Por razones geopolíticas fundamentalmente, un país como República Dominicana, que se encuentra a menos de tres horas en avión del territorio estadounidense y que ha sido invadida “ por nuestro primer socio comercial” dos veces en el pasado siglo y ahora experimentando una agresión continua de su soberanía con la entrada atropellante de más de medio millón de estadounidenses de origen dominicano y en donde leyes y autoridades responden como vasallos obligados, de una potencia extranjera a la que no se le puede quitar su “aura” interventora cuantas veces le plazca, es difícil que realmente pudiera comportarse todo lo independiente y soberana que su gente quisiera.
Consecuentemente, lo que se observa, es que de una u otra manera, el llamado Tío San tiene un peso específico en la vida dominicana y al grado, de que pocos presidentes de esta nación en algún momento han podido sustraerse a su peso de influencia, que al mismo tiempo es de absoluta coacción y ahora utilizando de ariete manipulador a los acomplejados obreros estadounidenses de origen dominicano, que sueñan con que esta nación pase a ser dominio absoluto estadounidense.
Si lo anterior se entiende, se comprenderá por qué esta nación, independiente y soberana en la forma, en el fondo, es tratada y peor se comporta, como si fuera un protectorado de Washington y tanto, que su espacio aéreo como aguas jurisdiccionales, EEUU nunca los ha reconocido y por eso, de que con el pretexto de “perseguir al narcotráfico”, efectivos, equipos y navíos del Comando Sur como de la guardia costera tienen vía libre en el territorio nacional y sus aguas territoriales, al tiempo que la sección internacional del FBI se le entiende con determinada jurisdicción, en tanto la CIA y todos los organismos de inteligencia dependientes de la agencia nacional de seguridad estadounidense así como sus instituciones militares, se comportan con absoluta libertad e imposición de dominio y frente a un país al que tratan como vasallo.
Es tan riguroso esta realidad, que Washington nunca ha ocultado sus formas nada decentes de como intervenir en los asuntos dominicanos y peor, con una estación local de la CIA, la que increíblemente le asiste «el derecho» a reclutar conspiradores o enemigos potenciales de cualquier gobierno dominicano y conspirar abiertamente hasta propiciar el asesinato de la autoridad principal de este país y como ocurriera el 30 de mayo de 1961 con la conjura que dio como resultado la muerte del del expresidente y hombre fuerte, Rafael Leónidas Trujillo (el jefe) mediante combate desigual y a tiros en una carretera cercana a la capital dominicana.
Todos los enterados de las interioridades de la vida política nacional, sabían, que con la llegada del supuesto guerrillero Fidel Castro y asumiendo el poder en Cuba desde el 01 de enero de 1959, sectores “liberales” en Washington, entendían que había que hacer desaparecer al gobernante dominicano y como una manera de compensación política en aquellos tiempos de ideologías políticas al acecho y en un Caribe Central que determinados estadounidenses interpretaban “que no era correcto” que con la llegada de Castro, Trujillo se mantuviera en el poder.
No fue nada extraño entonces, que se comenzara a elucubrar con la probabilidad de Trujillo y que se acentuó, cuando quince días antes de su muerte, un periodista estadounidense del Times de Nueva York y junto a otros, le visitó en la Hacienda Fundación y después de una serie de preguntas introductorias, le tiro a boca de jarro, la razón del por qué estaba allí.
“Generalísimo -le dijo-ha contemplado usted retirarse del poder y dejar un sucesor?” y la respuesta fue rápida como ráfaga de ametralladora: “Sabrán que me he retirado cuando sepan que estoy muerto” … y el 30 de mayo de 1961 el trágico hecho sucedió.
Y ahora, cuando desde el pasado martes la administración Trump, ordenó a los Archivos Nacionales, revelar toda la documentación relativa al asesinato del presidente John Kennedy, se comprobó, que efectivamente desde Dulles como secretario de Estado en el gobierno de Dwight David «Ike» Eisenhower (1953-1961) y a la CIA, se le había ordenado que preparara el asesinato de Trujillo y aún más, que según la documentación revelada, el mismo presidente Kennedy que sucedió en el mando al presidente militar, había tratado de impedir su muerte violenta.
Lo que, de golpe, también nos trae a la realidad dominicana, que la CIA fraguó el magnicidio y al reclutar a un grupo de “patriotas”, en realidad, traidores dominicanos muy cercanos a Trujillo, quienes “por razones patrióticas” asumían que debían “sacrificarse” a favor del pueblo dominicano.
Sin duda, que eran un grupo de traidores, pero desde mucho antes y comenzando con los efectos del asesinato de las hermanas Mirabal y un amigo y miembro del movimiento 14 de junio, que se brindó para conducirle el vehículo como chofer, Rufino de la Cruz y a quien la historia como la misma familia Mirabal, habían relegado al anonimato más vil y por entenderle, que no era del “nivel social” de las occisas.
Fue por eso y que, para entender la muerte de Trujillo, es que hay que conocer el porqué del cruel asesinato de las Mirabal y De la Cruz, el 25 de noviembre de 1960 y que quien escribe y este medio, reveló y de acuerdo con nuestros archivos, veinte años atrás y sin que ninguno de los “héroes antitrujillistas” se hubiesen atrevido a replicarnos.
Simplemente, el teniente general José René Román Fernández (Pupo) casado con una hermana de Trujillo y al mismo tiempo ministro militar, quien desde hacía unos meses estaba siendo “sondeado” por el comerciante Luis Amiama Tío, comerciante del transporte de pasajeros y carga, La Cigüeña era el nombre de su negocio, y quien a su vez, era un operativo de la estación local de la CIA y con el predicamento, de que había que efectuar un crimen que horrorizara por su brutalidad a la población y para que esta no hiciera nada a favor del régimen de Trujillo posterior a su muerte y dado que la invasión guerrillera-castrista del 1959 no provocó el derrocamiento del régimen y como la CIA y sus sicarios esperaban.
Fueron sicarios militares y civiles quienes llevaron a efecto el terrible hecho: Muertes a palos y tiradas por un barranco en la carretera donde habían sido detenidas y que, al esparcirse como rumor por toda la geografía nacional, provocó un rencor silente entre la población.
Su impacto fue tal, que de buena fuente conocemos, que dos días después del hecho y almorzando Trujillo en su residencia junto a su esposa Doña María y su hija Angelita, les hizo saber a estas que ese crimen él no lo había ordenado, “yo no mato mujeres”, dijo con vehemencia y añadió premonitoriamente: “pero estoy seguro de que provocará la caída de mi régimen”. Dicho y hecho.
Tenemos entonces, que la estación local de la CIA, entiéndase, el gobierno estadounidense, cuyo presidente Kennedy (1961-1963) no entendía factible la muerte violenta del generalísimo, fue la responsable directa del crimen …. Y que se revela ahora en la desclasificación de los archivos sobre el asesinato de Kennedy. Más «una que otra cosa nueva» que traerá consigo la nueva embajadora estadounidense extremadamente allegada a la CIA, Leah Francis Campos.
Esos fracasos generaron paralelamente otra tentativa sediciosa, iniciada por el millonario Gianni Vicini y empleados ejecutivos suyos de la alta burguesía y que se comprueba, con solo leer el panegírico que pronunciara Ramón Troncoso ante el cadáver de Vicini y que publicó el Diario Libre en su edición del 13 de mayo de 2015 y hoy volveremos a publicar en la sección firmas de este medio digital.. porelojodelacerradura.com.do
A causa del magnicidio, a los dominicanos de aquel tiempo, unos 2.5 millones de habitantes y menos de 100 mil viviendo en EEUU y mucho menos de cinco mil en Europa, se les hizo creer que los conjurados traidores lo hicieron por amor patrio, cuando en realidad, actuaron como agentes de un gobierno extranjero y con el solo propósito de enriquecerse.
Analizándolo en perspectiva, es evidente que aquí se distorsionó el hecho, se recreó una fábula que quiso ser historia y de golpe, un grupo de familias que desde principios de la Era de Trujillo eran parte del régimen y uno que otro de los conjurados, asesinos con cementerios propios, cuyos parientes y para eludir responsabilidades, decían que eran “muertos de Trujillo”, tomaron la cosa pública por asalto y con el pretexto de que “Trujillo le había robado la riqueza al pueblo dominicano” y gracias a los apoyos de los gobiernos del Consejo de Estado como del Triunvirato, saquearon la riqueza nacional y ocasionando una pérdida contable de más de 500 millones de dólares y agravado por el Consejo de Estado al emitir un decreto-ley (no había Congreso Nacional) que creó la secretaría de recuperación de los bienes públicos, que se encargó de darle formato legal y con un texto mecanografiado por los jóvenes burócratas, Víctor Gómez Bergés y Euclides Gutiérrez Félix.
El saqueo fue tal y exitoso, gracias a la complicidad de la prensa de la época, la mayoría, compuesta por trujillistas desesperados por declararse dizque “víctimas de la tiranía”, que todavía hoy, los 8.5 millones de dominicanos que nacieron luego del 30 de mayo de 1961, desconocen la realidad e interioridades de aquellos acontecimientos.
Teniendo todos estos hechos que relatamos y sus circunstancias muy presentes y sabiéndose, que como nunca este país es casi un protectorado de EEUU e impulsado, más por los casi 2 millones de estadounidenses de origen dominicano que viven en su país y en este, que entonces especifiquemos, el por qué describimos a EEUU y su punto de cloaca como potencia imperial: Asesinatos de jefes de Estado e invasiones atropellantes contra terceros países. Con Dios. (DAG) 20.03.2025