creemos, que así como los mass media ponen el grito en el cielo cada vez que uno de ellos solicita una información a la administración y allí se la barajan, de igual forma y manera, los ciudadanos debemos de exigirle al ministerio público central y en particular a los fiscales anti corrupción, que abran expedientes a todos esos medios y periodistas enriquecidos gracias a la propaganda y la publicidad oficial y electoral y si es que los contribuyentes quisiéramos evitarnos otra terrible sangría en el pago de nuestros impuestos y para que una minoría mediática, desesperada por ser parte de la mediana burguesía, se invente lo de otra campaña electoral a destiempo.

Ante esta situación, lo primero que hay que advertir, es que todos los políticos que han ganado posiciones electivas en el Congreso como en los municipios y sin duda, en cargos administrativos dentro del Poder Ejecutivo, que lo único que se espera de ellos es que le cumplan a la República y cada uno teniendo una buena labor y para que en el 2023 les haga merecedores de que la ciudadanía pudiera tomarles en cuenta como candidatos por nueva vez y no ahora.

La segunda espinita tiene que ver, con los dirigentes periodísticos en los medios escritos y en la radio y la televisión, quienes a jura de Dios, quieren ya mismo que el reelecto presidente Abinader, se ocupe de ser algo así como su policía privado, que esté a la orden para desatar una represión pública contra todo aquel ciudadano que por una u otra razón entiende que el gobierno no debe permitir que ciudadanos disgustados con el comportamiento poco profesional de medios y periodistas, se manifiesten públicamente por medio de piquetes y manifestaciones públicas, de rechazo a su manera tan poco profesional de ejercer el dominio del ejercicio de la libertad de prensa.

Recién el periódico del grupo Rainieri, Diario Libre, ha puesto el grito en el cielo porque un grupo de ciudadanos que se dicen “patriotas” y quienes están equivocados de medio a medio, entienden que deben hacer ver su oposición contra lo que llaman una supuesta manera torcida de comunicar y que a juicio de esos ciudadanos, supuestamente afecta “los intereses patrios”.

De entrada, esos ciudadanos tienen derecho a hacer su piquete, ese medio a escucharlos y atender sus reclamos y al tiempo de hacer lo correcto de llamarlos a una especie de sala de lectura en la que los dueños del matutino y sus directivos, escuchen de viva voz los argumentos de los que protestan y en una especie de rueda de prensa pública y de discusión abierta.

Nunca deberá aceptarse el escándalo que DL a montado pretendiendo que otros organismos de prensa y nacionales y extranjeros, expresen públicamente su rechazo e instigando para que el gobierno calle a los que protesten y lo que jamás, en una sociedad supuestamente democrática como lo es la dominicana pudiera hacerse.

Ocurre, que si hay un aspecto que caracteriza a esos medios y periodistas, es su horrible ejercicio de intolerancia y el que imponen via la autocensura hasta contra sus propios reporteros y cometiendo la poca vergüenza, de decidir imponer el ostracismo a periodistas o ciudadanos que en algún momento hubiesen discrepado de sus políticas autoritarias y lo que es uno de los atentados más groseros contra los derechos humanos de todos esos afectados.

Entendiendo pues, que la concentración de medios en pocas manos, lo que sus periódicos escritos y sus estaciones de radio y televisión y en las redes sociales y su asociación de medios, así como en el colegio de periodistas, lo que se quiere, es que el Gobierno se convierta en su perro de presa contra quienes les critican, que advirtamos al presidente Abinader, que él prometió gobernar para toda la República y su ciudadanía y sin afectar el derecho inalienable del ejercicio de la libertad de disidencia y también del derecho a la libre expresión del pensamiento, la libre información y la libertad de palabra y la misma libertad de prensa de todos los ciudadanos respetuosos de nuestro estado de derecho.

Debe entenderse, que los medios y periodistas que han salido “en solidaridad” a favor del matutino de la familia Rainieri, parecería que quieren consolidar la tremenda bonanza económica y financiera hija de la publicidad y propaganda oficiales volcadas en las pasadas elecciones y para darle creación a la posibilidad de pretender, que el gobierno apadrine una especie de cartel mafioso mediático, que ahora enfrente a las opiniones disidentes, pero que mañana pudiera aumentar su presión enfrentando al mismo gobierno. Solo advertimos y por eso que hablamos de dos espinitas y una controversia. Con Dios. (DAG) 25.05.2024

 

 

 

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